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Daemon se había levantado temprano esa mañana. La cabeza empezaba a dolerle y su corazón estaba agitado, por la noche uno de sus espías en la Fortaleza roja le había advertido de los planes de Otto Hightower sobre enviar a su hija a ser el consuelo de su hermano por la muerte de la reina, eso lo había enfurecido. Su olor era espeso; territorial, los maestres le habían dicho de pequeño, cuando se presentó, que su olor era el de un omega, pero que cuando algo lo estresada o preocupaba, podía ser tan invasivo como el de un alfa.

El príncipe, único omega de la familia Targaryen, tuvo que crearse una reputación venenosa y temible para que nadie lo creyera menos por ser quien era, sus padres le había dicho que un dragón macho como él con el poder de procrear había sido el mayor honor que se podía recibir, entonces Daemon nunca escondió qué era en realidad, sin embargo se ganó la reputación de ser un príncipe egoísta y mentiroso, dispuesto a todo por cumplir sus caprichos.

Daemon nunca se arrepintió de esos rumores, no hasta que Otto Hightower envenenó la mente de su hermano al ser coronado, quitándole el puesto de Mano del rey y haciendo que todos esos años Viserys lo enviara lejos para no tener su presencia en Desembarco del Rey. Todo eso lo aceptó, peleó con furia, como un verdadero dragón para hacerle ver a su hermano que podía ser un mentiroso egoísta, pero jamás lo traicionaría.

Por ello es que ahora está marchando hacia la sala del trono, donde sabe que Viserys está, seguramente con la víbora verde enroscada a su lado, escupiendo veneno a su oído. No permitiría que su familia se ensuciara con los Hightower, no dejaría que Viserys pusiera sus cachorros en el vientre de Alicent Hightower, no vería al Verde consumir al Negro mientras él pudiera pelear contra ello.

Se presentó entonces en la sala, con los guardias anunciándolo mientras le abrían las grandes puertas.

"Daemon..." Había dicho Viserys, mientras observaba la figura delgada y alta de su hermano caminar hacia él. Había llegado hace poco a la Fortaleza, había sido un momento sentimental para ambos, dándose un cálido abrazo y Daemon posando su cabeza en su hombro, donde había persistido su aroma unas cuantas horas que trajeron paz a la mente del rey. Le sorprendió no ver los hermosos cabellos lacios de su hermano cayendo por sus hombros, sino que éste se rizaba por sobre su cabeza, dejando expuesto su hermoso cuello delgado y blanco libre de marcas.

Libre de marcas. La Fortaleza roja ha recibido durante años propuestas de nobles de los siete reinos por la mano de Daemon, tanto alfas hembras como machos, deseando clavar sus colmillos en aquel cuello que el Rey ha protegido desde que su pequeño hermano se presentó, ninguna propuesta había sido consultada al príncipe, todas habían sido rechazados con el sello personal de Viserys.

"¿Qué lo trae por aquí, príncipe Daemon?" Había hablado su mano, Viserys parpadeó, se había perdido en sus pensamientos y el rostro de su hermano.

Daemon le dirigió un asentimiento al rey pero ni siquiera miró de soslayo a la Mano.
"Deseo hacer una petición, su majestad." Había dicho, toda la sala se llenó con el eco de su voz. "Deseo que mi cuello porte una marca, dar cachorros Targaryen, casarme a la manera de la antigua Valyria."

Otto Hightower casi ríe de felicidad, al fin escuchando que Daemon, una piedra en el zapato en sus planes, al fin se apartará de su camino. Le había aconsejado al rey Viserys que lo enviara a batallas, rezando a los siete por su muerte, pero esta nunca sucedía, ahora que el príncipe se quería casar, el alfa que lo despose se lo tendría que llevar lejos de Desembarco del Rey, donde no pudiera interponerse entre los Hightower y el trono de hierro.

Viserys apretó el mango de su espada, estaba seguro que escuchó el rugido de Balerion en el Pozo Dragón, transmitiendo el desagrado de su jinete. "Daemon, ¿estás seguro de esto?" Dijo, temiendo escuchar la confirmación de su querido hermano.

Daemon asintió. "Quiero desposarme, hermano." Afirmó.

El rugido de Balerion hizo temblar Pozo Dragón.

"Yo... No creo que sea momento de eso, Daemon." Viserys trató de persuadirlo.

"No tengo responsabilidades que no puedan esperar, quiero mi boda, hermano, en Rocadragón, deseo un corte en mis labios y mano..."

"Daemon, basta." Había gruñido Viserys, levantándose del trono, apretando su espada, iba a matar al alfa que al fin había atrapado a su hermanito, ordenará a Balerion quemarlo cuando lo encuentre.

"Deseo darte más decencia, querido."

Viserys detuvo su carril de pensamientos asesinos.

Otto Hightower casi se traga su propia lengua.

"Hago mi petición para desposarme, para que me lleves a Rocadragón y me hagas tu esposo, Viserys." Daemon jamás había estado tan decidido en su vida.

La sala quedó en un pesado silencio, Otto Hightower observó a su rey, que se había detenido en el último escalón hacia Daemon, ambos dragones Targaryen viendose fijamente.

"Daemon..." Susurró Viserys, levantando su mano para posarla en la mejilla pálida de su pequeño hermano.

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Los Targaryen ya huelen mucho a incienso, qué más da si emparejó a Daemon y Viserys? Jaja

Oh, Balerion está vivo en este fic porque es mucho dragón como para dejarlo morir.

Amo la química de estos dos en la serie.

La sangre del dragón. ─═✧Visemon [INCONCLUSA] Where stories live. Discover now