Kagerou // Wenclair omegaverse

Prologo.

Yo, yo, lo se que incluso si te escondes...

Tu, tu... Tu no me creés...

Y lo sabes...

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Los cañones de confeti explotaron, pequeños fragmentos negros cayeron uno a uno seguido por hilos simulando telarañas.

Lo odiaba.

La ruidosa canción cantada a capella por toda esa gente, sus estúpidas sonrisas cómo si festejaran alguna especie de logro importante. Sus pequeños aplausos.

Cumplir años no era un logro, su mirada se enfoco en el pastel adornado con betún negro frente a ella y las letras blancas, lo odiaba.

Wednesday Addams
19 años.

Si los numeros no mentian era casi una adulta, aún si su propia madurez mental se lo gritaba desde los 14.

¿Entonces por qué había tanto escandalo?.

Sus padres, sus hermanos, su familia y un montón de desconocidos ¿Podía escapar de eso?.

Lleno sus pulmones de aire pero aun con éso, solo un débil soplido escapo de sus labios. Con esperanza de complacer a sus padres apagando la vela, lo odiaba.

— ¡Hora de abrir los regalos!.

Su propia charla mental fue irrumpida por el patriarca, el regordete hombre empujo con cuidado el pastel para hacer espació.

Dejo caer una caja, tamaño mediano, madera con unas letras marcando CUIDADO PELIGRO impresas en ella.

— Te lo agradezco padre.

La frialdad en sus palabras lastimarian a cualquiera, menos a el regordete hombre quién estaba encantado de qué su niñita le diera tan hirientes palabras.

Desato el moño, esperando a qué alguna especie de animal rabioso, trampa mortal escapara. Pero no fue así.

Retiro la tapa para asomarse y toparse con el extraño obsequio, no eran navajas, algo para torturar a sus hermanos menores, nada de eso.

En su lugar saco el collar de piel con cuidado, no tenía picos, joyas extrañas ni nada de eso, solo era un cinturón pequeño de cuero negro.

— Me gusta.

— ¡Este es un momento importante! Se qué buscaste en tantos lados uno y ¡La caja tiene más!.

Homero señalo hacía el interior, del cual su hija saco un frasco negro.

— Nadie podra distinguir tus feromonas con el.

El patriarca recargo sus manos en los hombros de la menor, no era un toqué molesto, lo permitio.

Al seguir buscando encontro tres objetos más, una navaja con una inscripción extraña, una hoodie enorme en color negro liso y uno de esos extraños reproductores de música qué se usaban entre los de su edad.