Luego de todo el desastre que fue para Juan el enterarse que era hijo del Profeta, sus poderes lo llevaron a otra dimensión.
¿Cuál es el problema de esto? Que en su mundo dejó a otro Juan, uno que está ahí para sembrar el caos.
『 - Se shipean cubito...
-Al jefe y a mí no nos gustaba la idea de vivir bajo el puño de hielo de alguien que sabíamos había perdido la cabeza, así que nos fuimos; y por nuestra decisión comenzamos a ser considerados traidores del pueblo y se nos prohibió volver.
-Espérame, ¿me estás diciendo que Spreen, en su depresión, instauró una dictadura?
-Si, justo eso.
-... Sí suena a algo que él haría, por la puta madre.- Juan acarició su sien, rezando para que su Spreen jamás fuera tan estúpido.- Pero no entiendo qué tiene que ver todo esto con los portales destuidos.
-Bueno, con todo lo de las guerras y la tensión que existía entre los pueblos, Spreen convenció a todos los que vivían en su ciudad que lo mejor sería vivir separados por siempre de quienes les estaban arruinando la vida. Así que mandó a destruir los portales, y como nadie estaba dispuesto a disculparse ni mucho menos a formar parte de una dictadura dejaron rotos los portales. De todos los que se quedaron en Pueblo Verde sólo quedamos nosotros, del Pueblo Naranja no supimos nunca más que fue lo que pasó, pero asumimos que no tuvieron mejor suerte que nosotros.
-¡Pero eso está mal!- Juan se levantó rápidamente de su lugar, llamando la atención de todos los que se encontraban ahí.- ¿No sienten ni un poco de culpa por haberlos dejado ahí encerrados?
-Juan, eso no dependía de ellos.- Volvió a escuchar a Drako.- Todo el problema con Spreen escaló a alturas que no puedes imaginar, y aunque no lo creas, el cerrar los portales y la comunicación entre los dos pueblos fue la vía más pacífica para evitar más daños.
-Eso lo entiendo, pero ¿por qué están tan tranquilos sabiendo que hace años las personas que solían ser sus amigos están encerrados con un dictador?; ¿de verdad no les carcome pensar que están sufriendo?
-Juan, no entiendes la dimensión de los problemas que hicieron aquí-
-¡Pues me vale verga entenderlos, Tanizen!; ¿ustedes no los extrañan?
-¡Por supuesto que si, coño! Pero las cosas se complicaron, además habían bastantes hijos de puta que se lo merecían.
-... ¿Mayichi merecía quedarse encerrada con su amigo el dictador?
Juan sabía de la relación cercana que existía entre el híbrido y la chica, suponía que era la misma relación que había entre estas variables suyas; y no se equivocó, pues supo que dio en una fibra sensible del hombre ciego cuando notó su postura tensa.
-Mayichi eligió quedarse.
-Eso es mentira.- Habló Zorman esta vez, frunciendo el ceño por tener que recordar algo que odiaba.- Mayichi no eligió quedarse ahí, es más, estaba planeado que ella viniera aquí con nosotros, pero los perros falleros del oso la retuvieron en el pueblo cuando los portales fueron destruidos. No pudimos salvarla.
-Tampoco a Aroyit, o a Cristinini- Le siguió su esposo, recordando cómo tuvo que ser testigo de una despedida horrible, recordaba perfectamente cómo ese día muchos pelearon con uñas y dientes con la esperanza de poder escapar.- ; y estoy seguro que Carrera y Robleis querían irse también. Si Tanizen y Noni fueron capaces de escapar es porque fueron desterrados, los demás no tuvieron tanta suerte.
El ambiente de repente se sintió demasiado pesado para Juan, no podía creer realmente que hubieran pasado tantas cosas horribles en un mismo lugar, mucho menos podía creer que, aunque pudieran resolverlo, habían elegido no hacerlo por miedo. Sintió enojo por esto, entendía el sentimiento de hacer tonterías cuando pasabas por un duelo, después de todo él también había hecho cosas de las que se arrepentía por no saber controlar sus emociones, pero esto había sido, no cruzar la línea, había sido directamente borrarla.
En un impulso, Juan corrió hacia los portales, y cuando los demás intentaron detenerlo ya era tarde, el portal al Pueblo Naranja estaba habilitado y casi listo para usarse, solo faltaba encenderlo.
-¡Juan, por favor para!- Rogó Tanizen, logrando captar de nuevo la atención del hechicero.- Sé que parece mal, pero créenos, mantener este portal cerrado es para protección.
-¡Si, protección suya!, ¡pero hay gente en ese pueblo que se quedó a sufrir, y si ustedes tienen miedo de hacer algo yo lo voy a hacer!
-¡Juan, para!
No quiso escuchar, no escuchó nada más que el sonido del mechero que llevaba encima encendiendo y habilitando el portal para poder cruzarlo. Sin embargo, no logró poner un pie dentro, pues fue detenido por Drako.
-¡Drako te juro que esta versión tuya me cae de puta madre, pero si no me sueltas te juro por Dios que voy a mostrarte lo pesado que puedo ser!
-¡Para y escucha un momento!- Drako suavizó su agarre sobre el brazo de Juan, sacando de entre sus cosas una máscara para él.- Si vamos a ir, por lo menos promete que no te vas a quitar esto.
-¿¡Pero tú perdiste la cabeza, gilipollas!?
-¡No he perdido la cabeza, pero él tiene razón!, muchos hijos míos quedaron atrapados con alguien que perdió la cabeza, y si ustedes le tienen tanto miedo como para no ir no me importa, pero no voy a dejarlo ir solo.
Todos los presentes se quedaron sin palabras, realmente no sabían qué podían decir en una situación así. El silencio se rompió únicamente cuando Tanizen gritó, frustrado por toda la situación en la que se estaban metiendo.
-Drako, si esto sale mal toda la culpa va a caer sobre ti.
-¡Espera, alto ahí!- Zorman tomó la mano de su esposo, con el miedo impregnado en sus ojos.-, ¿no piensas ir así como así, verdad?
-Zorman, alguien debe asegurarse que Juan esté a salvo.
-¡Pues que vaya Tanizen!, ¡tú tienes una familia que cuidar aquí!
Juan vio cómo Drako besaba con cariño la frente del pelirrojo, para después besar la mejilla de su pequeña niña, no le agradaba la vista de una despedida así.
-Drako, no tienes por qué ir, me sé cuidar solo.
-¿Y dejar que vayas a las garras de un oso loco, con compañía de un ciego y una vaca boba?, ni de chiste; te matarán antes de poner un pie en el centro del pueblo.
-Drako, por favor.- Le suplicó Zorman, aferrándose al brazo del de cabellos oscuros.
-Cariño mío, sé que te da miedo pensar en la idea de volver a usar los portales, así que quédate acá ¿si?, te prometo que volveré antes de que notes que me fui.
Dicho esto, Drako se apresuró a ir al lado de Juan, donde ya se encontraban Noni y Tanizen. Se despidieron una última vez del científico y la pequeña niña antes de cruzar completamente el portal.
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