— Ha arruinado todo. — Le aseguré. Tomé la taza y se la dí a mi padre. — Aquí tienes... 

— Gracias. — Susurró él. 

— Bueno, ¿A qué has venido exactamente? — Le pregunté mientras me sentaba frente a él. 

Camila tomó un vaso de jugo y se sentó a mi lado, mirando fijamente a mi padre. Él la miró y luego volvió su vista a mí. 

— Quiero que trabajes conmigo de nuevo. — Me dijo. 

— ¿Para qué? — Le pregunté. 

— Porque lo necesito, ya te dije una vez que hay veces que yo no puedo firmar los papeles y como tú eres mi hija necesito tu ayuda. 

— ¿Qué clase de ayuda señor Jauregui? — Preguntó Camila apoyando el vaso en la mesa. 

Él la miró con recelo. Estoy completamente segura que no le agrada para nada que Camz este sentada frente a él escuchando todo. Principalmente porque no puede hablar como quiere. 

— Tengo muchos negocios señorita Cabello y no puedo atenderlos todos. 

— Que lastima señor Jauregui. Pero ¿no le contó Lauren que esta semana que viene tenemos exámenes en la Universidad? — Preguntó y me miró. — ¿No le contaste, cielo? 

La miré extrañada. Nosotras no teníamos ningún examen o algo parecido esta semana. Entonces entendí aquello. Miré a mi padre. 

— ¿No te conté papá? — Le pregunté. Él me miró serio. — Lo lamento otra vez... no sé que pasa conmigo últimamente que me estoy olvidando de contarte tantas cosas importantes. 

— Bueno, eso no es nada. — Dijo Camila y sonrió. — Entonces señor Jauregui... no creo que Lauren pueda colaborar con su ayuda esta semana. Y tampoco la otra. 

— ¿Por qué? — Preguntó él de mala gana. 

— Lauren y yo... estamos trabajando juntas en la oficina de mi madre y... le prometimos que en las próximas dos semanas íbamos a ayudarla en un proyecto muy importante que tiene. ¿O no amor? 

— Si... también me olvidé de aquello. ¡Que cabeza de novia la mía! — Dije divertida y con Camila nos echamos a reír.

Michael estaba más serio de lo que la situación ameritaba. Simplemente me encanta verlo así. Molesto, sin saber que decir, ni que hacer. 

El timbre de mi casa volvió a sonar. Camila me miró y yo la miré. Ambas fruncimos el ceño. 

— Que solicitados que estamos hoy, Lauren. — Dijo ella poniéndose de pie. — Yo iré a abrir.

Camz se alejó de mí y miré a mi padre. 

— No me gusta para nada las atribuciones de esta jovencita. — Me dijo por lo bajo. Sonreí levemente. 

— Me importa un comino si te agrada o no. Yo la amo y eso es lo importante. — Le dije sin dejar de mirarlo. 

— ¿Acaso tengo que venir yo hasta aquí para que mi hija me de la hora? — Escuché su voz y me paralicé. 

Rápidamente me puse de pie. Ella entró al departamento. Mi padre giró la cabeza y la miró. De sus ojos destelló algo que hacia mucho no le veía... Obsesión. 

Ella dejó de caminar al verlo allí parado. Camila se quedó quieta a su lado y miró preocupada la escena. ¿Qué diablos hace ella aquí? 

— Clara. — Habló mi padre. 

Vi que los ojos de mi madre se humedecían y entendí que el pasado y todo el dolor volvieron a ella como si nunca se hubieran ido. 

Una sonrisa estúpida se curvó en el rostro de mi padre. Volví la vista a mamá y sus ojos cada vez estaban más cristalinos. 

I Want You. | | Camren.Where stories live. Discover now