—¿En serio así es cómo ligas con chicas?

—Hey, no estoy tratando de ligarte y si intentara hacerlo ten por seguro que no lo haría aquí.

—¿Por qué no? —preguntó ella, teniendo una pequeña sonrisa divertida debajo del cubrebocas— No es como si la gente no intentara ligar en los parques.

—Seh, pero no ligan en un parque a las dos de la mañana, estos lugares dan bastante mal rollo por la noche.

—¿Temes que se te aparezca una niña fantasma?

—Claro que no, temo que alguien intente asaltarme por pasarme por aquí. Los delincuentes aprovechan que no hay muchas luces por estos lugares para ver a que pobre idiota podrán robarle.

—Eso es cierto, ¿y entonces qué haces aquí?

—Tengo que ir a mi casa y era más rápido atravesar el parque en lugar de rodearlo, por suerte no me encontré con nadie, pero estaba de paranoico volteando cada vez que creía escuchar un ruido.

—Qué cobarde —declaró riendo.

—¡Hey, los hombres tambien tenemos miedo de estas cosas! —habló fingiendo enojo, pero le era imposible no sonreír al escucharla reír— ¿Y si me violan por cómo me visto?

Y fue decir eso para que la chica empezase a reír más fuerte, quizás lo que le daba más risa era el hecho de que el chico vistiese únicamente con unas zapatillas, unos jeans y una sudadera como la de ella, sólo que la sudadera era de color negro.

—Sí, vas demasiado provocativo.

—¿Verdad?

—Fuera de broma, ¿por qué regresas tan tarde a tu casa? ¿Qué estabas haciendo?

—Oye, que es mi turno de preguntar. ¿Tú qué haces aquí tan tarde?

—No vale, me dijiste que estabas yendo a tu casa, mas no me dijiste por qué estabas fuera.

—De acuerdo, de acuerdo. Un amigo me invitó a una fiesta en su casa, pero la fiesta terminó antes, así que me tocó volverme a esta hora. Ahora es tu turno.

—Simplemente no quería estar hoy en casa.

—¿Problemas en el hogar?

—¿Y ahora quien es el que no respeta los turnos?

—Siguiendo tu juego, no me has dicho la razón por la que no quieres estar en tu casa, lo que provocó que vinieras aquí.

Ella suspiró, ¿por qué estaba aquí? Al recordarlo, sintió una presión en el corazón y su sonrisa de diversión se borró, alejando el poco de alegría que había tenido segundos atrás. A pesar de no verle los ojos o los labios, él pudo notar aquella tristeza, por lo cual se dispuso a cambiar de tema, quizás había sido muy intrusivo al preguntar.

—Un amigo mío falleció.

—Oh, diablos, l-lo lamento, yo no...

—Descuida, no es tu culpa —le cortó—. Es sólo que... Es algo que sabía que iba a pasar en algún momento, pero enterarme de que él ya no está...

—Esas cosas son... difíciles, ¿sí? Pero al menos puedes estar segura de que ahora está en un lugar mejor.

—Conociéndolo, no lo estará.

¿Un lugar mejor? Claro, estaba segura de que Jeff the killer no iría a la tierra de los ángeles, el lugar que le esperaba era uno mucho peor, más cruel, lleno de gritos, dolor y sufrimiento. No es que Jeff no se mereciese eso, era un asesino, como ella, no podían esperar que los aceptaran en el cielo luego de todas las atrocidades que habían cometido.

NinaWhere stories live. Discover now