꧁𝐔𝐧 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐀𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫꧂|𝒜𝓋𝒶𝓉𝒶𝓇

༆𝐀𝐯𝐚𝐭𝐚𝐫: ll

-No lo sabemos, mi hermana espritual lo encontró. Probablemente, se duerma aquí esta noche -ante lo dicho las orejas de Aonung se movieron con interes.

-¿Dormirá con nosotros? -Aonung no estaba muy contento con esta idea. El niño era un completo extraño, aunque había algo en el que despertaba su instinto protector de hermano mayor.

-Sí Aonung, dónde más se quedaría. Pueden dormir con nosotros mientras él duerme en su colcha -esta vez hablo Tonowari un poco divertido por el ceño leve mente fruncido en la frente de su hijo, notando que haciendo eso se parecía aún más a su madre.

-Parece ser un poco más chico que nosotros -Tsireya se acercó un poco más al chico mientras tenía una mirada curiosa.

-Tal vez lo sea, ven no lo despiertes -Ronal le hizo un gesto a su dulce hija para que se sentara aún lado de ella.

El pequeño niño no despertó en todo el día sino hasta la mañana siguiente justo después de que el Olo'eyktan enviara a algunos guerreros a preguntar por el niño en el clan Ta'unui.

El niño se incorporó en la pequeña colcha mientras miraba a su alrededor. Una niña que parecía un poco más grande que él se acercó para darle una sonrisa.

-¡Ya despertaste! Espera le diré a mamá -salió corriendo del marui dejando al niño solo.

Este empezó a revisar su cuerpo que por alguna extraña razón lo sentía raro, pero no sabía por qué. Su cuerpo era de un azul turquesa, su cabello era lacio y le llegaba hasta los hombros, tenía una cola un poco gruesa que se movía lentamente.

Eso no le importaba mucho, en este momento lo que él quería era agua y comida, por alguna extraña razón tenía mucha hambre.

Una mujer na'vi muy hermosa entro al marui algo apresurada para ver al niño aún sentado.

-Realmente despertaste, ¿cómo te sientes? -ella se acercó a él para posar una de sus grandes manos en la frente del pequeño checando si la leve calentura que le dio anoche bajo.

Al pequeño no pareció importarle que la mujer lo toqueteara para checarlo, al contrario, sintió que un calor abrazador crecía en su vientre.

-Bien -respondió el niño un poco dudoso.

-Debes tener sed, toma un poco de agua- la mujer le acerco un cuenco a la boca empezando así a beber toda el agua.

-Vaya, sí que tenías sed, ¿cómo te llamas? -pregunto la niña que estaba sentada al lado de su madre.

El niño se quedó totalmente en blanco por la pregunta, él no lo recordaba, no recordaba su nombre, o su edad, sus padres, no recordaba nada.

-Yo no lo sé -respondió con una voz temblorosa para inmediatamente romper en llano.

Tanto la madre como la hija se sorprendieron por esto. Ronal inmediatamente coloco al niño en su regazo, envolviéndolo en un abrazo mientras trataba de calmarlo.

¿Él no sabía como se llama? Eso era un problema.

-Tsireya, ve busca a tu padre y dile que venga.

Ante lo dicho la niña que había estado viendo con una mirada triste como el niño en los brazos de su madre lloraba, asintió para salir a buscar a su papá.