Luego de todo el desastre que fue para Juan el enterarse que era hijo del Profeta, sus poderes lo llevaron a otra dimensión.
¿Cuál es el problema de esto? Que en su mundo dejó a otro Juan, uno que está ahí para sembrar el caos.
『 - Se shipean cubito...
Spreen rió ante ese comentario, pero su mirada aún cargaba lástima, por más que quisiera converserse de que no tenía la culpa de lo mal que habían salido las cosas con Juan Qubico no podía, se seguía sintiendo responsable cosa que Mayichi notó, por lo que optó por una línea con la que el híbrido podría identificarse mejor.
-A ver, supongamos que decides dejar de lado tu propio malestar y accedes a estar con el otro Juan, ¿serías feliz?, ¿no tendrías problemas fingiendo estar bien para que alguien más no esté mal?
-¿Qué decís?, suena re mal eso.
-Pues así de malo es. Spreen, tú no tienes la culpa de rechazarlo, eso es algo con lo que todos debemos aprender a vivir. ¡Mírame a mí! Yo le lloré un montón a Cris, pero seguí adelante; un mal de amores no lo va a matar.
Con las palabras de la castaña, Spreen consiguió calmar un poco la culpa que lo consumía. Le sonrió a su amiga y ambos compartieron un abrazo, puede que no lo pareciera, pero al argentino le gustaba ser cariñoso, algo que no todo el mundo podía ver por su fachada de mafioso peligroso; pero la española no iba a cuestionar aquello, solo iba a concentrarse en brindarle el apoyo a su amigo que necesitaba.
Pero toda la escena fue interrumpida cuando el cielo comenzó a oscurecerse y rayos y truenos lo inundaban.
Ambos chicos salieron corriendo de la oficina del híbrido, encontrándose con que todo el pueblo estaba a oscuras, y a medida que oscurecía los rayos comenzaban a impactar contra las construcciones, trayendo el pánico entre los habitantes. Lo curioso de esto fue ver que, en medio de todo el desastre, Tanizen y Noni corrían hacia los portales.
El híbrido, en compañía de la castaña, lograron alcanzarlos antes de siquiera cruzar los portales, y la expresión preocupada del hombre rubio no pasó desapercibida por ninguno de los dos.
-¿Tanizen qué mierda está pasando?
-¡Hay problemas en el santuario de Juan!
-¿¡Cómo!?- Ambos híbridos dijeron al unísono, compartiendo una breve mirada entre ellos que les dejó saber que pensaban en lo mismo.- Spreen, ve a ver, yo me quedaré aquí a ayudar a quienes lo necesiten.
-Dale, si alguien necesita refugio decíles que pueden entrar al local.
Dicho esto, los tres hombres corrieron lo más rápido que sus pies les permitieron hasta el santuario, donde un problema bastante peculiar los esperaba.
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No estaba seguro de cuántas horas habían pasado desde que comenzó a intentar romper la bóveda que almacenaba aquel extraño dedo de Chamán, pero tampoco era como si le importara mucho. Estaba dispuesto a llegar a las últimas consecuencias costaran lo que costaran.
Juan no iba a darse por vencido, por lo que no había escatimado en recursos para lograr llegar hasta aquel extraño objeto que creía era la solución a todos sus problemas. Se sentía desesperado, quería tener una vida feliz, sentía que se la merecía, y si realmente debía pelear por obtenerla no iba a ser el bobo que se lanzara a la guerra sin arma.