Wei Ying y Jiang Cheng se encontraban en la situación de representar a su secta en la competencia anual de Laling Jin, donde debían demostrar sus destrezas en las seis artes.
A pesar de que esta competencia era una tradición para evaluar el progres...
Wei Ying se emocionó al sentir aquel aroma tan exquisito, que conocía perfectamente, sonrió ampliamente a su hermana en agradecimiento. Ella también sonrió contenta, su hermano al fin estaba con ella, con su familia, esto la llenaba plenamente.
Lan Zhan se acercó suavemente a su amado y con sumo cuidado sostuvo las manos de este entre las suyas para después posar un casto beso en estas, aquella acción era muy vergonzosa, por lo que aquellas muestras de cariño se llevaban a la intimidad, los padres de ambos jóvenes se avergonzaron de presenciar aquel momento entre la pareja, por ello salieron de la habitación rápidamente, dejando así a los jóvenes.
Jiang Yanli también se avergonzó ante aquel suceso, debido a ello se acercó al jade y le alcanzó la bandeja con la sopa, el Lan recibió la bandeja con cuidado y agradeció, la Jiang solo asintió con una sonrisa, luego volteó la mirada hacia su hermano y con una cálida sonrisa acarició el cabello de este. Soltó una risita divertida al ver como este sonreía con los ojos cerrados mientras disfrutaba de aquella caricia, como si de un gatito se tratase.
La Jiang salió de la habitación dejando a la pareja dentro, confiando en que el jade cuidaría bien de su hermano y que no debía preocuparse tanto por su descuidado hermano, como antes lo hacía.
Ya estaba oscureciendo y en lo alto del cielo se podía apreciar a la bella y deslumbrante luna, la Jiang caminó un poco hacia los lagos de la secta, los cuales se encontraban solitarios, pues al momento en el que oscurecía ya nadie se acercaba hacia esa parte de la secta, así ella podía disfrutar de aquel paisaje y de la tranquilidad de sus aguas.
Se sentó en el muelle de aquel lago y con delicadeza quitó sus zapatos y medias, arremangó su vestido e introdujo sus pies en las frías, pero tranquilizadoras aguas, en ese instante sintió su cuerpo relajado y su mente despejada, muchas ideas estaban acaparando su día a día, cosas en las que quizá ya no debería pensar, pero por más que lo intentaba no podía olvidarse simplemente.
Pensaba en su hermano, en el joven maestro Jin, en su compromiso anulado, en su amor no correspondido, en las cosas que habían sucedido en tan poco tiempo.
Se preguntaba así misma si es que era tan difícil que alguien la amara, si acaso era tan despreciable para sentirse querida, también se preguntó por qué el Jin no pudo amarla a pesar de tanto tiempo, o si romper el compromiso con el heredero Jin fue lo más adecuado...
Luego de unos minutos de reflexión, concluyó que era hermosa e importante, lo suficientemente capaz para ser amada, sus hermanos le habían demostrado muchas veces que era muy valiosa y que no cualquiera podía tenerla, es por ello que sonrió hacia la luna y limpió sus mejillas las cuales se habían mojado debido a las lágrimas que había derramado de manera inconsciente.
Sintiéndose mejor se arregló y volvió al ala familiar para así poder cenar y luego descansar y así al fin dejar atrás a tan largo día.
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Al cabo de unos días el doncel estaba corriendo de aquí para allá, lo que significaba que ya estaba completamente recuperado. Madame Yu volvió a regañarlo como cuando era pequeño, pues corría de un lado para otro sin control. Y a pesar de que la secta Wen no había actuado aún, debían estar alertas, pues así evitarían algún ataque sorpresa. Afortunadamente, la gente de Yunmeng ya había sido evacuada, pues sería muy complicado, sacar a todas las personas en caso de ataque, ya que los discípulos estarían ocupados repeliendo a las fuerzas invasoras.
