Prólogo.

216 33 1
                                    

Creo que como todos tenemos uno o varios días especiales, esos días que atesoramos con todo nuestro corazón y agradecemos que haya pasado, al igual que lamentamos que haya terminado.
Yo también tengo mis días especiales, como aquel en el que mi madre me enseño a bordar por primera vez, cuando comencé mi entrenamiento con el maestro Kuwajima y también cuando lo conocí a él. 

No tenía más de 19 años, cuando nos mandaron a una misión a la pilar de las flores y a mí, habíamos contado más de 10 muertes de cazadores de bajo rango, a veces me preocupa el mal funcionamiento de nuestra organización, dejando caer a gente que busca salvar vidas, perdiendo integrantes a un ritmo estúpidamente rápido.

No sé cuándo me separé de mi compañera pero de un momento a otro estaba por mi cuenta, comencé a buscar señal de algún otro cazador o incluso de algún demonio.
Después de unos minutos divagando sola entre los árboles logré ver algo a lo lejos que llamó mi atención, un destello amarillo, salí corriendo hacia eso y vi que era un joven rubio peleando con un demonio.

— ¡Abajo!

Le grité mientras corría hacia ellos, él entendió rápido la señal y se agachó, permitiéndome terminar con la vida del demonio con un corte limpio, derrapé un poco por el impulso y recuperé la compostura solo para darme cuenta que él me miraba con asombro, Kyoujuro Rengoku, que si mal no calculo en esa época tendría no más de 16 años, pero claro que yo no sabía nada de eso aún, mucho menos sabía que terminaría profundamente enamorada de él.
Envainé mi katana sin mirarlo, estaba esperando alguna frase o acción ofensiva hacia mi tono de piel pero lo que me dijo me dejó helada.

— ¡Eso fue realmente increíble señorita, muchas gracias!

Lo volteé a ver con los ojos bien abiertos, pero él solo me miraba con una sonrisa de asombro genuino, lo que para ser sincera le dio alegría a mi corazón.

— ¿Es usted un pilar cierto? ¿La puedo acompañar?

Seguía sin creérmelo así que solo le sonreí y le asentí, durante todo nuestro trayecto no podía dejar de sonreír, pues no veía en él ni una pizca de desagrado hacia mi persona. Su actitud me recordaba muchísimo a la del patrón, fue una de las muy pocas personas que me miró como una igual desde el primer momento.

Casi tres años después logramos reencontrarnos en la sede en la reunión de pilares, cuando lo vi llegar mi cerebro finalmente decidió hacer su trabajo y me di cuenta de lo parecido que era al anterior pilar de la llama, me sentí un poco tonta por no haberme dado cuenta antes, era idéntico a su padre a un nivel casi ridículo.

Quizás sintió mi mirada sobre él porque inmediatamente después volteó hacia mí e hicimos contacto visual, por su sonrisa pude saber que me reconoció lo que hizo que mi corazón diera un brinco, lo saludé con la mano.

Por un momento creí que se iba a acercar conmigo pero se veía cohibido por la presencia de los demás pilares, si, a mí también me asustaron la primera vez, pero aunque nunca haya cruzado palabra con ellos sé que son buenas personas.

—Ha pasado medio año mis queridos espadachines. ¿Cómo han estado todos ustedes?

La voz del patrón es extrañamente agradable, como una canción de cuna.

— ¡Bien!

Respondimos a unísono, era algo casi automático.

—Las cosas se han vuelto aún más solitarias que antes. Y la fuerza de Kibutsuji sigue creciendo también.

Sentí un nudo en la garganta de solo escuchar su nombre, por desgracia ya conocía su rostro y de lo que era capaz de hacer, sus ojos, rojos y brillantes fueron los protagonistas de todas mis pesadillas, el patrón seguía hablando por lo que me sentí obligada a tragarme mis sentimientos y ponerle atención.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 01, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La mujer de los DiosesWhere stories live. Discover now