Dio un suspiro de resignación, cerrando sus ojos se colocó de pie y empezó a caminar hasta el espejo, cuando ya sintió que estaba frente a este, abrió sus ojos lentamente viéndose reflejada en él, aquellos ojos azules al verse reflejados brillaron con tal intensidad, que parecían el brillo de mucha energía acumulada, a su vez, el espejo empezó a buscar su próxima víctima: aquella criatura que tuviera incrustado en su ojo o corazón, un fragmento del espejo.

De inmediato, se empezaron a reflejar cientos de criaturas, que ibas desde humanos, animales, sirenas y muchos más, hasta que de pronto, se detuvo en una humana, era una chica que acababa de salir de su adolescencia, rubia y de ojos azules por el efecto del cristal que se encontraban en sus ojos, su nombre: era Gerda. Al desvanecerse la imagen de la chica, el espejo volvió a reflejar a la Reina, pero esta tenía en su rostro una sonrisa malvada.

—Vamos por ella—Se dijo a sí misma.

Dio media vuelta, de manera que su perfil quedara mirando el espejo, levantó su mano izquierda, y con el dedo índice comenzó a moverlo en forma circular, creando un remolino que cada vez se hacía más y más grande. Cuando el remolino fue lo suficientemente grande, susurró:

—Tráeme a Gerda.

Y con esa orden, empujó fuera del castillo con su mano el remolino.

En el Pueblo

El atardecer ya casi terminaba, al igual que la jornada laboral de algunos establecimientos, unos ya cerraban sus puertas para ir con sus seres queridos, mientras los otros ya estaban en casa cocinando la cena.

En uno de los vecindarios del pueblo, se podían oír las risas de dos adolescentes, una rubia de ojos azules, y un pelinegro de ojos marrones: Gerda y Kay. Éstos dos han sido vecinos toda la vida, y mejores amigos por mucho más. Los chicos disfrutaban que ya por fin tendrían las vacaciones de invierno más esperadas por todos.

—¡Por fin somos libres de la escuela!—Exclamó con estusiasmo Gerda.

—Sí, hasta la primavera—Le recordó Kay en un tono juguetón.

—No seas aguafiestas Kay, hay que divertirnos y hacer muchas travesuras.

-—Ya vienes con eso Gerd, súperalo, ya estamos grandes—Respondió su amigo en tono cansino.—sea lo que sea, no me involucren, no te ayudaré.

Kay no entendía cual era la manía de Gerda que siempre quería arruinar las festividades, el año pasado echó a perder la comida que había preparado su familia y la de Kay con mucho picante, y el año anterior a ese cortó la electricidad de su casa.

—Aguafiestas Kay, no sé qué le ven de bueno a las fiestas, siempre hay nieve, hielo y mucho frío. ¿Es por estar con los seres queridos? Con ellos estamos siempre, no le veo el sentido. Por eso me gusta más la primavera.

El chico iba a abrir la boca para protestar, pero de repente, unas ráfagas de vientos fuertes se hicieron presentes.

-—¿Pero qué...?

El viento se hizo más fuerte, hasta que se hizo visible un gran remolino.

—¡Corre!

Le gritó Kay a Gerda, agarrandola de la mano y para ser más rápidos.

El remolino cada vez se iba acercando a ellos, hasta que Gerda cayó debido a una piedra en el camino, Kay se inclino para ayudarla, pero era tarde, ya el gran remolino la estaba succionado dentro.

—¡No me sueltes!—Pidió es desesperación Gerda.

—¡No lo haré! ¡Resiste!

Kay apretaba más su mano con la de Gerda, él no la iba a abandonar, no la dejaría sola, pero no contó con que sus pies perdieran su firmeza y lo arrastrasen a él también en el remolino.

El Reflejo de la Reina [E.H ⭐2022]Where stories live. Discover now