17. Oel ngati kameie

Zacznij od początku
                                    

¿Era un pecado amar algo con más fuerza que a la propia Eywa? ¿Sentir que saltarías desde el barranco más alto sin dudarlo, si ese Na'vi también lo hacía?

Sentí las manos de Neteyam apoyarse en mi cintura suavemente y me giró con lentitud para estar frente a frente.

Las lágrimas caían ya de mis aguados ojos mientras negaba con la cabeza.

Esto está mal...

Él levantó mi mandíbula y vi como hacía el amago de acercarse más a mi rostro por lo que comencé a temblar, cerrando los ojos con fuerza.

—No lo hagas por favor... —Le miré suplicante y él se acercó aún más.

Nuestros alientos se entremezclaban y el suyo acariciaba mis labios con calidez, agitando cada parte de mi cuerpo y haciendo que mi corazón se estremeciera.

Si haces esto te arrepentirás toda tu vida y serás infeliz... Yo nunca podría ver eso.

Se acercó más y cerré los ojos con miedo de sentir el contacto de nuestros labios, pero no fue así.

Sentí una leve presión en mi mejilla y abrí los ojos, descubriendo que era mi mejilla lo que estaba besando; lo hacía con una dulzura que me derretía por estar negándole algo que ambos queríamos.

Apartó un poco nuestros rostros y me miró, con una paciencia y un cariño infinito en sus ojos.

Le daba igual lo que pasase, me respetaba y por ello me escucharía aunque eso le destrozara en pedazos. Siempre pensaba antes en mí que en él...

—No puedo... No te mereces esto, Neteyam —negué, agarrando sus manos, tratando de que entendiera el porqué de mi rechazo—. Mereces hacer las cosas bien y poder convertirte en un gran Olo'eyktan, de forma honorable.

Mi corazón se destrozó cuando bajó la mirada y vi caer una lágrima de su mejilla. En ese momento me odié a mí misma cuando levantó la mirada y esta ahora estaba destruida.

—No me hagas esto por favor... No me hagas escoger, Ngayä —Negó con la cabeza y trató de alcanzar mis mejillas, pero se lo impedí.

Por favor... No me lo pongas más difícil.

—No podría pedirte eso, por eso sé que tu lugar es junto a tu pueblo; tu destino es ser un gran Olo'eyktan, esa es la decisión que debes tener en tu cabeza —bajé sus manos y le miré con seriedad. Si yo no era realista ninguno de los dos despertaríamos de la fantasía—. Nos desterrarían a ambos si hiciéramos esto, perderíamos todo por lo que hemos luchado...

Neteyam retrocedió, alejándose, y sentí un vacío recorrerme cuando lo hizo.

—Mi futuro es oscuro, incierto... Todas las visiones están empañadas por el dolor. Las tsahík dicen que es un presagio de muerte —me alejé un paso yo también, deseando tener fuerzas suficientes para crear una distancia entre ambos. Él levantó la mirada, cargada de dolor—. Yo no puedo darte una vida, pero otra sí podrá... Y te juro que me alegraré mucho por ti.

—¿Por qué haces esto? ¡Por qué ahora! —Su voz estaba medio destruida.

No me habría sorprendido ganarme su odio en ese preciso momento, pero eso no era lo que yo quería.

No iba a dejar que pasase.

—¡Lo hago por ti! —Le grité, bajando las orejas, sorprendiéndole—. ¡Sé cuánto deseas enorgullecer a tu padre! ¡Lo único que intento es que puedas ser feliz!

Aparté las lágrimas de mis mejillas con rabia, antes de hablar de nuevo con un tono más suave y triste.

—¿No lo entiendes? Cuando amas algo... lo proteges.

Skawng // NeteyamOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz