𝘊𝘳𝘰𝘤𝘰𝘥𝘪𝘭𝘦 un hombre extranjero que comúnmente es invitado como cada año 𝘢𝘭 𝘣𝘢𝘪𝘭𝘦 𝘥𝘦 𝘋𝘳𝘦𝘴𝘴𝘳𝘰𝘴𝘢 quien fundó un rey, rubio (cuyo rostro es un misterio), se anima a asistir por una razón, no obstante, Crocodile oculta un 𝘶𝘯...
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Y como sí el piano y el violín lo supiesen, cobraron una danza que se mezcló entre bellos sonidos que atravesaron en sus oídos. La melancolía de cada nota musical se afinaron a estrujar como una emponja, el herido corazón de Crocodile en tanto miró a Doflamingo besarse con su prometida en aquella habitación.
Dolió a morir. Crocodile no se esperaba encontrarse con la pareja justo cuando él necesitaba ir a la cocina para beber un simple té como le había recetado su doctor. Porque antes de llegar al lugar, entre el pasillo otras habitaciones yacían colocadas y que en una de ellas, precisamente estaba la habitación de Doflamingo compartiendo una cama amplia entre telas finas con la mujer refinada a quien le tiene celos.
Terrible para arrepentirse de no volver a su vida a tiempo, perdió a Doflamingo antes de que lo notara. Los años pasaron y Crocodile alguna vez estuvo casado, también debió preverse con el rubio en que haría lo mismo.
La música clásica resonó en toda la habitación de Doflamingo y Crocodile recordó que "Howl's moving castle" es una de sus canciones favoritas.
Miró a la castaña de ojos verdes, su piel pareció porcelana y su vestido tan elegante en una mujer perfecta y hermosa, le entraban los celos nuevamente por no poseer un par de senos voluminosos sobre su torso. Aunque Crocodile se sentía orgulloso de su cuerpo musculoso mas sentir celos por tener a casi de ser suyo a Doflamingo la herida crecía otra vez.
"Sin arrepentimientos", es una de las desgraciadas cosas que tenía que aprender de la vida. A tan sólo un año de partir, primero tendrá que lidiar con su plan, y en algún momento de la velada, pensó en Rosinante, pero jugar con ambos hermanos sería el colmo sin mencionar que Crocodile sólo tiene ojos para Doflamingo y que Rosinante es su mejor amigo.
Continuó caminando antes de ser visto.
Llegó a la cocina y al entrar lo primero que observaron sus ojos fueron a un niño de piel blanca de pelo azabache comiéndose a tragos el risotto* donde se apojean en las comisuras de sus labios algunos granos de arroz.
El niño al darse cuenta, pronto tomó un pañuelo y se lo llevó a limpiarse su boca para entonces hecharse a la huida, no obstante, Crocodile lo alcanzó a enganchar con su garfio dentro de su pequeño suéter marrón cual fue tejido a mano. El pequeño cayó al suelo dejando salir un gemido de dolor.
—A-Auch, le diré a Cora-san que por tu culpa me duelen mis pompis —El pequeñín frunció su frente e inflo sus mejillas con un exceso de molestia en su rostro.
El azabache puso sus ojos en blanco y con su garfio le ayudo a levantarse del piso.
—No te había visto en la fiesta de ayer —Crocodile le dedico una leve sonrisa a pesar de verse como un hombre temeroso— ¿Cómo te llamas nene?
—Eh....... ¡Mira un cascanueces atrás de ti!—Gritó el pequeño niño.
—Oh, vamos ¿Crees que voy a caer con esa tontería? —Dijo Crocodile, y al mirar atrás notó que era verdad.