Capítulo 2

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¿Por qué? ¿Por qué siempre tenía tanta mala suerte? Seguramente habré quedado ridícula. Entonces unos pies aparecen delante mío. Con la suerte que tengo, será un chaval del instituto, y se empezará a reír, luego me sacará una foto y la colgará en todas las redes sociales.
Me tiende una mano. Todavía no he levantado la cabeza del suelo, no quiero ver quien es.
-¿Necesitas ayuda?- nunca había oído esa voz. Es profunda, preciosa. Dan ganas de abrazarse a ella. ¿QUÉ? Pero que estoy diciendo seré tonta. ¿Desde cuando digo esas mierdas cursis? Levanto la cara y me quedo en shock. Lo primero que veo son unos ojos azules, los más bonitos que he visto. Un piercing en el labio, y pelo rubio. Lleva un gorro. Parece el típico buenorro, que se tira dos cada noche y las deja tiradas. O el típico que saca rumores absurdos de la gente y les deja en rídiculo. Pero rápidamente me doy cuenta, de que no puede ser así. Me ha hablado. Aunque también puede que no sea de aquí.
-¿Me escuchaste?- me saca de mis pensamientos. Es verdad, hace un rato me pregunto si necesitaba ayuda.
-Sí,sí. Y no- respondo. E intento levantarme. Pero me vuelvo a caer, me duele mucho el tobillo.
-¿Estás segura?- me mira medio de reojo, y sonriendo. Esa sonrisa, dios, me recuerda a mis sueños. No quiero imaginar la risa que puede tener.
- La verdad es que no- me tiende una mano,¿qué hago? Se la quiero dar, sería tonta si no quisiese. Pero por otra parte tengo cortes recientes de esta mañana. No quiero que los vea. Pero es que necesito ayuda, a la mierda.
Le doy mi mano. Él tiene una mano muy grande y la mía es muy pequeña. Al levantarme, se me sube un poco la manga, y dejo visibles los cortes durante unos segundos.
-¿Qué era eso?-. Mierda. Mierda. Mierda.
-Eh...pues...mi perro me arañó-¿habrá colado? Espero.
-Ah...por cierto,¿cómo te llamas? Yo soy Luke- me pregunta mientras se pasa una mano por detrás de la nuca, y se coloca el gorro.
-Encantada Luke, soy Sky- respondo.
- Vaya, que nombre más bonito.
-Gracias- sonrío, y se me enrojecen los mofletes. Raro en mí.
- Qué iba a preguntarte...¿no necesitarás ayuda para volver a casa?- le miro con una expresión de miedo. ¿Y si violarme? No me apetece quedarme embarazada. Solo morirme. Que me matase estaría bien- Tranquila, no lo hago con malas intenciones.
- Está bien...vivo cerca de aquí. No te preocupes.
-Vale- se acerca a mí. Me agarra el brazo. ¿QUÉ? Me lo pasa por su espalda hasta su otro hombro y me lleva hacia el coche. Menos mal.
Nos sentamos y nos atamos los cinturones. ¿Por qué cuando estoy con él no pienso tanto en morirme? Le acabo de conocer. No puedo sentir nada, ¿o sí? No. Y aun sintiendo algo por él, él nunca va a querer estar conmigo. Se reiría de lo ridícula que soy.
-...aquí- ¿qué? ¿me estaba hablando? Y yo en mis pensamientos.
-¿Qué has dicho? Perdona, es que soy muy despistada- digo con vergüenza. Las mangas, se me vuelven a ver los cortes.
- Que me vayas señalando por donde se va. Llevo poco tiempo aquí. Una semana, más o menos.-lo sabía. Se había mudado. Por eso no sabía quien era, claro.
- Sí claro- le fui señalando- y bueno,¿por qué te mudaste aquí?
-Es mi primer año de universidad, y quería empezar lejos de casa. Así, que encontré esta pequeña ciudad y me vine sin pensarlo.
-¿Y por qué quieres estar lejos de casa? - seré cotilla.
-No sé. Quiero empezar una nueva vida. Me gustaba la de antes, pero no sé, quiero conocer gente, probar cosas diferentes....
-Entiendo. Entonces,¿tienes 19 años?
-Sí,¿y tú cuantos tienes?
-Solo tengo 17-
-¿Y qué hay de tu vida Sky?
-No me gusta hablar de ello.
-Vaya, siento haberme metido.
Aparece mi portal al final de la carretera. Qué alegría. Ahora toca volver a casa. Donde me quieren tanto.
-Bueno aquella es mi casa- digo triste, no quiero ir a mi casa- Gracias por todo Luke. Ha sido un placer.
Nos damos la mano, y no reímos. Ya se me ha pasado el dolor lo suficiente como para andar. Así que me bajo.
- Espero que nos veamos pronto otra vez Sky. ¡Hasta pronto!
Le sonrío. No sabe lo que le espera si le ven conmigo. Le caerá mal a la gente. Le odiaran. Tan solo por dirigirme la palabra. Pero le quiero volver a ver. En 20 minutos, me ha hecho sentir lo que ninguna persona a podido.
Y entro a mi hogar dulce hogar.

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