Lin Yu no pensó que era sólo un suplente.
Cocinó una comida con sus propias manos, y con una llamada de Bai Yueguang, Fu Shiwen se levantó y se fue.
Fu Shiwen dijo: "An Cheng no está bien, voy a verlo, así que pórtate bien y no hagas un escándalo"...
Por la mañana, Fu Shiwen se despertó y miró a la delgada figura ocupada en la cocina.
El olor a comida salía de la cocina y la vida parecía volver a ser tranquila y hermosa.
—Buenos días.
Fu Shiwen abrazó la esbelta cintura de Lin Yu por detrás.
Lin Yu se sobresaltó por un momento e inconscientemente se protegió el estómago.
—Señor... buenos días.
Fu Shiwen sintió que el adolescente en sus brazos parecía un poco nervioso.
Era realmente como un conejito, tímido y que se asustaba fácilmente.
Fu Shiwen besó el cuello blanco como la nieve de Lin Yu, la tenue fragancia a leche del pequeño conejo era relajante.
—¿Qué hay para desayunar?
—Bollos y leche de soja.
Los bollos habían sido cocinados al vapor por Lin Yu la noche anterior y sólo había que calentarlos por la mañana.
La barbilla de Fu Shiwen se apoyó en el hombro de Lin Yu, su tono era un poco perezoso, sus huesudos dedos se introdujeron dentro de su camiseta de algodón, acariciando delicadamente un centímetro de la suave y delicada piel del estómago de Lin Yu.
Esos gestos tan íntimos le dieron a Lin Yu la ilusión de que eran como una joven pareja en medio de un apasionado romance.
Acurrucados el uno contra el otro, esperando juntos al bebé en sus vientres.
Sin embargo, esa imagen sólo podía pensarse después de todo.
Lin Yu bajó los ojos, mirando el fuego azul que saltaba, y no pudo evitar sentirse un poco triste.
—Parece que ha aumentado algo de peso, come más tarde.
Fu Shiwen besó el lóbulo de la oreja de Lin Yu con satisfacción.
—Oh, por cierto, el banquete de inauguración de la casa nueva de An Cheng de este fin de semana, recuerda ver los regalos
Lin Yu tenía sentimientos encontrados en su interior.
—Sí, señor.
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Por la tarde, Lin Yu se fue a una escuela de enseñanza.
—Pequeño maestro Lin, woo woo woo, te extraño mucho.
Wang Xinxin se acercó y abrazó la pierna de Lin Yu, mientras la tía Xu, a su lado, miraba y negaba con la cabeza.
—Xiao Yu, has estado enfermo estos últimos días, estos niños están muy pendientes de ti.
En los pocos días que Lin Yu estuvo fuera, tío Xu se hizo cargo de su trabajo, la tía Xu era originalmente un maestro de escuela primaria y era muy estricto, los niños eran todos muy temerosos de él.
