Entre Besos Y Desvelos

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Esa pequeña vocecita en el fondo de su mente le pedía a gritos que se detuviera.

Aún con los tragos encima, y esos labios suaves y gruesos que le robaban el aliento entre desenfrenados besos, tenía un poco de conciencia. Y está le recordaba que en realidad no le atraían los hombres. Pero su cuerpo decía lo contrario, con una ereccion presionando y sus vellos erizados, soltando cortos gemidos y derritiendose cuál mantequilla en las manos ajenas.

Y siendo sincero, ya era algo tarde para el arrepentimiento.

Sus torsos estaban descubiertos, despojados anteriormente de sus respectivas camisas. Con la punta de los dedos recorría con mesura cada centímetro de su piel trigueña, dejando escapar leves bufidos al aire.

El contrario se tomaba su tiempo, acariciando, chupando, lamiendo. Guillermo apenas podía abrir sus ojos entre los pesados parpadeos por el alcohol, para enfocar al tipo que lo tomaba. No podía evitar preguntarse si estaría haciendo lo mismo en otras circunstancias, unas en las que la bebida no le nublara las ideas y le desinhibiera de esa forma. Volviéndose un desvergonzado y aceptando bajar del bar para ingresar a una habitación del lujoso hotel.

De pura suerte podía recordar el nombre de aquel brasileño.

-- Neymar...

Guillermo jadeo necesitado. Sus testículos contraídos comenzaban a doler, quería liberarse.

-- Eu gosto de como meu nome soa em seus lábios (me gusta como suena mi nombre en tus labios)

Le dijo en un susurro sobre su cuello, mandando una respuesta sensorial inmediata aún si no le entendió. Depósito un beso más y se separaron por fin, quitando las estorbosas prendas inferiores con ansía. La pasión y el deseo estaban al límite, eran como animales salvajes. Desde que conectaron miradas en la pista de baile, acechandose uno a otro y dejando que la tensión incrementará, hasta que se fundieron en un anhelado arrebato de lujuria.

Ahora se encontraban ahí, desnudos frente a frente, escudriñando todos los detalles que la tenue luz de la lámpara de noche les dejaba ver. Guillermo se sorprendió por la cantidad de tatuajes que cubrían la mayor parte de la piel canela, y las dos joyas que adornaban los pardos pezones. También sobresalía otra pieza en el abdomen, al nivel de su ombligo.

Bajo su mirar hasta el miembro que se levantaba con orgullo y la adrenalina del momento lo incentivo. Intrépido se dejó caer de rodillas, posandose grácil en la alfombra, algo que nunca pensó hacer frente a otro hombre. Desde su lugar distinguió el brillo en las orbes esmeraldas y una pequeña sonrisa ladina. Una caricia sobre su cabello y luego el reposo. No lo estaba empujando, pero era una silenciosa invitación a hacerlo. Trago saliva y se armó de valor antes de acercarse.

Se relamio los labios inconsciente y obligó a dejar su mente en blanco, en acallar todos sus pensamientos y apagar las alarmas que le recordaban que nunca antes había hecho una felación y mucho menos a un desconocido.

Lo pensó. Sin embargo terminó depositando un casto beso en el glande y seguido se ánimo a dar el primer lengüetazo. La punta del húmedo músculo se escurrió por el orificio de la uretra y logró saborear la primera gota de líquido preseminal. No pudo evitar arrugar la nariz en disgusto.

-- Tú no eres gay, ¿cierto?

Preguntó luego de una risa nasal. Guillermo negó, abochornado.

-- Sólo sigue mis indicaciones...

Neymar usa un tono amable, pero sin poder ocultar la impaciencia. Podía detectar que estaba siendo solemne, y parecía esconder algo detrás, el gusto por dominar, tal vez. Se acomodó sentado sobre la orilla de la cama y con sólo una señal de dedo le ordenó que se acercara gateando.

La Noche De AnocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora