Capítulo 1 - Despierto de una pesadilla

1.5K 235 119
                                    

Quackity volteó la mirada hacia la puerta que se abría detrás de él, aunque no pudo correr hacia ella debido a que estaba rodeado por las alas de Fargan y cualquier movimiento sería detenido de inmediato por el híbrido de búho. Vegetta salió de la habitación luego de haber pasado al menos una media hora allí dentro con Sapo Peta y Luzu. Los demás se habían retirado, sólo quedando ellos tres allí, más que nada porque Fargan sabía que Quackity podía cometer una estupidez, y porque tanto él como Vegetta habían sido aliados de Luzu hasta que éste fue derrocado por el menor, por lo mismo, se sentían protectores de este nuevo Luzu que, aunque lo sentían familiar, no tenían recuerdos de una versión suya tan... diferente.

—Vegetta, hasta que al fin sales, ¿qué pasa? ¿Por qué no puedo ver a Luzu? ¿Sí le puedes decir a Fargan que se quite de una puta vez? —preguntó algo acelerado y encabronado Quackity, mirando con odio al híbido de búho que no hacía más que ignorar sus faltas de respeto, manteniéndose imponente.

—Quackity, Quackity, esa misma actitud te ha llevado a estar aquí ahora en una situación algo... complicada. Deberías aprender a leer el ambiente, muchacho —comentó Vegetta antes de cruzarse de brazos mientras caminaba hacia él. Esperó a que la puerta se cerrase con seguridad antes de volver a hablar. —Seguro ya te diste cuenta, pero ese Luzu no es el mismo Luzu que asesinaste a sangre fría hace poco más de un mes. No-no, hasta me atrevería a decir que viene de otro plano del universo y ha venido a parar aquí con el hechizo de Sapo Peta.

—Lo suponía —dijo Fargan mientras recogía sus alas, ahora con la presencia de Vegetta no era necesario hacer de captor del menor, aunque pronto se arrepintió porque trató de escaparse de ellos para ir hasta la puerta. —¡Hey!

—No entiendo ni madres, pero ustedes no van a evitar que esté con él. ¡Sapo Peta! ¡Abre la puta puerta de una vez! ¡Quiero ver a Luzu! —aporreó con ambos puños la enorme puerta de madera, sin embargo, ésta no cedió ni un poco a pesar de sus esfuerzos. —¡Sapo Peta!

—Deja de gritar, estoy aquí, por los dioses... —la voz ronca y algo cansada del druida se dejó oír detrás de Quackity, quien se giró algo asustado por su repentina aparición.

—Vaya, Sapo Peta, ¿terminaste ya? —inquirió Vegetta.

—No, pero necesito descansar, y ese Luzu también.

—¿"Ese Luzu"? ¿Cómo que ese Luzu, Sapo Peta? —preguntó Quackity, acercándose a él enseñando molestia en su rostro.

—Quackity, no sé si Vegetta lo haya dicho ya, pero con todo lo que he podido sacar de él, ya sea conversando o revisando por encima, mh... Todo indica que no es el Luzu que conocemos.

El silencio reinó por algunos segundos antes de que el menor volviera a hablar.

—¿Qué? A ver, a ver cabrones, es esta alguna puta broma o qué, cómo que no es el mismo Luzu que conocemos si está igualito.

—No lo es —respondieron Vegetta y Sapo Peta al mismo tiempo.

—¿Ya ni siquiera recuerdas el color de sus ojos, Quackity? —preguntó Vegetta con un suspiro, llevándose un par de dedos a presionar el puente de la nariz. —Vaya, y se suponía que eran tan cercanos, más que él y yo...

—Pues yo le vi los ojos cafés, los normales, ¿no? —interfirió Fargan. —Ya sabes, los que... los más comunes —se rascó la cabeza algo extrañado, no supo de dónde venía esa afirmación en su mente de que Luzu tenía los ojos castaños "antes de corromperse", pero se calló, más que nada porque no quería decir algo que pudiera liarla.

—No son esos ojos rubíes tan bonitos que tenía, Quackity, eso ya es una señal, y que no recuerde nada-

—A ver, cabrón, como que "ojos rubíes tan bonitos que tenía", ¿acaso estás enamorado de él o qué pedo? —Quackity apretó los puños mirando con enojo a Vegetta, notando cómo los celos y la rabia empezaban a inundar su cuerpo.

House of Memories [ luckity au ]Where stories live. Discover now