〔Why'd It Have To Be Him?〕; Spruan

〔 Capitulo 5 〕

Tal vez si las cosas hubiesen parado ahí ninguno habría tenido el deseo tan poderoso de querer escapar, sin embargo destruir el pueblo vecino no fue suficiente para calmar la furia del Pueblo Naranja; consideraban que merecían justicia por todo el tiempo de terror que los hicieron vivir estando atrapados en sus propias casas, sin poder salir a asegurarse que sus seres queridos estuviesen bien.

Solamente quedaban un par de sensatos, entre ellos estaban Robleis, Tanizen, Cristinini, Aroyit, Noni, Mariana y Mayichi. Eran realmente los únicos que no querían más guerras, estaban cansados de tener que vivir en circunstancias donde vivían en miedo constante. Así que armaron un plan para escapar.

Noni y Robleis habían convencido a sus respectivas parejas de escapar juntos, pues sabían que ellos tampoco estaban deseosos de ver cómo la guerra continuaba escalando, y pese al miedo que sentían, sus ganas de volver a respirar sin el olor a pólvora en el aire superaban todo miedo que pudieran sentir.

Mayichi antes tontamente pensaba que aún podían arreglar las cosas, que tal vez habría una mejor manera de resolver las cosas. Sin embargo, la Mayichi que creía eso había desaparecido meses atrás, y pese a que le dolía tener que dejar el pueblo que se convirtió en su hogar, a sus amigos, a su mejor amigo, sabía que lo mejor para sí misma era escapar.

Sin embargo las cosas no fueron tan fáciles, y en su intento de huida fueron interceptados por quienes se habían convertido en los guardias de Spreen; pudieron notar, pese a traer aquella máscara de oso, que no se encontraba contento por aquel intento de escape.

—¿Y ustedes qué poronga creen que hacen?— Preguntó, hasta ese momento, calmado; y aunque sabían que era una pregunta general, el único lugar donde sus ojos se encontraban puestos eran en Mayichi.

—¿Pues qué crees tú?, ¡nos vamos de aquí, oso loco!— La primera en saltar a la defensiva fue Cristinini, poniéndose frente a la castaña cuando notó que el oso podía intentar convencerla de quedarse; ella estaba consciente de que, pese a todo, a Mayichi le dolía dejar a quien fue su mejor amigo, más aún si sentía que él la necesitaba como soporte. Las chicas se tomaron de la mano, y con un apretón Mayichi tomó el coraje que no había tenido en mucho tiempo para encarar a su amigo.

—Spreen, estamos cansados de las guerras. No podemos seguir viviendo así; ¡mira a tu alrededor! Ya no queda nada aquí, y el Pueblo Verde está en ruinas por toda esta guerra sin sentido.

—¿Sin sentido dices?, ¿a vos ya se te olvidó que casi apedrean a Tanizen en ese pueblito de mierda?

—¿Y hacer que todos los demás sufran va a resolver algo?