Capítulo 2

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Cuando terminaron de rodar ese día, después de una larga escena de una de las canciones del Glee club, Lea se disponía a irse a su casa a descansar, cuando Cory se lo impidió arrastrándola por los pasillos.

- ¿Qué pasa? –preguntó ella extrañada.

-Sorpresa –le respondió el chico aun tirando de ella.

Llegaron rápidamente con el resto de sus compañeros y todos se miraban entre si confundidos. Lea se acercó a Dianna.

- ¿Tú sabes qué pasa? –le preguntó mientras la agarraba suavemente de la cintura.

La otra sonrió al sentirla y la miró de reojo.

-Ni idea –le respondió y pasó el brazo sobre los hombros de la morena.

Todos miraban impaciente a Cory mientras este seguía buscando al resto para reunirlos. Cuando por fin estaban todos, se colocó frente a ellos con una enorme sonrisa.

-Hoy nos vamos de fiesta –anunció sonriendo aún más.

- ¿Qué? –dijeron todos a la vez.

-Un amigo mío inaugura una discoteca y me ha invitado, así que os venís conmigo –dijo convencido.

Todos se miraron entre sí.

- ¿Y no podías habernos avisado antes? –preguntó Kevin algo molesto.

-Eh... ¿no? –dijo con tono inocente.

Todos suspiraron.

- ¿Y cómo se supone que vamos a arreglarnos? –preguntó Naya.

-El estudio nos deja la ropa, por eso no hay problema, ya he hablado con ellos –volvió a sonreír- ¡Así que venga! Poneros en marcha, en media hora nos vamos –les informó y después añadió- Y que nadie se piense que se puede librar de ir –advirtió y después abandono la sala.

Se miraron entre ellos de nuevo y se encogieron de hombros para después dirigirse hacia los vestuarios para elegir lo que querían ponerse.

Dianna suspiró pesadamente.

- ¿No te apetece ir no? –le preguntó Lea.

- ¿Sinceramente? –le preguntó mirándola y la otra asintió- No... En estos momentos solo quiero descansar.

Lea le sonrió y apretó su cintura con suavidad.

-Vamos y si nos aburrimos o estamos cansadas, nos escabullimos como podamos ¿Trato hecho? –le tendió la mano.

Dianna sonrió y apretó su mano.

-Trato hecho –le respondió- ¿Ya sabes que te vas a poner? –le preguntó.

-Por supuesto, lo tengo en mi tráiler –sonrió ampliamente- Y también tengo lo que tú te vas a poner.

La rubia la miró confundida pero no pudo decir nada porque enseguida fue arrastrada por la otra en dirección a su tráiler.

Cuando entraron, Lea la sentó en el sofá y abrió el armario sacando un vestido negro para ella y después uno blanco para la otra.

Dianna lo miró detenidamente y después se levantó para probárselo.

Lea por su parte ya se encontraba desnudándose para colocarse su vestido.

Se quitó rápidamente la falda que llevaba y después la camisa quedando solo en ropa interior, que ese día era de color negro de encaje, a juego con el vestido.

Dianna la miró de arriba abajo sin poder evitarlo mientras respiraba hondo intentando que el oxígeno llegase a sus pulmones. Nunca se acostumbraría al desparpajo y naturalidad con las que hacia las cosas la morena.

Fama y otras cuestionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora