—Tu madre es bastante inteligente, nos iremos de aquí tan pronto en cuanto podamos, por ahora obedezcamos a Alessandro en lo que nos pida.

Me senté en la silla de la peinadora dispuesta a maquillarme y arreglar mi cabello rizado. Lo cual tomaría un buen tiempo, pero por fortuna contaba con mi aliada, la laca.

Unas horas más tarde pude escuchar la música salir del jardín principal, Carina se había encargado de contratar un grupo musical de música clásica y romántica para la cena. El cielo ahora parecía más oscuro por las nubes que se habían acumulado.

Fijé mí vista desde el balcón observando las personas poco a poco llenar las mesas de la recepción. Todo se veía muy bonito.

Mi móvil brillo con un mensaje de Alessandro pidiéndome que bajara porque su padre llegaría en cualquier momento. Así que tomé entre mis manos uno de mis bolsos y abandoné la habitación para ir hasta donde Alessandro se encontraba.

Caminé por el extenso jardín sintiendo las miradas de todas esas personas fijas en la mía, mi corazón latió a mil, pero pude calmarme en cuanto llegué al lado de Alessandro.

—Señor Marchetti —le toque el hombro y él después giro su figura hacia la mía.

Se quedó un buen tiempo detallándome en silencio y después hablo.

—Qué bueno que has llegado, mi padre está a punto de llegar, por favor sígueme, te mostraré la mesa Chiara.

Él dejo la conversación con las personas que estaba hace unos segundos y después me llevó a una de las mesas dispuestas en la parte trasera del jardín.

—Solo serán tú y mi padre en esta mesa, así nadie los molestara.

—Me agrada el señor Vittorio, estoy segura que no me aburriré a su lado.

—Seguro que no lo harás —sonrió.

Un relámpago se escuchó por todo el cielo.

—Le dije a Carina que esto era una muy mala idea.

—Ya sabe, cuando a una mujer se mete una idea en la cabeza, no hay poder humano que logre sacársela.

Él se soltó a reír.

—Creo que mi padre ha llegado —fijó su vista de repente en la entrada principal—. Espérame aquí, regreso con él enseguida.

Me senté en una de las sillas de aquella mesa observe los bonitos adornos del centro, flores de color rosa y algunos adornos de cristal simulando cisnes.

—Es increíble —escuche a Carina a mis espaldas.

Me giré para verla, llevaba un vestido de color plateado largo muy bonito pegado al cuerpo, y su cabello caía en ondas por sus hombros

—Buenas noches señorita Carina —le respondí.

—¿Qué haces aquí? ¿Qué si alguien te ve? ¿Por qué estas como si fueras una invitada?

—Porque es una invitada —respondió Alessandro.

El señor Vittorio venía tomado de la mano de su hijo y sonrió en cuanto me vio.

—Chiara, mi hermosa Chiara —dijo alegre para separarse de él y abrazarme.

—Buenas noches señor Vittorio —le dije recibiendo su abrazo.

—Te ves preciosa, ¿Cierto Alessandro?

—Así es padre, se ve muy bonita —respondió él.

Carina fijó su vista en los dos.

FrágilWhere stories live. Discover now