〔 Capítulo 1 〕

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Las cosas con Edurne no habían salido del todo bien cuando la rubia escuchó todo lo que le había hecho a la gente que consideraba sus amigos, sobre todo a Tanizen y Noni. Le molestó ver la postura que la rubia había tomado, y pese a que realmente le gustaba y le había llamado la atención, no podía darse el lujo de perdonarla simplemente por ser bonita.
Las cosas robadas de Edurne se encontraban junto a las de los demás, además de haberle dejado una pequeña marca a la chica como recordatorio y advertencia a los demás sobre lo que pasaba si decidían hacerse los héroes contra él.

Suspiró con pesadez, yendo hacia la habitación principal y tirándose en la cama. Tenía que admitir que el santuario era bonito, el otro Juan tenía buen gusto decorando, aunque le mataba el encanto el tema de la magia y la vestimenta de payaso.
Había tenido la buena suerte de que las personas que conocía en su dimensión y que de igual formaba se encontraban aquí aún creían en su fachada de buen samaritano; y sobre todo, tenía suerte que las personas a quienes había amenazado sabían mantener la boca cerrada.

—¡Juan falso!— Ese grito lo hizo saltar de la cama, mierda que enserio lo había asustado.

Con el ceño fruncido fue a ver quién se había atrevido a entrar al palacio/santuario o lo que fuera, y a sacarlos a patadas; quería descansar y no le iba a temblar la mano para disparar.
Cuando se asomó por el balcón se encontró con Auron, Axozer, Zorman y Focus.

–¡Eh, cuervo!– Gritó con genuina alegría. No había tenido la oportunidad de ver a la otra versión de Focus y realmente extrañaba poder hablar con él, en su mundo hacía mucho tiempo había perdido esa oportunidad.

Salió corriendo hacia la planta baja del santuario, encontrándose con el grupo y mirando sonriente al híbrido de cuervo, quien se mantenía bastante serio ante la situación. Típico de él pensó Juan.

–Hola.– Le saludó el híbrido, mirándolo extrañado. Seguramente ya le habían dicho todo lo que había pasado y quiso comprobarlo por su propia cuenta.- No mentían cuando decían que eras otro Juanito, ¿eh?

—Te lo dijimos cuervo, pero cuidado que este tiene tiro fácil.— Bromeó Auron con los presentes ahí, sacándole una genuina risa a Juan. No iba a admitir en voz alta que había extrañado tener momentos así con sus amigos.

—Si, si, tiro alegre y todo pero nunca les dispararía amigos. Solo si hacen algo estúpido.— Medio bromeó con eso, no era del todo una amenaza pero ahí estaba la advertencia.

—Y hablando de hacer algo estúpido, vinimos por ti para eso.— Habló Axozer esta vez, atrayendo la atención del castaño.— Queríamos ver si nos acompañabas a la pollería a liarla un poco.

—¿A una pollería?— Preguntó confundido, no había visto nada parecido a una pollería en los días que había estado ahí.

—¡Que si tío, a la pollería de Spreen!, anda de gracioso reventando la casa de Reborn y queríamos regresarle el favor.

¿Reborn?, si, iba a fingir que conocía ese nombre, y que estaba molesto también.

—¿¡Cómo!?, ¿pero quién se atrevería a hacerle una cosa así al pobre Reborn?

—¡Ya sé tío!, el abuelo necesita venganza.— Animó Auron, ignorando que había notado que ese Juan no tenía ni puta idea sobre quién estaban hablando.

—¿Pues qué esperamos? Si le puedo disparar a alguien cuenten conmigo.

Y así los cuatro emprendieron camino hacia la pollería, sin saber realmente qué esperar ahí.

Juan mentiría si dijera que el camino hacia la pollería no le había parecido cuando menos curioso

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Juan mentiría si dijera que el camino hacia la pollería no le había parecido cuando menos curioso. Se notaba a kilómetros la diferencia que existía en el Pueblo Naranja y el Pueblo Verde.
Todo en ese lugar parecía más comercial que otra cosa. Le gustaba, mientras más negocios hubieran más puntos de atraco encontraba.

Juan iba inspeccionando en su camino todas las casas y negocios, notando rápidamente todos los lugares donde sería fácil meterse y hurgar, además de que no veía que ninguna persona de ahí fuera realmente una amenaza.

Luego de un rato caminando, el grupo paró en la entrada de lo que parecía un camino pavimentado, Juan miró extrañado aquello pues era la única parte del pueblo que tenía un aspecto más moderno, algo extraño si podía decir. Siguieron el camino, saltándose la aduana de la ciudad hasta dar con el dichoso restaurante.
Ahora que lo veía de cerca no parecía tener nada en especial, y parecía que estaba en remodelaciones, sino no entendía por qué tenía una pared completamente rota y el piso se veía maltratado también. Una buena imagen para un restaurante sin dudas.

Los cuatro se acercaron hacia el negocio, su intención era ir directo a la oficina del dueño del local, sin embargo fueron detenidos por el guardia de seguridad de la pollería, Génesis.

—¿Y ustedes a dónde van?— Preguntó, notándose en su tono algo de hostilidad.

—Aparta chupa picha, queremos ver al patrón.— Respondió Auron, con un tono burlesco remarcando el último apodo, cosa que captó la curiosidad de Juan; ¿quién se supone que era ese "patrón"?

—Si vienen con esa actitud ni de puta coña pasan. Además, no son bienvenidos aquí.

—¿¡Qué dices tío!?— Fue el turno de Axozer de gritar.

—Cualquier involucrado con Reborn no es bienvenido aquí, ¡mucho menos después de que reventara la pollería!, ¡el patrón se tiene que currar ahora toda la reconstrucción!

—A la verga, ¿Reborn hizo esto?

Al escuchar la voz del castaño, Génesis abrió los ojos, sabía de la desaparición de Juan al igual que todo el mundo, de hecho estuvo ahí para intentar mostrarle su apoyo el día que todo se fue abajo para él. Y se alegró de verlo bien y a salvo.

—¡Hombre Juan!, ¿dónde te habías metido, hijoputa? Que estábamos todos preocupados por ti.

—Estoy bien... Amigo, súper bien, mírame.— Si, definitivamente disimular no era uno de sus dotes.

Juan tuvo suerte de que, antes de que Génesis pudiera comenzar a sospechar, Carola apareció, comenzando a gritar; podía jurar que sus gritos los escucharían hasta el puto Pueblo Verde.

—¡Hombre Juan!, ¡Juanito, Juan Cubito del Pueblo Verde!; ¿que haces tú acá en la pollería?

—Carola, ¿me puedes hacer el chingado favor de no estar gritando?— Le gritó de vuelta, cubriendo sus oídos. Vaya que el vikingo tenía un grito poderoso.

Antes de que nadie pudiera hacer nada, vieron una figura salir del restaurante.
Alguien alto, esbelto, con orejas de oso y vestimenta elegante. Además de llevar una máscara de oso que cubría por completo su rostro.

Juan miró curioso aquella figura, se veía intimidante, rió un poco al pensar en sí su otra versión le tendría miedo a este tipo.
Vio cómo ambos hombres le hablaban tranquilamente, suponiendo rápidamente que este tipo era el famoso "patrón" o "pollero". Bueno, de pollero realmente no sabía qué cosa esperaba, pero como un "patrón"... Si que tenía pinta, demostraba que tenía poder y control.

Dos de sus cosas favoritas.

Dos de sus cosas favoritas

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〔Why'd It Have To Be Him?〕; SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora