Al girar tanto el Sr. Chiva-aree como el joven Metawin observaron que la señora Opas y las hermanas tenían pañuelos secando sus ojos. Al parecer la felicidad y emoción era de todos en aquella habitación.

Lo que nadie vio, lo que pasó desapercibido, fue la agarrada de manos que Prim tenía con el joven Perawat, quienes producto de la emoción las habían entrelazado a modo de contención.

Lo que nadie vio, lo que pasó desapercibido, fue la agarrada de manos que Prim tenía con el joven Perawat, quienes producto de la emoción las habían entrelazado a modo de contención

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las felicitaciones no se hicieron esperar, los abrazos y buenos deseos para ambos hicieron que más de alguna lágrima fuera derramada.

Los días siguientes fueron ajetreados.

Entre el cambio del joven Metawin hasta la casa del Sr. Chiva-aree, la fábrica funcionando y la llegada de los señores Chiva-aree de su viaje de negocios para la junta de esa semana.

Los rumores siempre hacen lo suyo, sean ciertos o no, son capaces de crear un mundo de imaginación en el colectivo de la gente.

Esa tarde, cuando la fábrica ya hubiese cerrado los padres del Sr. Chiva-aree se presentaron sin anuncio previo en la casa de ambos jóvenes.

Mientras ambos disfrutaban de una copa de vino y preparaban la cena en la cocina bajo el calor de la estufa, la puerta sonó.

El joven Metawin se levantó para ir a abrir la puerta y así no interrumpir al cocinero que luchaba con las verduras habilidosamente.

Al abrir la puerta se encuentra con ambos señores, su mirada se fue a blanco.

- Buenas noches, lamentamos la intrusión y venir sin anunciarnos, pero es urgente hablar con nuestro hijo antes de la junta- dijo la señora Chiva-aree.

- Claro, pase a usted, los anunciaré – se hizo a un lado para guiarlos hasta la sala y se dirigió a la cocina.

El señor Chiva-aree cortaba verduras para preparar la sopa y guarniciones para el pollo que ya estaba cocinándose. Le encantaba esa hora del día, poder estar solos al fin en casa, ese hogar que ambos ahora compartían, beber una copa de vino y poder conversar sin ser molestados. Sintió la puerta de la cocina abrirse.

- ¿Quién era? – pregunta.

- Son... tus padres – dijo sin más.

- ¿Quiénes? – se le cayó el cuchillo sobre la mesa.

- Tus padres han venido, dicen que a hablar antes de la junta.

Tomando aire profundamente, el Sr. Chiva-aree se acercó hasta Metawin, con ambas manos sostuvo su mejilla acariciándolo.

- Il mio luce, no se preocupe, lo que sea que quieran, yo lo resolveré – soltó para calmar a su amado.

- Il mio Paradiso, ¿y si no son buenas noticias? ¿Por qué no anunciar su visita? – dijo contrariado.

- No sobre piense las cosas, le pido que abra una botella mientras voy a recibirlos – besó la frente del joven y se dirigió al salón.

La junta de ese mes se celebraba en pocos días, bien lo sabía el joven Chiva-aree que aún velaba por los papeles de las fábricas de sus padres sin descuidar la de él y su amado, pero esa visita inesperada no auguraba nada bueno y eso bien lo sabía.

Cuestión de orgulloWhere stories live. Discover now