— Esto está mal... Muy muy mal.

Fruncí el ceño.

— ¿ Quieres irte de mi reino y ser asesinada por los hombres de tu madre ?

Sus mejillas se sonrojaron y su mira se endureció.

Me di cuenta que nombrar a la madre de Hela hacía que su cuerpo se estremezca y una rabia profunda llenará sus iris. Hela giró levemente su barbilla hacia un costado dejándome ver sus cicatrices, las cuales rápidamente las tapó de nuevo con su cabello.

Mis dedos picaron y con enojó cerré mis manos en puños.

— Eso pensé — dije al ver que no contestaría mi pregunta — Te veré allí.

Hela tragó saliva y con los labios apretados dió un paso atrás para dejarme ir hasta mi trono. Dónde mi gente me esperaba ansiosamente.

                              ⛥ ⛥

Los guardias custodiaban el salón el cual estaba repleta de faes conversando libremente, pero el silencio fue reinado cuando las trompetas sonaron y las enormes puertas fueron abiertas dejando ver a la mujer más temida y hermosa del planeta.

Hela jamás bajó la mirada como los demás, ella en cambio avanzó con sus ojos puestos en los míos así como en la noche en la que me había traído las cabezas de los soldados de su madre. Con el paso firmé y el mentón en alto demostrando ser una digna reina para el trono de oro.

Su piel de porcelana resplandeció y un latigazo de electricidad recorrió todo mi cuerpo cuando llegó hasta las escaleras de mi trono y dejó caer una rodilla en el suelo y la otra la mantuvo a la altura de su torso.

Sus iris destilaron veneno y se oscurecieron instantáneamente cuando me recosté en mí trono.

Deleitándome por su completo odio por perder la dignidad para hacer esto, me tomé un tiempo disfrutando de ella allí, de rodillas ante mí.

» Le juro lealtad a usted, Rey....« — diló —

Le ordené a Hela a través de su mente.

Pestañeando varias veces y dejando de lado su orgullo repitió.

— Le juro lealtad a usted, Rey del invierno y de los Faes — musitó fuerte y claro, para que todos  la escucharán.

»  prometo serle fiel a usted, al reino que gobierna y a su gente  «

Una sonrisa diabólica apareció en el rostro de Hela y supe en ese instante que haría una estupidez.

— Prometo serle fiel a usted, al reino que gobierna y a la gente que merece mi respeto — ladeó la cabeza cuando le pregunté a través de mi magia  que mierda estaba diciendo — prometo ensuciar con sangre mis espadas, dagas y arcos en tu honor y nombre si es necesario a cambio de que usted me jure lo mismo. Prometo ser su mano derecha cuando necesite una y sobre todo, prometo no matarlo por su pasado y por los que estuvieron allí. Dejo de lado mi orgullo y le doy lo único que obtendrá de mí, Rey Ascian, mi honestidad y palabra.

La multitud esperó con los ojos abiertos mi respuesta tras su petición la cual no debería haberla hecho porqué claramente  esas no eran las palabras que nuestros ancestros usaron a la hora de hacer alianzas.

Los guardias expandieron sus alas y se enderezaron automáticamente cuando me levanté del trono y bajé hasta Hela.

Aún arrodillada, la observé desde abajo.

— De pie, por favor — la bruja se levantó como si el piso le quemará la rodilla. Enarcó una ceja.

» Maldita... — le susurré.

El Secreto De Las BrujasOnde histórias criam vida. Descubra agora