〔 Capítulo 4 〕

Start from the beginning
                                        

Pareció como si el otro hubiese escuchado sus pensamientos, pues fue el primero en romper el silencio con una disculpa.

-Lamento haberme portado así, es que me sorprendió el hecho de que estuvieras vivo.

¿Vivo?
Pues claro que estaba vivo, agradecía a los Dioses del Todo que el argentino se le hubiese quitado de encima antes de, no sé, arrancarle la cabeza de un zarpazo.

-No esperaba tampoco que vieras el Pueblo así, de haber sabido que estabas de regreso habría organizado una fiesta o algo para recibirte.

No fue hasta ese comentario que Juan captó lo que estaba pasando.

"Ay no mames."

-No, no. Spreen, creo que te estás equivocando.- El hechiceron lo vio ladear la cabeza, quizás si no sintiera que su vida peligraba le habría dado ternura la reacción.- Yo no soy el Juan que tú conociste.

-Dale, ¿y quién sos entonces?

El tono burlón del oso le hizo fruncir el ceño; tal vez estaba amenazado de muerte, pero no le iba a permitir a nadie pasarse de listo con él.

-Mírame a los ojos cabrón y dime que te estoy mintiendo. Atrévete.

El híbrido lo miro fijamente, y el hechicero podía sentir por encima de su máscara su mirada burlona, mirada que le duró poco al no notar ni una pizca de mentira en los ojos del castaño.

-... ¿Quién sos?

Aquella pregunta salió casi como un susurro, como si el híbrido estuviera temeroso de la respuesta.

-Okay, hagamos esto de nuevo. Mi nombre es Juan Cubito, pero no soy el que tú conociste. Vengo de una dimensión alterna donde nada de esto ha pasado, osea Xena si está muerta pero no estamos sumergidos en una oscuridad eterna. Terminé en esta dimensión por error, ya que en un momento de demasiadas emociones negativas y mucho miedo abrí un portal que me trajo a este mundo.

Juan apreció por unos momentos como el híbrido procesaba toda la información que le estaba dando, y lo comprendió, tampoco había sido fácil para él procesar toda la bomba de información que le arrojaron hacía algunos días atrás.

-Me estás diciendo que vos, de entre todos los multiversos posibles y todas esas boludeces, terminaste a parar acá.- Juan asintió, y sintió que el aire se le iba cuando notó que el oso se quitaba la máscara que cubría su rostro, revelando lo que debajo se escondía.

¿Recuerda que había dicho que no quería ver las consecuencias de la pelea entre el oso que tenía enfrente y su difunta esposa? Bueno, pues lo reafirmaba. El rostro de Spreen, antes tan pulcro y sin heridas, poseía una cicatriz en la boca que dejaba entre ver su dentadura, una cicatriz que empezaba en su ceja izquierda y terminaba hasta el pómulo, una cicatriz más en el puente de su nariz y podía jurar que veía en su mejilla una marca de mordida.
Pero sin dudas, lo que más paralizó al hechicero fue ver que el ojo izquierdo de Spreen se encontraba completamente cubierto por un parche negro, dando indicios de que probablemente ese ojo estuviera tan mal herido que ya no le hacía posible tenerlo.

No supo en qué momento su cuerpo se movió, sólo supo que su mano fue a parar inconscientemente hacia la mejilla del más alto, acariciando con cuidado las marcas de batalla de este.

-¿Qué le pasó a tu ojo?- Preguntó con suavidad, notando de nuevo las diferencias entre este y su oso, pues muy al contrario de presentar indicios de querer alejarse de ese tacto, Spreen acercó más su mejilla a la mano de Juan, buscando ese tacto de consuelo.-, ¿esto es por la pelea que tuviste con Rubí?

-¿Sabes de eso?

-Tanizen y Noni me contaron un poco... Dios Spreen, ¿por qué eres tan bobo? Mira que pelearte con un híbrido de oso pardo siendo tú un oso negro, obviamente te iba a dar en tu madre.

〔Why'd It Have To Be Him?〕; SpruanWhere stories live. Discover now