〔 Capitulo 5 〕

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O así lo creyó, hasta que notó que el oso sacaba por debajo de la puerta un par de dedos, y la castaña entendió lo que quería.
Tal vez no estaba listo para un contacto físico más allá de aquello, y Mayichi no iba a juzgarlo, solamente entrelazó sus dedos con los del híbrido y lo escuchó llorar a través de la puerta, deseando que su amigo dejara de encerrarse y le permitiera brindarle ayuda.

El día del funeral fue la gasolina que necesitaba el fuego de pleito que ya existía en ambos pueblos, y la castaña no podía evitar preguntarse si habría sucedido lo mismo si ese día, en lugar de simplemente dejarle unas flores al hechicero y discu...

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El día del funeral fue la gasolina que necesitaba el fuego de pleito que ya existía en ambos pueblos, y la castaña no podía evitar preguntarse si habría sucedido lo mismo si ese día, en lugar de simplemente dejarle unas flores al hechicero y disculparse, se hubiese quedado en el funeral; ¿habría pasado lo mismo?, ¿todo estaría como lo estaba ahora?

No lo sabía, y es que por más que su relación esté dañada ahora, Mayichi no habría cambiado el haberse quedado ese día con Spreen, dándole consuelo como el día anterior, con los dedos entrelazados y contándole cualquier cosa que lo hiciera olvidar por un momento la pena en su corazón.

Pero la paz relativa que existía dentro del local se vio interrumpida cuando escuchó un cristal romperse, y ella no pudo reaccionar lo suficientemente rápido cuando ya había una cantidad exagerada de personas dentro del local, notando que el híbrido de oso pardo la miraba con furia.

...— Ese tono no le agradó, soltando su mano de la del argentino y poniéndose de pie para intentar apartarse.— Déjame ver si entiendo bien, mi esposo se muere por proteger a alguien de esta puta isla, todos ayudan a buscar su cuerpo y construir un monumento en su memoria... Todos menos tú, que te la pasas encerrada aquí con el puto oso de los cojones que se quería tirar a MI MARIDO.

Por cada palabra que daba, Rubius avanzaba más hacia ella, y por consecuencia Mayichi retrocedía; siempre supo que pelear con osos era poco inteligente, ¿qué se supone que debía hacer en una situación donde un gigantesco oso pardo amenazaba con arrancarle la cara de una mordida?
Al escucharlo gritar la última frase, ella cerró los ojos por miedo, escuchando únicamente cómo el híbrido había soltado un puñetazo a la pared detrás de ella. Juraba haber escuchado cómo la pared se rompía, pero no quería mirar, estaba asustada.

〔Why'd It Have To Be Him?〕; SpruanWhere stories live. Discover now