Atisbo azul

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Para Astrid, Pandora era como un sueño, no importaba que la luna fuera un lugar sumamente hostil hacia sus visitantes humanos. Aun así, resentía el haber sido forzada a realizar el viaje luego que su padre fuera reclutado. Tenía quince, era la persona más joven en la base por varios años y la sensación de aislamiento la estuvo carcomiendo por semanas hasta que Grace Agustine decidió aprovechar su presencia.

La mujer llevaba poco más de un año dirigiendo una escuela y consideró que el poder interactuar con un ser humano de una edad similar sería una experiencia interesante para sus pupilos Na'vi. Las visitas no eran parte integral de los estudios que impartía la científica, pero servía para satisfacer la latente curiosidad de los jóvenes Na'vi por la especie visitante. Sin un Avatar debía presentarse tal y como era, un ser humano.

Pese a ciertos tropiezos de comunicación por el incipiente vocabulario de ambas partes, Astrid fue capaz de cultivar amistad con varios de los estudiantes Na'vi. No obstante, un individuo en especial parecía estar empecinado en guardar su distancia, a pesar de que su prometida estaba encantada con la nueva inclusión a la escuela.

―Un tawtute no entiende.

Las palabras salieron de la boca de Tsu'tey de forma cortante, provocando que Astrid retrocediera un par de pasos, cuestionándose el haberle pedido ayuda a él especialmente.

El joven cazador dejó escapar un gruñido al percatarse que debido a su tamaño no le era difícil ser percibido más agresivo de lo que deseaba mostrarse. Se alejó sin decir nada más y se adentró entre los árboles cercanos a la escuela para seguir a un syaksyuk herido.

Astrid no comprendía cuál era el problema de Tsu'tey. El prolemuris había logrado entrar a un pequeño almacén al lado de la escuela, lastimándose de forma aparatosa en el proceso, sólo le pidió que lo capturara para tratar de ver si podía llevarlo con alguien para que lo atendiera. Sin embargo, el Na'vi rechazó la idea de inmediato, despotricando cómo las personas del cielo traían peligro y no se responsabilizaban por las consecuencias de su presencia.

La joven pensó en olvidar el evento, pero sabía que la pequeña criatura parecida a un mono terrestre no conseguiría regresar con su grupo familiar con las heridas que había sufrido. Tsu'tey estaba yendo detrás, pero comprendía que el cazador no pensaba cuidarlo hasta que recuperara la salud.

Abandonar la seguridad del perímetro de la escuela sin avisar era una irresponsabilidad mayúscula, pero si no se alejaba demasiado nadie tenía que enterarse. Los bosques en Pandora eran exuberantes, rebosantes de vegetación, tanto que alejarse unos cuantos metros podía desorientar a cualquiera.

Astrid aseguró bien su máscara de oxígeno y se atrevió a internarse en el follaje, llevaba un localizador, mientras nada tratara de comérsela podría regresar sin problemas.

Pasaron varios minutos hasta que logró escuchar un quejido entre las ramas bajas de unos árboles. Pensó de forma inocente que había conseguido encontrar al pequeño primate antes que Tsu'tey, pero no pudo siquiera decidir dar un paso antes de ver como una figura azul emergió desde otro árbol, lanzándose a velocidad para atrapar al animal.

Sabía cómo se veían los Na'vi, incluso podía decir que estaba acostumbrada a ellos, pero era la primera vez que veía a uno moverse con todo su potencial. Quedó cautivada con la elegancia que las largas extremidades le dieron al salto y la fuerza que podía distinguirse en la forma en que los músculos se marcaban.

En un instante el cazador había caído sobre la presa y con un movimiento fluido de su cuchillo terminó con la vida del animal.

Astrid trató de cubrirse la boca para no gritar de la impresión, pero lo único que consiguió fue golpear su máscara y verse obligada a acomodarla a toda prisa. Cuando levantó la mirada notó que Tsu'tey estaba recitando algunas palabras al pie del prolemuris y nuevamente sus ojos se enfocaron con intensidad sobre el cazador.

Hasta ese momento no lo había considerado, pero Tsu'tey era extrañamente atractivo, al menos más que el resto de los Na'vi que conocía. No creía que se tratara sólo del físico envidiable o de las facciones marcadas de su rostro, la forma en la que se movía le daba un aire elegante que encajaba perfecto con su piel azul salpicada por los puntos bioluminiscentes.

Negó con fuerza para callar esos pensamientos y maldijo a su padre por alejarla de la gente de su edad, se encontraba tan sola que estaba comenzando a sentirse atraída por un joven de otra especie y que para colmo estaba comprometido.

―¿Golpeaste tu cara? ―preguntó Tsu'tey poniéndose de pie, por un momento dejando ver sus colmillos antes de suprimir una sonrisa burlona.

―Máscara ―corrigió ella señalando el objeto―. Mi cara está debajo ―agregó, desviando la mirada a la vez que sentía cómo su rostro se calentaba.

―Estás cambiando de color ―dijo él, acercándose visiblemente interesado.

―A veces el calor hace que mi piel se ponga más roja ―explicó a toda prisa, aunque no tenía idea si le había entendido.

Sa'nok va a enojarse si algo te pasa. ―Tsu'tey cambió de tema en un instante y comenzó a caminar de regreso a la escuela.

Astrid solo asintió y comenzó a seguir al Na'vi, aliviada. Tsu'tey tenía la mala costumbre de contenerse bastante rápido cuando se le escapaba algo de curiosidad por los humanos. Normalmente le parecía irritante, pero en ese momento sólo podía agradecer que no decidiera acercársele más.

Notas: Esto es una escena suelta que tenía en la cabeza para el que sería el fic largo que quien sabe si algún día vea la luz. Inicialmente pensaba subir otra escena, pero está se hizo más sencilla de escribir sin tener todo el contexto ya publicado.

Atisbo azulWo Geschichten leben. Entdecke jetzt