Capítulo 1: La Llegada

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Hacía tan solo una semana que habíamos llegado a Barcelona, nuestra ciudad natal, y digo que habíamos llegado por qué no venía yo sola, conmigo venía también Dante, mi primo hermano, pero para mí, era más un hermano que otra cosa, nadie entendía nuestra relación excepto nosotros, puesto que, con tan solo mirarnos ya sabíamos lo que estábamos pensando el uno y el otro. Nuestra vida se había basado en aeropuertos y viajes, excepto está vez, que tenemos que estar un año aquí, nunca habíamos estado tanto tiempo en un sitio, ahora podremos tener amigos, y gente que esté a nuestro lado cuando las cosas se pongan difíciles, me llamo Candela Abades y llegar de Argentina va a cambiar mi vida para siempre.

Mi familia se basaba en cuatro personas, papá, mi tía, mi primo y yo, y nadie más, mi mamá... Bueno, mi mamá murió en un accidente de tráfico cuando yo tenía quince años, y el padre de Dante murió cuando él tenía diecinueve... Fue un golpe muy duro para la familia, tanto que hasta llegaron a prohibirnos la música, mi madre era una de las mejores cantantes que había habido en su época, había vendido millones de discos, había realizado miles de conciertos, se había dedicado a sus fans al cien por cien, dolía saber que ya no iba a volver a tenerla en mi vida, quizás por haber sentido el mismo dolor que sintió Dante cuando su papá murió en aquel accidente de avión es por lo que nos entendemos a las mil maravillas.

La navidad rondaba las calles de la capital, Barcelona en diciembre se ponía muy bonita. Habíamos ido a la universidad a la que nos habíamos inscrito cuando llegamos, aunque solo faltase una semana para acabar, Dante y yo éramos de esos alumnos que daban la cara, fuese cuando fuese, y fuese donde fuese. Después de eso habíamos llegado al pesebre de Sant Jaume, era de día y aunque hacía frío, la gente no paraba de ir y venir de un lado a otro. — ¿Te encuentras bien? — Le preguntaba a mi primo, últimamente estaba muy raro, no sabía que le pasaba y eso me preocupaba, él tenía veintiséis años y, aunque tenía sobrepeso, era uno de esos chicos queridos por todas, o mejor dicho, por las pocas personas que nos habían rodeado a lo largo de nuestra vida.

Nos parábamos, veíamos el nacimiento, los reyes magos, y la proyección digital que combinaba lo tradicional con lo tecnológico. Él me dibujaba una pequeña sonrisa y asentía lentamente. — Sí, estoy bien. — Pero yo sabía que no, de fondo se oía "All I Want For Christmas Its You" y yo podía notar el dolor de mi primo, el peso en el pecho, la tristeza, la ansiedad, durante un tiempo estuvo recibiendo amenazas, insultos por parte de una persona a través de internet, fue un año complicado, durante trescientos sesenta y cinco días no paraban de meterse con él, gordo, feo, bola de sebo, insultos que me dolían incluso hasta mí, el apellido Abades era conocido en todo el mundo por qué mi padre era arquitecto y mi tía abogada.

Los dos eran buenos en sus respectivos ámbitos y los dos se habían sabido ganar su lugar, y los dos, habían conseguido acabar con el acoso constante que mi primo había recibido, yo había preferido dejarlo estar, quería disfrutar del momento, de la navidad, de la magia que me suponía estar aquí, estaba nerviosa, mi nueva vida en Barcelona iba a hacer que todo lo malo que me había pasado con Diego se quedase atrás. Pero de saber todo lo que estaba por venir, habría decidido no estar en este lugar, ni en este momento.

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Candela (Libro 1) Where stories live. Discover now