Pero hubo algo que lo hizo reaccionar, y fueron los propios ojos del híbrido lo que le hicieron darse cuenta de algo que había ignorado en todo ese tiempo. Y es que aunque no pudiera saber con certeza cómo reaccionarían los demás, estaba seguro de que el Spreen de quien estaba enamorado era suficiente como para volver y enfrentarse a todo. Después de todo, aún debía demostrarle que sí que sabía bailar.
Juan se alejó del agarre del híbrido, negando con la cabeza y avanzando poco a poco lejos de él.
-Quiero una familia, pero yo ya tengo un Dynamo en casa que me necesita. Tengo amigos ahí que necesitan que vuelva aún si ellos no me quieren ahí. Tengo una vida, Spreen... Una donde tú no puedes ser parte.
No sabía si sus palabras habían sido las correctas, pero esperaba que por lo menos haber sido firme y rechazar al híbrido hubiese sido suficiente para él como para enfadarse y mandarlo de regreso al Pueblo Verde. Y sintió un pequeño pánico cuando lo vio acercarse, sin hablarle, sin una expresión en sus ojos, por un segundo se sintió en peligro de ser atacado. Pero ningún tipo de ataque llegó, al menos no uno convencional.
Juan sintió que el híbrido lo apresaba en sus brazos con fuerza, como si tuviera miedo de que, si lo soltaba, él se iría para siempre.
-Spreen...
-Déjame tener esto, Juan... Por favor.- La voz del empresario salió tan rota de él que Juan sintió su propia voz romperse, con ganas de llorar junto a él.- No te podés ir, ¿qué se supone que haga si me volvés a dejar?
-Spreen- El hechicero tomó el rostro del argentino, firme ante él, dejándole ver que no estaba jugando.-, yo no soy ese Juan. El Juan de quien estabas enamorado no soy yo; estoy seguro que tú también significabas demasiado para él, pero tienes que aceptar que se fue.
El argentino sintió sus ojos cristalizarse, dejando que toda su tristeza se centrara ahí. ¿Dejarlo ir?, ¿a la única persona que le había hecho darse cuenta de que podía ser alguien cálido aun cuando se esforzaba por no dejarle ver a nadie lo herido y roto que estaba? No podía aceptarlo.
Juan significó demasiadas cosas para él, más allá de haberse enamorado de él, Juan fue su primer amigo, el primero en tenderle una mano cuando llegó a Tortillaland. El primero que creyó en su sueño de hacerse millonario, quien estuvo con él para celebrar su éxito y siempre brindarle una sonrisa por más equivocado que estuviera.
No podía dejarlo ir, si podía vivir esa vida que le habría gustado vivir con él, por más equivocado que estuviera, se aferraría a ello cueste lo que cueste.
-No te irás.- Su voz sonó firme, asustando al castaño y a los niños presentes.- Si te tengo que mantener acá a la fuerza que así sea, pero vos no vas a poner un pie fuera de esta dimensión.
-Spreen, suéltame.- Fue ahora el hechicero quien hizo que el híbrido se sorprendiera por su reacción. Podría ser que prefiera no pelear, pero si creía que iba a mantenerse sumiso a sus amenazas estaba muy equivocado.- No me voy a quedar, y está en ti si quieres que me vaya por las buenas o por las malas.
-¿Y qué vas a hacer, capo?, ¿me vas a atacar en frente de los nenes?
Juan miró por un momento a los niños, quienes no habían despegado la mirada de ellos desde que habían empezado a discutir. Los dos más jóvenes no entendían bien lo que estaba pasando, pero la mayor estaba consciente de lo delicado de la situación, cosa por la cual estaba asustada. No quería ver a su padre hacerle daño al hechicero.
-Niños, váyanse.- Sentenció Juan, haciendo que la mayor dirigiera sus ojos a su padre por instinto.- Elisa, te prometo que todo va a estar bien. Ve por Carola.
-Elisa.- Fue interrumpido por la voz del oso, voz que sólo usaba cuando sus hermanos eran muy revoltosos o cuando tenía que amenazar a alguien. No le gustó escuchar que esa voz era dirigida a ella.- No te atrevas a llamar a Carola, ¿escuchaste?
-¡No le hables así, cabrón!
Gracias al grito fue que la pequeña reaccionó, tomando la mano de Ollie y cargando al menor en uno de sus brazos para salir corriendo de la oficina. Juan sabía que sólo era cuestión de tiempo para que el vikingo llegara a ayudarlo.
Sin embargo, no pudo seguir discutiendo con el oso cuando sintió que nuevamente un glitch se hacía presente en su cuerpo, y esta vez fue el peor que había sentido.
Se sintió como si lo hubieran apuñalado en el estómago, sacándole el aire y logrando tirarlo al suelo por el intenso dolor.
-¡Juan!- Escuchó las voces del vikingo y del hombre ciego, notando que habían llegado sus amigos también para ayudarlo. ¿Desde cuándo estaban ahí?
-¿Juan, nos escuchas?- Carola intentó mantenerlo consciente, pues había notado que la mirada del hechicero comenzaba a cerrarse.- Ey, no te duermas, no es hora de dormir. Juanito, cuéntanos un poco sobre tu dimensión, ¿si?
Y mientras todos ellos intentaban mantener despierto al hechicero -pues no tenían idea de la gravedad de su herida- el híbrido se mantenía quieto en su lugar, escuchando solamente los latidos de su corazón acelerar a cada segundo que pasaba.
De repente su mente lo había transportado al mismo día donde vio al amor de su vida morir.
"No de nuevo."
Y nadie supo realmente en qué momento el empresario desapareció de la oficina, yendo sin un rumbo fijo, solamente caminaba, perdido en el recuerdo más doloroso que tenía, y teniendo ese pensamiento de que ahora se estaba repitiendo.
Pero esta vez él sí era alguien a quien culpar.
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〔Why'd It Have To Be Him?〕; Spruan
FanfictionLuego de todo el desastre que fue para Juan el enterarse que era hijo del Profeta, sus poderes lo llevaron a otra dimensión. ¿Cuál es el problema de esto? Que en su mundo dejó a otro Juan, uno que está ahí para sembrar el caos. 『 - Se shipean cubito...
〔 Capítulo 10 〕
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