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Cinco semanas atrás

Para Hyunjin, ir al reino Lee era un mar de emociones que no sabía cómo describir. Desde que era pequeño fue consciente que en algún momento debería reinar sobre aquellas tierras, esas que no llevaban su apellido pero eran su destino desde que era recién nacido.

Era común que los reinos queden en manos de al menos un alfa en la pareja, aunque revelaban su escencia hasta los ocho años, al ser hijo de dos alfas era prácticamente seguro que él fuera uno, por lo que sus padres decidieron desde que nació que se uniría en matrimonio al primogénito del reino Lee, un año después nació Minju Lee y fue una gran sorpresa cuando se presentó como alfa, ambos reinos celebraron con dicha, pues el reino se vería bendecido bajo el mando de dos gobernantes considerados líderes natos. Aunque Hyunjin sabía, que en aquellas tierras solo esperaban un hilo del cuál tomar, un momento para poderlo menospreciar al venir de otro reino, pero no se lo tomaba a pecho, pues solía ser así con los gobernantes de otras tierras. Decidir que gobernaría fue fácil, elegir en qué reino fue lo difícil.

Cuando Minju se mostró como alfa dejó una puerta abierta de gobernar en cualquiera de los dos reinos, lo mismo con Hyunjin, así que fue momento de esperar a que se presentarán los dos hermanos menores de los mismos. Entonces, Hwang Felix se presentó como omega, dos meses más tarde, Lee Minho también. Fue un problema más que una solución para ambos reinos decidir dónde gobernarían su alianza, como solían llamarle al matrimonio, hasta que finalmente el reino Lee fue victorioso. Por fortuna, el hermano más joven del reino Hwang, Seungmin, de apenas siete años estaba por presentarse, y todos tenían esperanza en que fuera el heredero alfa que esperaban de sangre en el reino Hwang, sin importarles cómo se sentiría Felix con dicha elección.

Hyunjin debía ser perfecto, debía demostrar que aunque tuviera sangre de otro reino estaba capacitado para gobernar en esas tierras que lo juzgaban con la mirada, como en ese momento. Habían sido invitados a la ceremonia en festejo por las grandes cosechas del reino, cinco días de festejo donde iban grandes mandos del reino Lee al castillo para alzar sus copas y alabarse, a todos menos a Hyunjin.

El chico de cabello castaño, ligeramente largo, tocaba con emoción el violín en medio del salón. Hyunjin tenía talento con ese instrumento más que otros, incluso que el coro dedicado al rey, por eso aprovechaba aquel don para encantar a aquellos que lo miraban en espera de un error, de una mala nota, cualquier cosa que les hiciera poder recordarle aquella noche por algunas semanas más, pero el príncipe tocaba con enjundia, depositando en cada movimiento el egocentrismo del heredero capaz de lograr todo lo que se propusiera, con cada toque una sola frase que repetía constantemente, "lo estoy haciendo bien", y la sonrisa en su rostro que denotaba no importaba cuánto esperen se equivoque, porque no lo haría.

Finalmente, termina la pieza, con un aire más narcisista comparado al momento en que empezó, con el orgullo hasta la cabeza que le hacía levantar el mentón mientras escuchaba los aplausos, incluso si no eran voluntarios, estaban ahí, no tenían opción, porque una vez más había sido perfecto.

— ¡Magnífico como siempre, Hyunjin! —dijo el rey, haciendo un ademán para que se acerque.

El mencionado hace una reverencia y le da el instrumento a un sirviente, la música por parte de la banda vuelve a sonar y rápidamente la gente retoma sus actividades mientras Hyunjin camina hacia el rey. El hombre miraba con orgullo a su futuro yerno, a su derecha, la reina le miraba encantada, mientras que a la izquierda estaba la princesa Minju, aplaudiendo aún con suavidad y a un lado de ésta, una silla vacía.

NAZ ❀ HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora