Helado

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ADVERTENCIAS:
-Omegaverse.
-Agustín (Omega) y Marcos (Alfa).
-Embarazo.



Agustín se encontraba en su cama girando de un lado a otro con una sensación de incómodidad.

¿Por qué? Porque desde que había quedado embarazado no había sentido antojos hasta ese momento.

Observando el reloj que se encontraba en la mesa a un lado, este marcaba que eran las tres de la madrugada, bufando fastidioso logró levantarse mientras su mano recorría su pequeña barriga que empezaba a notarse.

Camino en completo silencio hasta lograr alcanzar el asa de la puerta, salió cerrando esta, conteniendo la respiración. No queriendo levantar a su alfa, el cual ya estiraba su mano, para acercar a su omega.
Al oji-azul se le escapo una pequeña sonrisa ante la acción.

Bajando la escalera lo más cuidadoso que pudo, se dirigió hacia la cocina, cuando llegó solo busco una cuchara y el helado de menta con chocolate que tanto ansiaba. Parecía un niño pequeño, haciendo una travesura, mientras un gemido de satisfacción se escapaba al sentir el helado contra su lengua.

-¿Qué haces aquí, omega?

El ojiazul se sobresalto de su asiento al escuchar esa voz más suave enronquecida por el sueño, esto ocasiono que el helado en la cuchara se resbalara, cayendo sobre uno de sus muslos haciéndolo temblar por el frío contacto.

-Tenía ganas de comer helado. - Responde mientras su rostro se teñía de un hermoso escarlata, la vergüenza haciendo acto de presencia.

El alfa solo pudo sonreír, llevando sus manos hacia el cabello ajeno, acomodándolo ante la atenta mirada de su omega.
Se acerco dándole un casto beso, siendo bien recibido.

-Me puedes alcanzar una servilleta. - dice el omega al observar el helado derritiéndose sobre su piel color caramelo.

El omega levanto la vista, el alfa no mostraba señal de querer moverse, este solo veía el helado relamiéndose los labios. Agustín pudo ver como la mirada de Marcos se volvía oscura y su olor se volvía más intenso, ocasionando que él se agite al saber lo que significaba eso.

El castaño se arrodillo quedando a la altura de los gruesos y suaves muslos, lamiendo el dulce sabor, sintiendo como el olor del peli-negro se volvía cada vez más fuerte. Levanto la vista gruñendo, el omega mordía su labio inferior mientras su respiración se agitaba, el alfa solo siguió lamiendo hasta que no quedo rastro del helado.

-¿Quién necesita servilletas? - dijo mostrando una sonrisa traviesa.

Marcos subió a los labios de su omega los cuales se encontraban hinchados al ser mordidos. El beso se torno cada vez más apasionado, el alfa empezó a introducir sus manos por debajo de la camiseta, la cual le pertenecía, pero sin dudas quedaba mucho mejor en el cuerpo ajeno.

El omega gemía ante las caricias, sintió como el alfa quería deshacerse de la remera, así que levanto los brazos, logrando que se la sacase. El castaño le sonrió agarrando la cuchara y un poco de helado, lo esparció sobre su pecho y pezones, el ojiazul se estremecía al sentir el frío.

El alfa acerco su boca al pezón derecho cubierto, lamió la mezcla dulce del helado y la piel, era lo mejor que había probado. Succionó suavemente oyendo los gemidos de su pequeño, cada momento lo hacia más fuerte, su mano se dirigió a los ajustados bóxers que usaba su omega.

Los movió hacia un costado liberando la erección, sus dedos se frotaron sobre la caliente piel, pero siguió su recorrido hacia su entrada sintiendo el abundante lubricante. El omega solo pudo gemir agudamente, el alfa se volvió arrodillar, abriendo las piernas de Agus dejándolas apoyadas sobre sus hombros.

Este dio una lamida probando el lubricante, sin poder contenerse introdujo su lengua, él quería más de ese sabor. Después de un
tiempo volvió a subir a la hombría de su pequeño, su vista se desvío un segundo, otra vez agarro la cuchara y embadurnó la erección con helado. El omega gimoteo ante esto, Marcos engulló todo el pene del más pequeño, el frío y el calor de la boca ajena ocasionó que Agustín se estremeciera repetidas veces; el alfa empezó a subir y bajar sobre el pene hasta que pudo sentir como este se contraía y con un gemido final, se corrió.

El omega trataba de apaciguar su respiración, dirigiendo su mirada hacia abajo y ahí se encontraba el castaño lamiendo su semen.
El peli-negro sujeto el rebelde cabello del peli-castaño para acercarlo a su boca, su otra mano se dirigía al bóxer negro, acaricio sobre este la erección sintiéndolo húmedo donde se encontraba la cabeza; al alfa se le escapo un gruñido.

El omega acariciaba con ambas manos la hombría de su alfa que era gigante, lo quería en su interior, sin pensarlo con brusquedad se deshizo de la prenda, después lo dirigió a su entrada y se auto penetro. En ese momento solo se escucharon gruñido y jadeos por el desgarradora placer.

Marcos sabia que el interior de Agustín era su hogar, se sentía húmedo y estrecho, el alfa observaba al omega el cual comenzaba a suplicar para que se moviera.

-Alfa muevete, por favor, te necesito. - Solo hizo falta eso para que Marcos embistiera con fuerza, una y otra vez, miro a su bebé; el cuál se encontraba arruinado con sus ojos
fuertemente cerrado, su rulos totalmente pegados a su rostro, los labios rosados que mordía fuertemente, su vista se detuvo en su cuello donde estaba su mordida.

Esa mordida que le decía al mundo que ese omega le pertenecía.

Cada vez se movía más fuerte, sin llegar a lastimarlo, después de todo el tenia que protegerlo. Llevo una de sus manos a la nueva erección del omega, agarrándola en un puño, moviéndola al ritmo de sus embestidas.

Agustín se corrió, mientras gemía fuertemente el nombre de Marcos, tensando su interior ocasionando que el alfa llegara al clímax.

El castaño llevo sin poder evitar sus colmillos al cuello ajeno mordiendo nuevamente escuchando el suave gemido de su pareja, separándose del omega, observo como este sonreía mientras sus ojos se cerraban.

Las respiraciones junto a los latidos de sus agitados corazones se iban calmando.

-Pequeño, es mejor que vayamos a dormir, es tarde y necesitas descansar. - Decía mientras su manos acariciaban el vientre hinchado, sonriendo con dulzura al imaginar a su bebé.

-Llevame.- Susurro Agustín aferrando sus brazos al cuello, y sus piernas enroscándose en la cintura del otro.

El alfa solo sonrió, su omega se estaba volviendo un perezoso, pero nada lo hacia más feliz que este lo necesitará.

Después de todo era un alfa el cual nació para complacer a su pequeño y tierno omega.




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Espero que les guste y lo disfruten.

Si ven un error haganmelo saber.

Y sí quieren una idea, comentenla, yo trataré de escribirla.👀

Ahora festejo porque sigue Valen❤️

One Shot's Margus +18 Where stories live. Discover now