— Para competir no cruzaron una galaxia. ¿Qué están haciendo aquí? —dijo Willa mientras interceptábamos a los alienígenas.

Por suerte, ya había dejado de insistir en el tema de Lena. Y lo agradecía. No me gustaba pelear con ella, pero tampoco me gustaba oírla hablar así de mi novia.

Pero volviendo al tema. Los alienígenas miraban todo como si les fascinara, así que no repararon en nosotros, hasta que Wynter activó su collar para amenazarlos.

— Cuidado donde pisan. —dijo tratando de asustarlos.

— Sí, nos cuidaremos. Gracias por decirnos. —¿cómo es que aquí no parecían malos, y antes... pues sí los consideré amenazas?

— Sonrían. —dijo A‐li mientras nos apuntaba con ¿era lo que creía que era? Bueno, parecía eso.

— Una cámara alienígena. —susurré asombrado.

— Pulgas. —dijo Wynter.

Cuando esa cosa se activó, me di cuenta que no era una cámara. ¿Qué clase de cámara te dejaba con... dolor de cabeza? Mientras nosotros tratábamos de concentrarnos, ellos solo se fueron.

— Wow. ¿Qué fue eso? —preguntó Wynter confundida.

— Ok, fue... extraño. —dije mientras frotaba mi rostro, en un intento de quitar esa molesta sensación. Cuando la sentí más... leve, me giré a ver a mi hermana.— ¿Qué? —dije al ver su rostro inexpresivo. Ella solo frunció los labios. O sea que había algo que quería decirme, pero no lo iba a hacer, por alguna razón. De manera rápida mi mente lo entendió, sin importar que el dolor volviera momentáneamente. Se trataba de Lena. Iba a quejarme, cuando la vi. Su cabello castaño estaba de regreso. Y...

No pude resistirme y solo... fui. No dije absolutamente nada, solo fui con ella y... con él.

— Solo estoy...

— Ey, linda. ¿Interrumpo algo? —la abracé, mientras miraba al sujeto que estaba con ella.— Eres el de baile de otoño, ¿no?

— Creo que deberías soltarla. —dijo mirándola.

— ¿Disculpa?

— Parece que le cuesta respirar. Deberías soltarla. —insistió sin dejar de mirarla.

Lo miré fijamente, antes de girarme hacia Lena. El sujeto no estaba mintiendo. Parecía que casi no podía respirar, y que le costaba mantenerse de pie.

— Lena...

— Estoy bien. —susurró ella mientras se alejaba un poco de mí.

— Ya... te dije todo, así que... mejor me voy. El lobo debe... cuidarte. —dijo lo último mirándome a mí.

¿Estaba insinuando que no cuidaba de mi novia o qué?

— Estás...

— Estoy bien, solo no...

— ¿Pero qué pasa? ¿Y qué pasó con tu cabello? ¿Y qué quería él? Yo... —tomé suavemente su mano, y, al instante, fue como si, lo que sea que no la dejara respirar desapareciera.

Pero salió como una... brisa. Algo parecido a lo que pasó cuando traté de sacarla de Ciudad Zombie, en la llegada de los aliens. Solo que esa brisa también me empujó a mí.

— Ya estoy mejor. —susurró mirándome.

— Eh... El cabello, otra vez. —dije sin poder reaccionar.

No podía ser, ¿cierto? Willa tenía que estar equivocada. Esto era una... simple coincidencia. Nada más.

— Pero... Ayer... ¡Agh! —se quejó y la brisa volvió a aparecer.

Esto no... no podía ser verdad. Pero... es lo que más sentido tenía. Pero... en ningún punto se mencionaron a los aliens. Eso podía hacer que esto significara... otra cosa.

— Linda... Tranquila, ¿sí? —traté de calmarla.

— Ayer pude escapar de las preguntas de mis padres, pero no... creo que vuelva a pasar. —se lamentó mientras se acercaba a mí.

Quise tomar sus manos, pero... mis pensamientos me detuvieron, así que solo... me conformé con acercarme lo más posible, e imaginar que la estaba abrazando.

— ¿Cómo volvió a la normalidad ayer?

— Fue... muy raro. —murmuró, en un intento de no hablar de eso. La conocía demasiado, así que lo notaba con facilidad.

— Que tu novio sea un hombre lobo, es raro. Pero... aquí estamos. Creo que voy a poder entenderlo. —insistí.

Ella me miró a los ojos, y noté como estuvo por rendirse, pero al final decidió volver a evadir mi pregunta.

— Es... una larga historia, y estamos por entrar a clase.

— Podemos solo no entrar. Me gustaría quedarme contigo. —mi imaginación estaba haciendo un excelente trabajo.

Sentía como si la estuviera abrazando, y como si estuviéramos solos, pero no. Estábamos en la escuela; mis manos estaban guardados en los bolsillos delanteros de mi pantalón; y ella estaba de brazos cruzados.

— Aunque me gustaría, Willa ya me está mirando lo suficientemente mal, como para provocarla más.

Salí de mi burbuja, y miré hacia la manada. Mi hermana estaba yéndose, pero miraba todo.

— Entonces... ¿te veo en el descanso? Trataré de sacarle algo de información a los aliens.

— ¿Qué vas a hacer, lobito?

— Nada malo, lo prometo. —le sonreí con ternura, al mismo tiempo en que la campana sonaba.— ¿Puedes... soportar esa sensación por un segundo?

— ¿Por ti? Claro. —me sonrió, antes de besarme rápida, pero intensamente.

— Te veo en el descanso. —susurré lo más cerca posible de su oído, pero sin llegar a tocarla.

¿A quién le importaba la biología? Yo tenía mucho en que pensar.
Había una... gran posibilidad de que mi novia fuera un... lobo blanco.

 lobo blanco

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White Wolf 2 - Zombies 3 - Wyatt Y Tú - (III)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz