20. El temor y la envidia en el placar

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-¿Crees que las grietas no se notan en un jarrón solo porque le das la vuelta?

Jaemin se concentró en la pantalla del móvil, viendo con atención el montón de críticas positivas que tenía un artículo sobre un idol que modelaría en New York. Rodó los ojos... pensar en otra gente exitosa le crispaba los nervios. Aunque el tipo era extremadamente guapo y le hizo recordar a cierta persona en la que no quería pensar, no cuando la necesidad por tenerle cerca le carcomía el cerebro.

-No tengo idea de lo que acabas de decir, pero sí, creo que puedo hacer que todos crean que he estado durmiendo bien y que mi sangre no es más café que plasma.

Chittaphon le probó un montón de colores hasta decidirse por el turquesa.

-Desnúdate- Jaemin obedeció, deshaciéndose de la parte superior de su conjunto deportivo. La piel se le erizó y los pezones se irguieron a causa del frío que provenía de los pasillos. Chittaphon le ayudó con la ropa, alisando las solapas del saco y sonriendo al darse cuenta de que había tomado la decisión correcta. -¡Estás listo!

Caminó con Sunny siguiéndole de cerca, los tacones de la mujer hacían eco en el suelo de mármol llamando la atención sobre ellos. Jaemin mantuvo la cabeza gacha, una gota de sudor resbaló por el lado derecho de su rostro al encontrarse tenso frente a la sala de conferencias donde el montón de reporteros aguardaban para saltarle a la yugular. Se mantuvo observando el micrófono durante los intervalos entre preguntas, sus respuestas cortas y alegres, sosteniendo un humor que podía ser considerado adorable si no fuese porque era tan falso como su apariencia tranquila. Un calor distinto le atravesó en el momento en que Jeno se estiró para susurrarle que se retirarían por la puerta trasera. Los ojos de Jaemin siguieron los de su guardaespaldas, la emoción le cortó la respiración y el ansia por sujetarle la corbata y rogarle que le diese un calmante para osos lo hizo añicos.

Resistir.

Resistir.

Resistir.

Se dio cuenta de que eso era lo que había estado haciendo durante toda su vida.

De pequeño resistía ante el miedo.

Resistió a las raíces de su hogar que le otorgaban un futuro mediocre, uno que no le acomodaba.

Resistió a ser encontrado demasiada delgado, demasiado gordo, demasiado bonito, demasiado feo, demasiado insulso, demasiado brillante.

Resistió a las cámaras y al mundo de cartón en el que vivía.

¿Por qué se estaba quebrando ahora?

Sentía que se había olvidado de como respirar sin tener que darles la orden a sus pulmones. Miró la nuca del hombre al cual se había aferrado en las últimas noches al dormir, porque le hacía sentir que no estaría solo en el momento en que la última cuerda que lo sostenía fuese cortada. Necesitaba un salvavidas, necesitaba volver a encontrar el balance, necesitaba enterrar el rostro en el cuello de su guardaespaldas y rogarle que le llevase a casa para escuchar una de esas canciones viejas mientras comía helado y bailaba descalzo.

No fue capaz de despegar la lengua del paladar cuando dio un paso cerca de Jeno y le sujetó la mano, aferrándose a ella con fuerza. Vio por el rabillo del ojo la manera en que la mandíbula de Jeno se tensó, pero este no dio ningún signo de haber reconocido la acción, simplemente siguió andando, con la manga de su saco cubriendo los dedos de Jaemin apretados en torno a su palma caliente.

Jaemin le soltó en cuanto el trayecto al auto terminó.

Y no volvió a mirarle, ni a hablarle... mucho menos a tocarle.

𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}Where stories live. Discover now