〔Why'd It Have To Be Him?〕; Spruan

〔 Capitulo 5 〕

El Pueblo Verde evitaba que alguien se acercara a ayudarla, haciéndolos sentir impotencia de no poder salvar a su amiga, rezaban a todos los Dioses existentes que la dejaran salir con vida.

Y entre gritos y maldiciones, Mayichi esperaba recibir algún tipo de golpe que la dejara sangrando, pero aquello nunca llegó; en su lugar, abrió los ojos cuando escuchó que la cabeza de Rubius había impactado contra la puerta metálica de la oficina de Spreen, y ella pudo ver a su mejor amigo azotando la cabeza del oso una y otra vez contra esta.

—¿¡Por qué no te metés con alguien de tu tamaño, hijo de puta!?

Y aquella provocación fue suficiente para que el híbrido pardo se soltara del agarre del argentino y comenzara una pelea sangrienta, una que aunque todos quisieron separar, no podían hacerlo sin resultar heridos en el proceso.

La desesperación comenzó a recorrer a todos los presentes cuando notaron que la sangre manchaba gran parte del piso del local, y Mayichi podría jurar que vio el ojo de Spreen salir de su cuenca cuando Rubius le soltó un zarpazo en la cara.

Esto estaba mal, ¡alguien debía detenerlos o iban a matarse!

Se necesitaron al menos diez personas y un poderoso sedante proporcionado por Zorman para poder separar a los osos.
Si bien Rubí se había quedado con la nariz rota y varios rasguños en el rostro, sin duda la peor parte se la había llevado el argentino.

Spreen tenía marcas de mordidas por todo lo largo de sus brazos, su camisa antes amarilla ahora estaba tintada de rojo carmín por toda la sangre que había salido de ambos, y ni hablar de su rostro. Era como ver la imagen de Jesucristo, el rostro demacrado y sangre corriendo por toda su cara. Era una escena horrible.

El Pueblo Verde se fue con su respectivo miembro, mientras que en el Pueblo Naranja, con colaboración de todos, fueron capaces de curar en su mayoría al oso, a excepción de las marcas que quedaron en su rostro y su inevitable pérdida visual.

Esto había sido lo último que necesitaron ambos pueblos para comenzar la separación definitiva, y quién se había tomado mayores cartas en el asunto había sido Reborn.

Liderando un grupo criminal, Reborn comenzó a destruir a diestra y siniestra el Pueblo Naranja, gritando que pararía solamente cuando estuvieran en ruinas.

Muchos comenzaron a esconderse en bunkers, las calles ya no eran seguras y sus hogares corrían peligro; si los veían fuera de sus casas era probable que terminaran muertos y saqueados. Era un infierno vivir así.