Era un simple puñado de aire lleno de amor, tranquilidad y paz.
Un día a comienzos de un año nuevo, luego de tener su primera siesta, despierta en forma humana. Pero no en cualquier forma y mucho menos en cualquier piel.
|Hetero
|Historia 1000% mía...
Puse el código desbloqueando la puerta y tiré un grito de susto cuando al abrirla un poquito Hoseok sacó la cabeza con rapidez.
— ¡Joder, no hagas eso! —se rió, llevó las manos a su boca, y se volvió a reír mientras yo abría la puerta del todo mirándole mal.
— Perdón, no sé por qué me estoy riendo. —pronunció entre risas atragantadas.
— Ya. Ayúdame, toma esas bolsas y tráelas. —le dije mientras agarraba un par y pasaba dentro.
Él tomó las otras y volvió detrás de mi hasta dejarlas en el medio y sentarse en el piso junto a estas, la puerta se cerró.
— ¿Trajiste más de lo de anoche? —sonrió expectante. Rodé los ojos.
— No Hoseok, no traje más helado, fui a comprarte ropa porque la poca que tengo de hombre no te va a servir para siempre y no te puedes poner ropa de mujer.
— ¿Por qué no? —giró su rostro como siempre hacía cuando no entendía algo.
— ¿No es obvio? Porque no te sirve. Encima socialmente no está bien visto.
— Pero si de igual manera no voy a salir nunca de aquí. —alzó los hombros. Yo me detuve dejando las bolsas de la compra de lado y mirándole—. Ayer dijiste que nunca debía de salir.
— No te lo dije literalmente, lo dije por lo que te había pasado, encima en todo este tiempo y mientras lleves la cara así no puedes salir, van a pensar que esos golpes te los hice yo con lo cotilla que es la gente, no quiero ni imaginármelo. Nadie entendería lo que me explicaste, y mira que ni yo todavía comprendo, aún lo estoy procesando.
— Entiendo.
Guarde lo comestible que había comprado en su lugar antes de girarme hacia él y las bolsas con la ropa que le compré dentro. Tomé asiento en la cama.
— Puedes ver las prendas. —se quedó viéndome sin comprender lo que le acababa de decir. Es como ver un perrito que no comprende la mínima cosa que le dices a primeras—. Que abras y veas lo que te compré. —inmediatamente lo comenzó a hacer con un poco de emoción.
Me fijé en la ventana abierta, como se había mantenido desde que él estaba aquí.
— No puedes abrir tanto la ventana Hoseok, nos vas a resfriar, si te da calor mejor enciende el aire acondicionado. —me estiré para cerrarla y luego tomar el control en manos tratando de encenderlo cuando él habló.
— Me gusta ver el cielo, me da paz. —tomó dos pantalones y los vio por todos lados, metiendo las manos en los bolsillos y demás cosas que una persona normal no haría al ver un pantalón—. Y recuerdo lo que dijiste de tus facturas en navidad.
Me congelé en mi lugar. Me había embriagado en navidad y me dije muchas cosas a mí misma mientras lloraba. Mi piel se erizó, es como si estuviese hablando conmigo misma ¿será que es producto de mi imaginación? No, eso no puede ser, el guardia lo vio en las cámaras y está grabado, definitivamente esa no es una opción.
— Hoseok, vi las cámaras de seguirdad del edificio. —detuvo lo que estaba haciendo para verme, estaba de lo más calmado—. Vi que te fuiste al medio día luego de que te dejase fuera del apartamento ayer ¿a dónde fuiste?
— No lo sé. No recuerdo. Solo sé que mientras me golpeaban gritaban que lo estaba haciendo mal ni bien había comenzado y que no estaba aquí para cometer errores. —mordí mi labio inferior mientras pensaba, le vi irse y volver por cuenta propia. Pensé que en todo caso se lo estaba inventando pero queda descartado cuando ni las cámaras lo grabaron entrar y ni hay prueba de que haya alguna vez estado cerca mío como para saber todo lo que ha dicho sobre mi persona, mucho menos creo que ni estando ebria le hubiese contado todos mis pesares con detalles y colores como él los conocía—. Oh. —exclamó poniéndose de pie para hincarse en la cama abrir la ventana nuevamente, batallando un poco en abrirla y sacándome una risa en el momento—. Salió el sol.
Y así me sentí por esos minutos, me sentía como si mi vida fuese apuntada por primera vez desde que me vine a esta ciudad con los rayos brillantes del sol. Me sentía bien, demasiado bien.
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