〔 Capítulo 7 〕

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Y sin embargo ahí estaban, viendo su obra de arte. La casa de Reborn cubierta con una estructura aérea con placas de presión, esperando a que ambos comenzaran a activarlas y causarle más destrucción de la que él había causado en la propiedad del híbrido.

-¿Todo listo?

-Todavía no, falta un detalle.

El oso miró con curiosidad desde su lugar al castaño buscando algo en su inventario, no estaba seguro de qué podría agregar a ese punto a toda la estructura que habían montado, pero sea lo que sea iba a escuchar la sugerencia.

Debía admitir que su ayuda le había servido, lo construido superaba sus expectativas.

-¡Aquí está!- Juan sacó de entre todas sus cosas un pequeño reproductor de música, cosa que extrañó al híbrido y que el de gafas notó, ya que lo vio ladear ligeramente la cabeza.- ¿Sabes bailar, oso?

Spreen sintió un vuelco en el estómago, recordando de forma inconsciente la vez que el hechicero lo invitó a bailar bachata.

-No.

Juan ignoró el tono arisco que tomó la voz del oso, y procedió a dejar que una melodía sonara del reproductor y lanzó una breve mirada al oso.

-¡Te presento la sinfonía de la destrucción!

Y cuando el castaño comenzó a avanzar al ritmo de la música, Spreen le siguió el juego y disfrutó del momento.
Si la venganza y destrucción eran lo único que lo iba a unir al falso hechicero, lo aceptaría, era una buena dupla para destruir.

Y al ritmo de la música que nunca dejó de sonar, Juan miraba al híbrido disfrutar del momento y finalmente lo veía divertido; una imagen que contrastaba con las anteriores que había visto en diferentes días.
Ahora tenía una imagen más completa del oso.

Recapitulando lo que había aprendido de él: era alguien serio y reservado, se notaba en su manera de vestir, ocultando lo más que podía, además de la máscara que nunca había abandonado su rostro. Se preocupaba por contadas personas, y si alguien le hacía algo se la cobraría al doble. Y aún así, tan intimidante como parecía, el oso era vulnerable a pequeñas cosas que tal vez otros no lo serían.

Se preguntaba si su otra versión había conocido tantas facetas de él como él lo estaba haciendo.

-¡Cuidado Juan!

El grito del híbrido lo hizo reaccionar, no logrando librarse de recibir una flecha en el hombro y terminar cayendo de las plataformas con dinamita.

Cuando llegó al suelo pudo notar quién había sido el responsable, y sintió escalofríos al notar al tan famoso Reborn apuntando aún su arma contra él, bastante enojado y con una mirada que no le agradaba.

"Puta madre, otro loco."

Cuando el de cabellos negros se le tiró encima para atacarlo, Juan cerró los ojos por inercia, pero nunca sintió un impacto.

Y eso lo extrañó lo suficiente como para abrir los ojos, solo así se dio cuenta que el pollero había bajado de la estructura a soltarle un golpe a Reborn que lo hizo retroceder. Spreen estaba frente a él, con espada y escudo en mano listo para defenderlo del español.

A ver, él no era gay, le gustaban las mujeres. Pero debía reconocer que aquella escena le hizo sentir la cara roja.

El oso frente a él, protegiéndolo y ahuyentando al de traje para que se mantuviera lejos, además de que las explosiones seguían escuchándose de fondo. Era algo que realmente no esperó ver nunca, y debía admitir que se sentía bien sentirse protegido por alguien.

〔Why'd It Have To Be Him?〕; SpruanWhere stories live. Discover now