- Eres una zorra estúpida. -gruñó justo antes de abalanzarse sobre mi.

Su puño se estampó contra mi cara y caí al suelo, golpeándome la cabeza y la espalda.

Gruñí de dolor, intentando zafarme de él.

Pero otro golpe en el estómago me mantuvo en el suelo.

La puerta volvió a abrirse de golpe y tres policías irrumpieron en casa.

Justo a tiempo.

Les había llamado viniendo de camino.

Y lleganan en el momento perfecto.

Dos de ellos cogieron a Alex, exposándolo.

- Vas a ir mucho tiempo a la carcel, colega, ya tienes unas cuantas denuncias. -habló uno de ellos, mientras sus dos compañeros se lo llevaban entre gritos.

El policía se acercó a mi y me abrazó, levantándome del suelo.

- Gracias, Evan. - contesté abrazándolo.

- Por fin lo tenemos, Leah, no volverá a ponerte una mano encima, lo prometo. -besó mi frente y se fue con los demás.

Evan, mi mejor amigo desde que éramos unos críos.

Cerré la puerta y mi madre bajó corriendo con Julian, que al verme con sangre en la cara se puso a llorar.

Mi madre me curó la herida de la cara y me puso hielo en el estómago.

Por suerte solo me habís abierto el pómulo en la cara, así que en unos días solo tendría una pequeña herida.

Me quedé con mi hermano y mi madre todo el día, y un día entero más antes de volver a coger un avión para volver con Ana para llegar a tiempo al siguiente partido.

Estaba en el aeropuerto, esperando para embarcar cuando entró su llamada.

- ¡Leah! pasado mañana es el partido, ¿llegas? -preguntó mi amiga.

- ¡Dí que si! -gritó Gavi.

- ¿Estoy en altavoz? -pregunté.

- Estamos todos aquí, esperándote. -contestó Ferran.

- No voy a llegar al partido, no creo que vuelva. -hablé con tono triste, mintiendo para darles luego una sorpresa.

Ana era cómplice, así que hizo su papel perfectamente.

- ¿Cómo? -gritó Gavi de nuevo.

- Leah, no puedes no venir. -habló mi amiga, metida en su papel.

Todos se quejaban.

Menos Pedri.

No le había escuchado en la llamada.

- ¿Dónde está? -pregunté y todos supieron a quien me refería.

- Lleva desde que te fuiste sin querer hablar con nadie, las cosas se han complicado un poco por aquí. -habló Balde.

- Siento no poder venir, chicos, ojalá nos veamos pronto. -seguí mintiendo al ver que ya me tocaba entrar en el avión.

- ¡Te queremos! -gritaron todos al unísono antes de colgar.

Me reí y entré en el avión.

Llegué a Qatar después de muchísimas horas y horas, faltaban tres horas para el cuarto partido así que tenía claro que los chicos ya estarían en el campo, yo había quedado con Ana en el hotel.

- ¡Leah! -gritó al verme, abrazándome mientras entrábamos en la habitación. -no sospechan nada, que ilusión.

- Me cambio y nos vamos. -aseguré.

Entre cambiarme, arreglarme y contarle a Ana lo que había pasado con Alex, tuvimos que salir corriendo o no íbamos a llegar.

Llegamos justo a tiempo para cuando los chicos salieron al campo.

Rápidamente se giraron todos hacia la grada, buscando a mi amiga con la mirada.

Fue Gavi el primero que me vio y su cara de sorpresa fue tal que soltó un gritito.

Los demás miraron en la misma dirección y me saludaron eufóricos al verme.

Todos menos uno.

Pedri salió el último y ni siquiera miró en mi dirección, aunque Gavi me señaló un par de veces.

Perdieron el partido y todos estában en el suelo del campo, mientras abucheos y gritos llenaban el ambiente.

Ni siquiera lo pensé al saltar al campo y correr hacia Pedri, que estaba sentado en el suelo.

Lo abracé sin pensar, pero no me devolvió el abrazo.

Al separarme, busqué sus ojos pero me encontré con algo peor, había una marca en su cuello, muy pequeña y se la había intentado tapar con maquillaje, pero era evidente.

Me levanté, separándome de él de golpe y caminando hacia atrás justo en el momento en que Ana llegaba y los demás se acercaban.

- Lo siento. -murmuró Pedri.

Mi corazón se rompió en miles de trocitos.

- Leah. -era Gavi.

- No sientas nada, tampoco somos nada. -escupí de mala gana girándome y corriendo lejos de ahí.

- ¡Leah! -Gavi me siguió hasta alcanzarme y meterme en los vestuarios.

Las lágrimas inundaron mis mejillas y él me abrazó con fuerza.

- ¿Por qué? -pregunté sin entender que había cambiado.

- Él creía que tu no íbas a volver, que habías vuelto con tu ex, Ana intentó explicarle la situación, pero no nos escuchó a ninguno, ayer salió y volvió al hotel con Grace. -explicó.

Más lágrimas seguidas de un sollozo.

Joder como dolía y ni siquiera estábamos saliendo.

- Tenéis que hablar, él te quiere, lo sé. -siguió hablando mientras acariciaba mi pelo.

Entraron todos los demás al vestuario, menos Pedri.

- Se ha ido. -dijo Morata rompiendo el gran silencio.

- ¿Dónde está? -preguntó Gavi.

- No lo sabemos, hs cogido el coche y ha salido a todo gas. -contestó Ansu.

Yo me levanté, les di las gracias y salí de ahí, Ana me esperaba fuera para irnos al hotel, así que me abrazó y nos fuimos.

Pero al llegar, nos encontramos con lo peor que podía pasar.

- Oh, corazón, ¿estás bien? tienes el maquillaje algo corrido, oh bueno, ha sido mi gatito, ¿verdad? te ha roto el corazón, yo siempre fui su favorita. -la voz de Grace resonó con eco en mi cabeza.

- Que te jodan, Grace. -contestó mi mejor amiga, empujándome hacia nuestra habitación.

- ¿Sabes? me dijo que iba a ser la mejor mami para sus hijos. -gritó para que la escuchara.

- No vas a serlo. -una voz grave apareció de la nada y mi cuerpo tembló ante el sonido. - nunca vas a ser la madre de mis hijos.

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Sin rumbo +18 - PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora