—JooHyun, está muy molesta por algo... Y se quiere desquitar con ellos —dijo, mientras dejaba suaves caricias sobre su cabello, Rosé escondía el rostro en su cuello buscando quizás un lugar para esconderse y sentirse protegida, aunque sabía que no lo iba a encontrar—. Cómo siempre, su ego y su maldad no le deja contemplar el valor de la vida de los más inocentes.

—¿P-Por qué? ¿Por qué está enojada? —suspiró profundamente para contener el llanto—. ¿Por qué está haciendo todo esto otra vez?

—No lo sé aún, Roseanne —dijo la Diosa mayor, en un tono bastante bajo, ella no tenía comunicación con el Mundo de Arriba, no podría saberlo tan fácil—. Pero lo voy a averiguar, no te preocupes.

—¿Los has visto?

JiSoo asintió levemente, podía ver la Tierra de los Humanos, después de todo, ella también habría creado aquella tierra, por más que no ejercía su poder sobre esta, podía ver lo que ocurría, aunque no solía hacerlo mucho, ya que no era su responsabilidad.

—Se están poniendo a salvo lo más que pueden Rosé, tus humanos no son ningunos tontos... Van a aguantar con todo lo que tienen. —murmuró, intentando que aquellas palabras fueran un consuelo.

—Ellos son pequeños y débiles —le recordó Rosé—. Con un solo paso de la Creadora sobre la Tierra se formarían terremotos que acabaría con ellos... Con tocar el agua pude provocar tsunamis... Con soplar hará tornados...

>> Ellos no pueden hacer nada contra ella.

Por más que JiSoo hubiera querido decirle que aquello era sólo un pensamiento negativo, Rosé tenía razón, así que permaneció en silencio, con la joven Diosa abrazándose a ella en búsqueda de un poco de consuelo.

—Quizás la Diosa nueva sepa algo —dijo Rosé luego de un rato—. Ella llegó aquí ayer.

—Lo sé —JiSoo asintió, la había visto llegar, la hubiera ido a recibir pero las últimas noticias sobre los Humanos la tenía mucho más preocupada por la Diosa más sensible que conocía—, tendría que ir por ella, ¿Vas a estar bien?

—Las dos sabemos que eso no es tan fácil de decir —Rosé sonrió con algo de pena—. Pero si podemos resolverlo a tiempo, estaré bien. —su voz sonaba temblorosa, todo su cuerpo temblaba en realidad, sentía miedo y ansiedad creciendo bajo su piel, envenenado cada célula de su cuerpo de a poco, y casi podía sentir una mano sobre su garganta, lista para asfixiarla, pero sin hacerlo aún, la inquietud, y la incertidumbre la iban a romper de a poco.

—Buscaré a Lalisa, le preguntaré, Rosé, todo se resolverá, solo... Quédate aquí, y cuídate. —pidió la mayor con un tono de voz bajo y calmado.

Rosé asintió, le dijo que era mejor marcharse, para buscar respuestas lo más rápido posible.

La Diosa mayor se retiró del lugar, salió al exterior de la modesta cabaña, y creó una ventana, aquel rectángulo flotante que le mostraba imágenes de lo que quería ver, podía ver cada rincón del mundo, con su mente preguntó por la joven Lisa, tomó apenas segundos para que la imagen de la chica apareciera frente a sus ojos, cargaba con un conejo de pelaje dorado y miraba con curiosidad, buscando algo.

La chica era en serio muy bella, su cabello estaba desordenado, largo con ligeros rizos, de un perfecto color castaño, sus ojos eran grandes y expresivos, llenos de brillos, enmarcados por el rubor rosado de sus mejillas.

Oh, disculpa —dió un salto cuando escuchó una voz a sus espaldas, para encontrarse con aquella joven Diosa, quien le dedicó una sonrisa tímida—. Estoy buscando a Rosé, la Diosa de los Humanos, ella está-...

—Lalisa, Diosa de todo lo Bello. —el tono de JiSoo fue bastante serio, haciendo que la menor tuviera algo de miedo, Lili saltó a sus brazos y se escondió en el dobles de su codo, entre sus ropajes de seda rosa.

—S-Si... —murmuró, con un asentimiento—. ¿Cómo lo sabe?

—Todo lo que mi hermana crea y viene a este mundo es de mi conocimiento, especialmente uno de sus Dioses.

—¿Hermana? —preguntó, sorprendida, alzando sus cejas, sus ojitos se hicieron más grandes y brillantes—. ¿La de la Diosa Creadora? ¿Eres la... Diosa de la Destrucción?

—Se llama JooHyun, ese título que se puso es una mierda —dijo JiSoo, no le gustaba ni un poco que se llevara el mérito de todo con aquel apodo, ninguno de sus Dioses sabían su nombre real porque no se presentaba con este—. Y no, no destruyo nada, ese debería ser el título de JooHyun, para ser sincera.

Lisa no entendía nada, pero permanecía asustada y con ojitos sorprendidos, esperando entender algo, por lo que había aprendido... Nada de lo que sabía era cierto, nada de lo que le dijeron en el Mundo de Arriba era cierto.

—¿Buscabas a Roseanne? —preguntó.

—¡Rosé! ¡Sí! —dijo, asintiendo, casi la había olvidado—. Sí, yo... La fui a buscar a aquella puerta, aquella cueva con un lago, por dónde llegué y ella estaba allí, pero ya no estaba —explicó con algo de nervios —. Y después sólo... Sentí que ella estaría por este lugar, no sé, algo... Me guió hasta aquí —murmuró, hasta ella estaba confundida, había sentido como si algo en su corazón tirara hacia aquel lugar, y allí estaba, junto a una cabaña modesta, y frente a aquella extraña—. ¿Rosé vive aquí? —preguntó.

—Si, pero ella no está en condiciones para-...

Fue interrumpida cuando un grito cargado en pánico y miedo, un grito que rogaba ayuda inmediata, se escuchó venir desde el interior de la casa.

—¡JiSoo!

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la tierra de los dioses muertos ଓ chaelisaWhere stories live. Discover now