Decir que vives oculto en las sombras no es fácil.

Ni siquiera sabía si lo que yo sentía sería correspondido.

Prefería ser un cobarde y no arriesgarme.

Al dar la quinta vuelta por la misma manzana, Amanda ya había llegado, supuse que había estado en el súper mercado por las bolsas que llevaba en las manos, esperé a que la mujer entrara a su casa. Me acomodé el uniforme de policía y la placa por enésima vez, esperé más de unos diez minutos para poner mi plan en acción.

Por fuera la casa era muy sencilla y bonita, tenía un pequeño jardín que estaba repleto de flores. A mi nunca gustaron pero no pude evitar pensar en Casandra y en lo mucho que estaba apenada con Pamela por haber dañado su jardín, así que decidió ayudarla a plantar docenas de flores y esa noche a pesar de que estaba cansada se veía tan feliz. 

En mi mundo las flores se marchitaban.

Y realmente eso nunca me importó pero nunca había estado tan agradecido de que Pamela tuviera poderes sobre las plantas porque ver lo emocionada que estaba Casie al ver las flores abrirse era todo lo que estaba bien en su mundo... y también en el mío.

Toqué la puerta con suavidad, esperé unos segundos hasta que abrió un hombre de cabello rubio, alto, de facciones duras.

Era el esposo de Amanda, me miró con desconfianza y me preguntó:

-¿Qué necesita? - pero más que una pregunta pareció ser un rugido.

Es era mi señal para meterme en el papel:

- Buenas tardes. - le ofrecí mi mano, el hombre receloso la estrechó - Soy Arturo Metzibale, oficial de la comisaría de San Francisco, California, he venido aquí para hacer algunas preguntas sobre un caso que sucedió hace dos años.

- ¿Por qué tan lejos de casa, oficial? - preguntó el hombre parado en la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho.

- ¿Me permite pasar? - me miró de arriba hacia abajo con detenimiento. Al final se apartó un poco de la puerta para dejarme pasar.

- ¿Quiere tomar asiento? - me habló Amanda con cortesía, con una sonrisa de agradecimiento asentí y con pasos firmes me senté en un sofá pequeño mientras la pareja se sentaba en frente de mí - ¿En qué podemos ayudarle?

- Vengo a hablar sobre su padre...

- ¿Lo encontraron? - preguntó ella con una chispa de esperanza reflejándose en sus ojos, pero que desapareció cuando negué con la cabeza.

- Por desgracia no lo hemos encontrado. Por eso vine a buscar respuestas para poder hacer una investigación que trata sobre una joven que ha desaparecido hace unos días -de reojo vi a un niño que se asomaba en la puerta, tendría como dos o tres añitos, pero al ver que había sido descubierto, el niñito entre risitas se fue.

- ¿Mi padre qué tiene que ver con eso? ¿Cree que le hizo algo malo? ¿Cree qué...- la mujer no terminó la pregunta, ya que soltó un pequeño sollozo y se cubrió los ojos con las manos. El hombre la arrastró a sus brazos, diciéndole entre susurros que todo estaría bien, que muy pronto encontrarán a Henry sano y salvo.

- Hace dos años su padre, Henry Banner escribió un artículo en el periódico sobre una joven que había perdido la memoria - comenté de manera muy suave cuando Amanda ya se había calmado - La encontraron fuera de un bosque muy peligroso, estaba inconsciente - continué - Su nombre es...

- Casandra Onisse - completó ella con repudio y horror.

- ¿Dónde se encuentra ella?

- ¿Sabe quién es? - pregunté con cierta esperanza.

Amnesia (#1 OELS)Where stories live. Discover now