Con algo de miedo decidió acercarse, mientras más lo hacía más podía ver la belleza de ese chico, aquel cabello que brillaba gracias a los rayos del sol que se cruzaban en su camino. Su piel que a siempre vista se venía tan delicada y suave. Y nuevamente sus ojos, esos hermosos ojos que notaron su presencia. La sonrisa que le dedico en ese momento hizo que un sonrojo en su rostro se instalara, verlo de esa manera era tan hermoso que deseo en ese momento tomar una fotografía, pero no lo hizo. Eso sería muy rara ¿No?

—Hola — su voz, aquella voz en ese solo instante le hizo sentir muchas cosas que nunca en su vida había sentido con nadie, solo su voz.

Con algo de timidez le devolvió el saludo —Hola — vio al chico hacerla algunas señas con la mano para acercarse y él no dudo en hacerlo, con pasos tímidos pero seguros lo hizo.

No supo en qué momento se encontraban riendo, no sabe cómo llegaron a ello, pero le encanto, de eso estaba más que seguro, escuchar su suave risa fue la cosa que más le había encantado, obviamente después de ver el brillo que ese par de ojos podían ofrecerle. Suspiros al aire y más risas, ambas personas congeniaron tan bien que aquello momentos se repitieron un par de veces a las semanas, hasta que finalmente el amor surgió entre ellos, la sensación más hermosa acompañada de suaves susurros de un te amo. Manos enlazadas al momento de caminar por las calles, miradas fugases expresando el amor que se tenían.

Perfecta. La relación que pronto iniciaron era tan perfecta que nada podía separarlos, el amor entre ellos dos podía ser notada por cualquier persona que los viera juntos. Todo era perfecto entre ellos, tan dulce y romántico en todos los sentidos, para ellos no había nada ni nadie que pudiera separarlos, o al menos eso era lo que ambos pensaban.


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Estaba cansado, pero por fin había llegado a tiempo, entro corriendo al enorme edificio color blanco que alzaba imponente ante todos. Las personas que se encontraban en los pasillos se le quedaban viendo con un deje de lastima en sus rostros, todos conocían a ese chico que iba todos los días a ese lugar a visitar a quien era el amor de su vida.

En su cara se notaba la enorme preocupación que en ese momento sentía por quien era la persona que amaba. No se podía dar el lujo de perder a esa persona que tanto amor le ha dado por mucho tiempo, aun no hacen las cosas que tenían planeado, aun no tienen a ese pequeño que juraron tendrían una vez las cosas para ellos fueran estables. Aún no han planeado la boda en la playa que tanto deseaba el más bajo. Aún no cumplen ningunos de los planes a futuro.

Al estar al frente de aquella habitación en blanco le vio, le vio siendo atendido por varios médicos y enfermeras que entraban y salían de esa habitación tan blanca, esa habitación que le robaba los colores brillantes a su persona favorita, aquella que le estaba robando la vitalidad y la energía a su amado. Los nervios los tenían a flor de piel en ese momento, no sabía que hacer o cómo actuar en ese instante.

—Por favor espere afuera — aquellas palabras dichas mientras unos brazos le impedían entrar a aquella habitación — no puede entrar — ¿Por qué no le dejaban verle? ¿Por qué le impedían estar a su lado en ese momento?

—No puede entrar, el paciente se encuentra inestable — aquellas palabras lo lastimaron de sobremanera. No quería perderle, no ahora que lo necesita tanto, no ahora que gracias a él se ha convertido en otra persona, en una persona capaz de aceptar sus sentimientos y expresar el amor que siente.

—Por favor, déjame verlo — la mirada que recibía en ese momento no era la que estaba esperando, le miraban con lastima, como si lo que sea que le esté pasando al chico que estaba dentro de esa habitación la estuviera pasando mal y eso estaba pasando.

De un momento a otro escucho aquel sonido que muchos odian escuchar dentro de un hospital, el constante beeep dentro de aquella habitación lo rompió, por enfrente suyo vio al personal médico ingresar a la habitación de su pareja con el característico desfibrilador, esa maldita máquina que hacía que su más grande pesadilla de un momento a otro se volviera tan real.

—Regula la intensidad al 100 — aquellas palabras se podían escuchar, al ver por el cristal pudo notar como los médicos colocaban algunos cables en el cuerpo de su pareja, así como también movían y apretaban los botones de aquel aparato.

—1, 2, 3 — sus ojos notaron como el cuerpo de su pareja se alzó de la nada — no reacciona, otra vez — nuevamente esa espantosa maquina fue a parar al cuerpo del chico.

—La intensidad al 200 — el cuerpo del menor no reaccionaba, los médicos dentro de la habitación no sabían que hacer, el chico ya no tendría fuerzas para seguir, posiblemente se había rendido.

—Sigue sin reaccionar — aquellas palabras se clavaron dentro del corazón y mente de Alice, no quería aceptar que el chico que era el amor de su vida perdiera las fuerzas se seguir viviendo, de continuar una vida con él.

—La intensidad al 300 — nada — dije que la intensidad a 300 — nadie hacía nada, en el rostro de los médicos se veía la resignación de reanimar al chico.

—Hora de muerte 10:28 PM — Escucho que uno de los doctores dijo — avisen a los familiares que el chico no sobrevivió.

Aquellas palabras rompieron por completo a Alice, aquellas palabras únicamente podían significar que nunca más podría volver a Iruma, que ya no podría tomar su suave mano al caminar por las calles, que ya no podían estar juntos, en ese instante deseo irse con él, algunos segundos después, la oscuridad invadió su mente y cuerpo para después sentir la nada. 


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⏰ Last updated: Jun 16 ⏰

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