Final

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En un parpadeo Beelzebumon se encontraba nuevamente en su respectiva ciudad alrededor de los estragos que había causado la batalla con Ogudomon, estaba de pie y Lucemon se encontraba a un lado de él levantándose del suelo.

—Buenos días amigo, ¿qué tal la resaca?—

—No quiero volver a tener que transformarme en Ogudomon, la siguiente que sea necesario te lo dejo a ti— respondió el rubio.

—No gracias, estoy bien sin tantos brazos— respondió esbozando una ligera risa.

Como si se se hubieran conocido desde tiempo atrás, los demonios se llevaron bastante bien. Lucemon le contaba a Beelzebumon cómo habían sido los anteriores a él, eran básicamente el mismo pero con diferentes recuerdos. El ángel había sido el único que había sobrevivido desde su llegada, habían pasado cinco generaciones.

—Nunca te ha gustado mucho estar aquí, ¿te quedarás?—

—El Dark Area es básicamente otro mundo y me guste o no ahora es mi hogar, al menos quiero conocer todo lo que sea posible de aquí.—

—A diferencia de los otros demonios y yo, tienes mejor relación con Grand Dracumon, siempre la has tenido, supongo que si quisieras volver a la tierra media, sería más fácil con la ayuda de él. ¿No quieres ver a tus amigos?—

—Nah... ellos están bien y de igual forma tienen sus propios asuntos, si la rueda del destino gira lo suficiente, tal vez aprovecharía para compartir un par de cervezas con ellos—

—No podemos estar solo tú y yo por aquí... a pesar de que el balance volvió, estamos vulnerables, necesitamos traer de vuelta a Demon, Barbamon, Leviamon, Belphemon y Lilithmon—

—Supongo que tienes razón... además creo que le debo una disculpa a Demon, de haber sabido cómo eran las cosas, tal vez nos habríamos evitado algunas molestias—

—Podría ser, pero así se dieron las cosas, seremos más fuertes ahora y nos vengaremos de los Royal Knights—

—Suena divertido, al menos más que tu plan infantil de regresar con tu papá— respondió burlonamente.

—No molestes con eso... diviértete o busca algo qué hacer mientras yo veo cómo regresar a nuestros socios—

Tras pasear un rato por la ciudad de Beelzebumon en ruinas, Lucemon emprendió vuelo y regresó a sus aposentos, había mucho trabajo por hacer, sus dominios estaban destruidos a causa de su ausencia y había qué levantar todo nuevamente antes de recuperar a sus compañeros demonios.

Beelzebumon por su parte emprendió un viaje de reconocimiento sobre su motocicleta por cada parte posible del Dark Area. Visitaba cada lugar, era un mundo oscuro y tenebroso a diferencia de la tierra media y el mundo análogo donde había pasado tanto tiempo. Algunos pueblos a los que llegaba lo trataban con excesivo respeto, casi como si fuera algún mesías. No tenía idea de la admiración que le tenían los otros digimon inferiores que habitaban en este vasto lugar, sin embargo, a veces prefería acampar que hospedarse en los mejores lugares que le ofrecían.

Habían pasado demasiadas cosas y conocido tantos lugares, aun con lo oscuro que era este mundo, no podía evitar esa agradable sensación de estar en casa, el Dark Area era su nuevo hogar, sin embargo, a veces recordaba con algo de nostalgia los mundos anteriores que habían sido atacados desde su mismo lugar de origen, que tanto aquejaban a Jijimon y a otros lideres en diversas partes. No estaba seguro si en el futuro él tendría que ser parte de eso, pero tenía la certeza de que no atacaría a ningún inocente, a diferencia de sus compañeros demonios que eran una leyenda como él y cada lugar que visitaba estaba lleno de anécdotas sobre las atrocidades que cometían "Supongo que batallaré para llevarme bien con algunos de ellos cuando vuelvan", pensaba para sí.

El viaje de Beelzebumon continuó durante mucho tiempo, a veces visitaba a Lucemon quien le contaba sobre los avances y pistas sobre los otros demonios que podrían evolucionar de los candidatos entre las filas de los Nightmare Soldiers. Ambos habían desarrollado una buena amistad, algo ácida ya que constantemente se burlaban uno del otro, sin embargo, el ángel era el único verdadero amigo con el que contaba en Dark Area.

Habían pasado años desde que el demonio había empezado su viaje, las ciudades respectivas a cada pecado comenzaban a florecer y en el camino él mismo había ayudado a esto por donde pasaba. Habían emergido ya dos Demon Lord: Leviamon y Belphemon, quienes se encontraban en sus aposentos y no resultaron ser tan desagradables como él imaginaba, sin embargo eran menos inteligentes que Lucemon, estos estaban más en contacto con su lado bestial y no comprendían del todo las cuestiones sociales, aun así pasaba bien el rato con ellos. Todos tenían un gran apetito y en cada visita comía y bebía con ellos desmesuradamente.

La búsqueda de los demás demonios tomaría más tiempo y Beelzebumon comenzaba a aburrirse, se preguntaba como estarían Bancho Leomon, Gankoomon, el anciano Jijimon, también SkullGreymon, de quien ya no supo más, los recordaba con mucho aprecio por haber estado ahí desde tiempos memorables, incluso a Yukidarumon en la nieve y fue cuando recordó que su motocicleta conocía la ruta a la mansión de Grand Dracumon.

Pensó que si había alguien quien podría facilitarle el acceso fuera del Dark Area era él, pero sabía que tendría que hacer algo a cambio, tenía la certeza de que el rey de los vampiros no era nada caritativo y siempre tenía algo entre manos, agregando que los demás demonios evitaban referirse a él a causa del peligro que representaba cometer el más mínimo error.

—Tal vez debería arriesgarme... mi negro corazón necesita nuevas aventuras— pensó para sí.

Beelzebumon emprendió camino rumbo a la mansión de Grand Dracumon, ya que quizá podría conocer con su ayuda otros mundos fuera de su alcance.

Beelzebumon emprendió camino rumbo a la mansión de Grand Dracumon, ya que quizá podría conocer con su ayuda otros mundos fuera de su alcance

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