Solo una noche mas - Larry Stylson - Mini fanfic

Stylson

*Narra Harry*
Cuando estábamos en la cama,  sentí un calor dentro de mi, lo necesito.
- Te necesito - le dije entre el beso.
En eso, de la nada apareció Zayn por la puerta. ¡¿Cómo entro ese desgraciado?!
- Veo que cumpliras la apuesta - dijo burlón.
- ¿A-apuesta? - me miró confundido Louis.
- Louis... - lo mire.
El menor no dijo nada, me dejo allí tirado. Al salir, empujó a Zayn, y me arrojó una mirada asesina.
Corrí detrás de él, no me importaba estar sin camiseta. Llegue a la puerta, pero lo perdí de vista. Zayn llego de la nada, otra vez.
- ¿Quien era ese tipo? - pregunto, y al no recibir mi respuesta me miró - ¿Que te pasa a ti ahora?
- Dejame - fui a mi habitación sin ganas.
- Harry, te conozco, hice algo mal, ¿no? - me senté en la cama, apoyando mi cabeza en mis manos.
- El... No era parte de la apuesta - dije con la voz quebrada.
- Oh, yo... Lo siento - se sentó a mi lado - no te preocupes, te ayudare.
- ¿Como me ayudarás tu? - lo mire con lágrimas en mis ojos.
- Tengo mis contactos - me abrazo por los hombros - hermano, yo no dejaré que estés triste.
- Ok - me deje descansar.

*Al otro día*
Me había despertado en mi cama, al parecer me había quedado dormido mientras Zayn estuvo aquí. Fui al comedor para desayunar - aunque fueran las 11:30 a.m. - unos ricos... Mierda, no tenia nada en el refrigerador.
- Maldición - le dije al viento - tendré que salir... Al exterior... Con personas que me querran violar - eso ya me entró miedo.
Pero no salir significaba morir de hambre, así que me vi obligado al salir.
Cuando salí me encontré uno piedra la cual fui pateando. De repente empecé a imaginarme la vida de una piedra, como seria estar allí y ser pateada... No debe ser algo lindo. Cuando llegue entre al supermercado. Me fui directamente donde las galletas y dulces.
- Tu ven, tu también, y tu... - empecé a hechar cosas al carrito.
Iba a coger la última barra de chocolate, cuando toque un mano cálida.
- Lo siento... - mire su cara.
- ¡Louis! - grite.
- Harry... - susurro y se dio vuelta.
- Espera - lo agarre del brazo para detenerlo - quiero conversar contigo.
- Yo no tengo nada que conversar contigo - y siguio su camino.
Me quedé con el brazo extendido. Tal vez, esa halla sido la última vez que tocaba su mano.