Luego de todo el desastre que fue para Juan el enterarse que era hijo del Profeta, sus poderes lo llevaron a otra dimensión.
¿Cuál es el problema de esto? Que en su mundo dejó a otro Juan, uno que está ahí para sembrar el caos.
『 - Se shipean cubito...
-Si, recibo órdenes, pero no te equivoques- El hombre se puso de pie, no dejándose intimidar por el híbrido.-; yo ya la cagué una vez haciéndote caso, y yo no camino dos veces en la misma mierda.
-Tenés mucho valor moral para todas las cosas que has hecho por mí.
-Me he equivocado muchas veces, pero estoy seguro que no estoy cometiendo ningún error al decirte que esta fantasía tuya de querer tener la familia que no pudiste tener con el otro Juan es solo eso, una fantasía de la que tarde o tendrás que despertar.
-¿Si?, ¿según quién?- Spreen rió, esa risa cínica que a Carola lo sacaba de sus casillas, porque sabía qué significaba. No iba a hacerlo cambiar de opinión por mucho que lo intentara.- Hasta donde Juan sabe yo soy solo un humilde empresario, que inocentemente le presenté a mi familia. Y bueno, si él se encariña con los pibes y decide quedarse-
-No se va a quedar, Spreen.- El vikingo de puso frente a él, logrando por primera vez en mucho tiempo hacer sentir pequeño al híbrido por la intimidante mirada del hombre rubio.- Puedes intentar engañarte todo lo que quieras, pero esto no va a durar, ¿y sabes cómo lo sé? Porque yo no te voy a permitir que lleves esta locura hasta el peor punto, no otra vez.
Y sin esperar una respuesta del oso, Carola dejó la oficina del patrón, dejándolo con el ceño fruncido por la rabia que sentía.
¿Qué sabía él sobre lo que era mejor? No era su padre, no era su familia, no era nadie para decirle cómo vivir su vida. Si él quería formar una familia ¿qué más le daba a él?
No lo entendía, no quería entender las razones por las cuales Carola ahora parecía haberse puesto en su contra, pero poco le importaba. Si quería tomar la misma posición que Mayichi tomó hacía tantos años, él con gusto le daría el mismo trato que a la chica. Comenzando con espiar cada movimiento que realizara.
Les tenía que hacer entender que en su casa las reglas las ponía él.
Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.
Juan movía los pies algo ansioso por la charla que debía tener con el híbrido, podía jurar que sentía cómo las manos le sudaban y tenía un pequeño tic en el ojo. Le daba un poco de miedo la reacción del híbrido, pues aún si no se había mostrado agresivo contra él desde que descubrió su identidad, la realidad era que esta versión de Spreen se veía inestable. No por nada había instaurado una dictadura cuando se sentía triste.
Mientras esperaba en el pasillo que conducía a la oficina del híbrido, los hijos de este mismo se encontraban hablando y jugueteando con él, algo que agradeció pues le estaba ayudando a manejar de mejor manera sus nervios.
-Señor Juan, deje de mover su cabeza, no puedo dibujarlo bien si se sigue moviendo.- El muchacho de cabello azul le reclamó, llamando la atención del hechicero.
-Ah, perdona Ollie, no me di cuenta.
-¿Nervioso?- Preguntó esta vez la chica, quien veía con cariño al pequeño Dynamo practicar su magia para sorprender al de gafas.