Vio su momento de oro para escabullirse y hablar con él cuando Tanizen se distrajo discutiendo con una chica a quien le escuchó gritar "¡Ari me cago a tu padre a ostias!". Se acercó con cuidado a donde ambos chicos estaban, logrando escuchar de cerca su conversación.
—¿Tú no tienes en mente bailar con alguien?— Escuchó a la chica hablar, sintiendo por un momento su corazón detenerse.
—Nah, no lo creo, no tengo ganas. ¿Y tú?
—No realmente, Cris vino hace poco a intentar hablarme pero...
—Como le gusta romper las bolas.
—Te lo juro. Intenté no hablarle pero es que tío, insiste de una forma que me asusta.
Juan escuchó al híbrido soltar un gruñido, seguido de un suspiro que denotaba lo molesto que le ponía aquella situación. ¿Quién era Cris y qué le habrá hecho a Mayichi como para que el híbrido esté tan molesto?
—Bueh, al menos si te ve conmigo no va a tener los huevos de acercarse.
—Ya, eso espero hombre. Que si no me tiro al agua te lo juro.
—Nah, viene a joder y la tiro yo al agua, a ver si hace corto o algo.— La chica rió por la broma del híbrido, poniendo una de sus manos en el brazo del empresario y Juan descubrió que una de las cosas que más le molestaban era ver que alguien era tan cercano al oso.
No era celoso, jamás había tenido celos de ninguna persona en el ámbito amoroso, pues siempre había obtenido lo que quería de las personas sin mucho esfuerzo. No era celoso, y aún así no supo en qué momento sus pies se movieron por su cuenta, tomando con brusquedad el brazo del híbrido y llevándolo a la pista de baile, comenzando una danza un poco descuidada, pero que fue lo suficientemente sorpresiva como para que el híbrido se perdiera por unos segundos y se aferrara al cuello y brazo del colombiano.
Cuando volvió a tener noción de lo que pasaba, Spreen notó que el otro Juan lo había llevado a bailar, aún si no quería. Intentó despegarse de él, pero para su sorpresa el castaño era bastante fuerte, y su mano en su cintura parecía no querer moverse de lugar.
Suspiró cansado, pensando que tal vez cuando la música parase lo soltaría y luego podría reclamarle por hacerlo pasar vergüenza frente a todos los habitantes de las islas.
La música seguía su curso, y con ella el baile de ambos hombres que captaban la mirada de varios ojos curiosos. Entre todos esos ojos curiosos, destacaban los preocupados de tres personas: Mayichi, Tanizen y Noni. Los tres sabían, a diferentes grados, lo que sucedía y por qué podía terminar en un desastre.
Mayichi lo sabía por los sentimientos de su amigo por el hechicero que conocía, y aunque le había contado que esta versión de Juan le agradaba, no tenía el mismo tipo de sentimientos por él.
Tanizen y Noni por su lado sabían que Juan Qubico había desarrollado una fijación con el oso, les gustaría decir que lo que les describió no sonaba a un enamoramiento que recién iba comenzando, pero es que eso era mentira. Y era tan peligroso aquello porque realmente no sabían cómo actuaría ante aquellos sentimientos recién descubiertos.
Y para la poco grata sorpresa de ellos tres, descubrieron hasta donde podría llegar cuando, en un movimiento rápido, giró al híbrido hasta que perdió el equilibrio y tuvo que sostenerse de su cuello para no sentir que caería contra el suelo.
Esto fue aprovechado por el castaño, quien rápidamente movió la máscara del oso hasta poder ver sus labios, y unió en un beso a ambos.
Se podía sentir que incluso la música se había detenido cuando aquello pasó, todos habían guardado silencio por la impresión de ver que alguien tenía la osadía de ya no sólo haber hecho que el empresario bailara, sino de haber tocado su máscara y encima besarlo. Los empleados del híbrido no supieron qué hacer hasta que los gritos del resto de invitados rompieron con el repentino silencio.
Eran una combinación de burlas, gritos de sorpresa, y uno que otro flash de cámaras para nunca olvidar el momento.
Para Spreen aquel beso lo desmoronó, desde hacía mucho tiempo que quería besar al hechicero que le robaba miradas cargadas de amor, al que quería proteger de todo lo malo que existía, a quien prefería haber besado en lugar de esta versión alterna de quien estaba enamorado.
No fue un beso como de película, a menos que sentirse con unas repentinas ganas de llorar contaran como uno.
Y toda esa sobrecarga de emociones lo abrumaron tanto que solamente reaccionó dándole un zarpazo en la cara, logrando que por fin lo soltara y él cayera de espaldas al suelo.
—¡Ay hijo de tu puta madre!
—¡Spreen!— Escuchó la voz de sus amigos, sintiéndose rodeado y aún frustrado. Era demasiada gente a su alrededor y eso lo estaba estresando.
—Denle un momento.— Dijo Carola, logrando que los demás retrocedieran un poco, quedando únicamente él cerca de su jefe.— Spreen, ¿te sientes bien?— El híbrido no habló, pero fue capaz de comunicarse a través de movimientos con la cabeza. A su pregunta, él respondió que no.—¿quieres que te llevemos a casa?— Asintió, y el vikingo le ofreció su mano para que se pusiera de pie con cuidado.
Mientras tanto, varios habitantes del Pueblo Verde ayudaban a Juan a detener la sangre que salía del rasguño que el híbrido le había brindado, sintiendo su cara arder por le herida abierta.
—¿Te duele?
—Nombre, nomas me gusta fingir que me duele hasta el culo un pinche zarpazo de oso.
—¡Merecido lo tienes, gilipollas!— El grito de Génesis les hizo mirar en dirección a donde el híbrido ya se encontraba de pie, aunque manteniendo la cabeza gacha y evitando a toda costa el contacto visual con el colombiano.— ¿¡te crees que puedes hacerle esto a la gente y que mínimo un golpe no te vas a llevar!?
—¡Agradece que te fue bien, animal!, ¡que si el Patrón lo quisiera te hubiera arrancado la cara!— Se unió a los reclamos Mariana, siendo detenido por la castaña.
—Basta, ahora mismo no es momento de reclamos.— Miró de mala manera al castaño, para luego dirigirse al dueño del barco.— Marius, gracias por la invitación, pero creo que es mejor que nos vayamos.
—Hombre, no se disculpen, les agradezco por haber venido.— El pirata se acercó despacio al híbrido, notando que también huía su mirada de él.— No estoy molesto hombre, mírame. De verdad te agradezco que vinieras.— Dicho esto, Marius se acercó a atender a quienes seguían con el falso Juan, dándoles oportunidad tanto al oso como a sus amigos de salir del lugar.
Una vez que estuvieron cerca de los portales para ir a su pueblo, el grupo escuchó al oso romperse. Por debajo de su máscara salían pequeñas lágrimas que estaba intentando contener, era pura rabia acumulada por pensar en lo mal que había actuado y en cómo el otro había aprovechado para hacerlo quedar como un hijo de puta.
Y lo peor, al menos para él, no era su reacción al beso, era que no lo quitó de inmediato porque por unos instantes se sintió como si estuviera besando realmente a la persona de quien estaba enamorado.
Mayichi quitó con cariño la máscara del híbrido, revelando sus ojos cristalizados que luchaban por no dejar correr sus lágrimas, pues se sentía tonto por llorar por algo así.
—Ya Spreen, ya. Estamos contigo.— Acarició despacio la mano del argentino, mientras los demás se dedicaban a abrazarlo y hacerle ver que estaban con él.
Puede que no entendieran del todo el por qué le había sentado tan mal el actuar del castaño, pero eso no significaba que iban a dejarlo por su cuenta lidiando con todo como seguramente él esperaba hacerlo.
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〔Why'd It Have To Be Him?〕; Spruan
FanfictionLuego de todo el desastre que fue para Juan el enterarse que era hijo del Profeta, sus poderes lo llevaron a otra dimensión. ¿Cuál es el problema de esto? Que en su mundo dejó a otro Juan, uno que está ahí para sembrar el caos. 『 - Se shipean cubito...
〔 Capítulo 9 〕
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