Xavi se le quedó mirando a él y luego a mí. Yo le estaba haciendo pucheros para dar pena.

-Está bien. Quédate. -Le abracé a él y al técnico.

-Gracias, ya veréis que no notareis mi presencia.

-No te preocupes, si seguro que molestas menos que algunos jugadores. -Reímos.

El partido comenzó con un pasillo de aplausos a los campeones de la Supercopa.

Gavi estaba sentado junto a mí, no ha salido como titular.

-¿Con quién hablas tanto? -Me miró.

-Con nadie. -Guardé el móvil.

-Con Quevedo... -Me guiñó el ojo.

-¿Para qué preguntas entonces?

-Para que me respondieras tú. Entonces, ¿Este ya es pasado pisado? -Señaló al número 8.

-Supongo...

-Me alegro que esté todo bien entre vosotros dos, porqué comenzaba a ser incómodo.

No sé yo si que no hayamos hablado desde la Supercopa es que todo vaya bien, pero bueno. -Pensé.

-Sí, sí, todo bien. -Respondí asintiendo lentamente y con mirada baja.

Escuché a todos celebrando gol.

-Vaya golazo. -Dicen todos.

Vi que todos corrían hacia Pedri e hizo su misteriosa celebración y otro gesto de raparse.

-Mierda, me lo he perdido. -Dije.

-Anda que estar sentada aquí y no verlo.

-Es que Gavi me distrae. -Intenté defenderme.

-Encima es mi culpa. -Dijo riendo.

-Mira. -Me mostraron una tablet con la repetición del gol.

-Hostias, ¿Allí veis todo? -Asintieron. -Pues sí, vaya golazo.

A medida que iba pasando el partido, en la segunda parte notamos que el canario se hizo daño.

Xavi se giró a ver a Gavi.

-Calienta a que sales. -Le dijo.

-Vale. -Se levantó y se puso el peto.

Unos minutos después Xavi le dijo a uno de los árbitros el cambio y él alzó el cartel con el 8 en rojo y el 30 en verde.

Pedri salió del campo chocándole las manos al sevillano.

Se lo llevó el fisio a verle.

Al volver se sentó en el sitio de Gavi, o sea a ser, a mi lado.

-¿Estás bien? -Le pregunté por las muecas de dolor que hacia y sus quejas al mover la rodilla.

-Me ha dicho que no es nada, estaré bien para el próximo partido.

-¿Seguro?

-Sí, no te preocupes.

-¿Puedo ayudarte en algo o...?

-Martina, estoy bien. Tranquila, no ha sido nada, una mal gesto y ya. -Dijo medio riendo.

-Vale, perdón.

-No tienes que pedir perdón por preocuparte por mí.

-Lo siento.

-Lo estás volviendo a hacer.

-Perdona. -Lo volví a hacer. -Ya paro lo juro. -Reímos los dos.

Me llegó una notificación que decedí ignorar.

UN CIELO LLENO DE ESTRELLAS || PEDRIWhere stories live. Discover now