—¡Fíjate como me hablas, papá! —no me percaté que una vecina de mamá y papá había pasado cerca de donde nos encontrábamos.

—¿Todo en orden, David? —la señora Williams, una amable mujer con cabello negro azabache, piel blanca, un par de pecas en sus mejillas y vestida con un elegante vestido de noche, se acercó al pórtico; que es donde estábamos discutiendo papá y yo.

—Finge que estamos hablando de algún problema sin importancia, no quiero que Karen se entere de lo que pasa en nuestra vida. Ahora sigue fingiendo que somos una familia muy feliz —ni siquiera me dejó terminar de analizar lo que me estaba diciendo, ¿por qué?—. ¡Hola, Karen! —la saludó, yo no dije nada, solo tomé mi teléfono, me alejé del pórtico para ir al patio trasero y decidí llamar a Richard, pero seguí escuchando lo que él le dijo a Karen (ya que habló en voz sumamente alta). Richard respondió casi al instante de haberlo llamado—. No pasa nada, solo estamos hablando mi hijo y yo acerca de un problema que tuvimos, pero todo en orden…

—Hola, mi amor —Richard me contestó, yo solo permanecí en silencio, con mucho dolor y sufrimiento—. ¿Todo bien, Louis?

—Lo odio, te juro que lo odio por lo que le está haciendo y ella no tiene la culpa —Richard no supo qué hacer o qué decir mientras yo seguía quejándome por lo que pasaba en mi vida. Richard se comportó como todo un caballero, con muchísima educación, debido a que no me interrumpió en ningún momento, dejó que terminara de quejarme. Me sentí abrumado—. Mi papá le fue infiel a mi mamá —lo llamé así por error, pero después pensé que Richard ni siquiera conocía a mi mamá y al imbécil que la embarazó para vivir una vida «feliz».

—Lo siento mucho, Louis, ojalá estuviera ahí para abrazarte y consolarte un poco.

—Ahora el idiota está hablando con la señora Karen Williams, mi vecina, seguramente le está diciendo que hice algo malo y que estábamos discutiendo por ello, estoy que me muero por eso. No tienes idea.

—No deberías referirte así de tu papá; pero ¿sabes qué? No me importa nada, en este momento voy a América a verte, papá lo entenderá. A propósito, él ya sabe de nosotros dos, ¿ya sabías?

—¿Tu padre sabe qué cosa de quiénes? —¿de verdad no fue un sueño?—. ¿Le contaste lo que pasaba entre nosotros dos?

—Mmm, ¿sí?

—¿Y bien? ¿Qué te dijeron al contarles? —quise saber todo, con lujo de detalle.

—¿Dijeron? —Richard repitió la última palabra que dije, supuse que le había contado a su madre—. Solo se lo conté a mi padre, eventualmente, creo que él se lo contará a mi madre.

—Como sea, ¿qué te dijo tu papá? —le pedí al cielo el deseo de que no le haya dicho lo mismo que Richard me contó en mi sueño. Pero hubiera estado bien—. Pensé que tu papá era bastante homofóbico.

—Me dijo que el que yo fuera a Suiza no era opcional y al parecer no es homofóbico, ya que cambió para bien, me comentó que los gustos evolucionan, también me dijo que si no me gustaba Jessie, para estar con ella toda la vida, pues que estaba bien. Igualmente mencionó que él no tiene el poder o la autoridad para hacerme elegir a quién puedo o no puedo amar ni con quién yo quisiera estar por el resto de mi vida. «Eso ya es cosa del pasado», me explicó. Así que decidí contarle —«¡gracias, aleluya!», grité internamente porque me llenaba de emoción—. Aunque, sí me dijo que pudiste haber ido a verme cuando quisieras, si es que tú quisieras ir a verme, claro.

—¿O sea que pudiste haberle dicho acerca de nosotros y pude haberme ahorrado todas las lágrimas que derramé por ti? —casi le grité a través del teléfono—. Aunque estuvo bien que no le dijeras nada, no habrían salido todas las obras de arte que escribí y sabía que tenía en mi cabeza.

Anochecer Tras El Amanecer (Dylan's Version)Where stories live. Discover now