Sacrifice

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—Miren nada más... el hijo pródigo regresó para unirse a la fiesta— Voltobautamon mostró sus víctimas al ángel como si se tratase de muñecos —¡Miren, miren!— Es Lucemon, ¿creen que pueda salvarlos de su triste destino?

—No vine a salvar a nadie, esos intrusos perecerán como tú, no eres bienvenido aquí aunque hayas sido mi más fiel vasallo—

—Me partes el corazón... extrañas al arlequín—

Harto de la conducta mostrada, Lucemon mientras descendía no pudo evitar cuestionarse el por qué había un Royal Knight y un Bancho peleando donde solían ser los dominios de Beelzebumon a quién le tenía una gran estima. El ángel miró con decepción al adversario y lanzó una ráfaga de proyectiles incandescentes que el enemigo absorbió con el cuerpo de Gankoomon y Leomon quienes a duras penas alcanzaron a cubrir con los brazos quedando estos en muy mal estado.

 El ángel miró con decepción al adversario y lanzó una ráfaga de proyectiles incandescentes que el enemigo absorbió con el cuerpo de Gankoomon y Leomon quienes a duras penas alcanzaron a cubrir con los brazos quedando estos en muy mal estado

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—No se relajen mucho, terminaré con ustedes después de darle una buena tunda a "junior"—

—Puedo ver que presumes fuerza que no posees usando a ese par de... moscas como escudo—

—Oh... junior qué listo eres, si tu padre no te odiara estaría orgulloso de ti—

—Debiste esperar a que regresara Piemon— dijo Lucemon con tristeza tratando de hacer caso omiso a las ofensas del enemigo.

—Piemon no te escucha, ahora forma parte de cosas más importantes que tu revuelta contra papi—

—Parece que mi querido arlequín dejó de existir, a diferencia de él la clase no viene con la evolución en casos como el tuyo—

—¿Por qué no bajas para charlar y ponernos al tanto de cómo te fue en tierras divinas?—

Lucemon descendió con tranquilidad y una vez en el suelo se cruzó de brazos —¿Qué hacen aquí estos? Especialmente ese Royal Knight, es absurdo que este aquí, moribundo sin sus camaradas.

—Mhm... déjame pensarlo, ya pasó algo de tiempo pero resulta que son amigos de Beelzebumon, quien acaba de morir hace unos minutos antes de que llegaras, tratan de detenerme para que no rompa las dimensiones, voy a la grande tú sabes...—

Lucemon no pudo evitar sentir una profunda tristeza por la muerte de Beelzebumon, era un ser maligno pero apreciaba a sus camaradas Demon Lord, especialmente a este pues en generaciones pasadas había sido uno de sus más grandes aliados quien a pesar de su naturaleza rebelde y largas ausencias, siempre aparecía en los momentos más críticos.

—Ya entiendo... tu plan no está mal pero no puedo permitir que lo lleves a cabo, no desde mis dominios—

—¿Quieres que lo discutamos con una taza de...té?!— Voltobautamon lanzó inesperadamente una decena de espadas de luz a extrema velocidad.

Lucemon mientras caminaba con los brazos cruzados, miraba fijamente al adversario, el ataque no le preocupaba en lo más mínimo y esquivaba sin dificultades cada proyectil que a lo mucho rasguñaban su indumentaria. El ángel caído avanzó despreocupadamente y al estar pocos metros antes de su enemigo quien lo esperaba sonriendo malélovalemente, se desplazó en un instante dándole una patada giratoria en la mandíbula que lo elevó par de metros en el airé y le aterrizó con otra descendiente. Lucemon no solo era bueno con los ataques mágicos, era un genio como peleador cuerpo a cuerpo y en su técnica destacaba un pateo elegante y contundente.

—No debí irme pero ya no hay marcha atrás, recuperaré este lugar—

—¿Te crees muy fuerte, junior?—

Voltobautamon dijo con dificultad mientras era oprimido con la suela del ángel e inmediatamente usó la cuchilla dorada que llevaba como parte de su cola para cortarle la garganta, Lucemon alcanzó evadirla pero esta le había despojada una de las alas demoniacas que llevaba detrás de sus orejas por lo que gritó furioso soltando así al enemigo.

—¡Te has atrevido a dañar mi hermoso cuerpo!— exclamó rabioso.

La vanidad de Lucemon le había cegado por unos momentos y Voltobautamon preparaba sus afiladas uñas para destrozarle las entrañas en el próximo ataque justo como lo había hecho con el royal knight, pero fue interrumpido sorpresivamente por Gankoomon quien le sujetaba pecho tierra de la parte baja mientras Bancho Leomon por el cuello extrangulándolo con los brazos e inmovilizándole con las piernas.

—¡Acábalo Lucemon, no podemos resistir mucho!—

—¡Este puto está mamadísimo, quiébralo ya, junior!—

—Imbéciles... no podían ser más pacientes para esperar su muerte?— dijo Voltobautamon con dificultad a causa de los brazos de Leomon.

—¿Junior?— preguntó indignado el ángel, pues empezaba a molestarle ser llamado así y más ahora por Gankoomon a quien no le importaba sumarse al insulto con el enemigo. Aún en momentos críticos, no dejaba escapar algún chascarrillo. —Voy a matarlos a los tres. Nadie se burla de mí y se sale con la suya... ustedes no son bienvenidos aquí— dijo mientras se tallaba los ojos con estrés tratando de no perder la cordura, le desagradaban tanto ser ayudado y más por alguien que no fuera de su gremio, especialmente alguien como ellos y estaba preocupado por como lucía sin una de sus pequeñas alas que adornaban su cabellera.

Las decenas de espadas de Voltobautamon comenzaron a manifestarse como anteriormente girando alrededor lentamente, se preparaban para realizar el torbellino que anunciaba el peligro inminente que ya conocían muy bien.

—¡¡¡Lucemon!!!— gritó desquiciado Bancho Leomon

—¡Calla de una vez!, bestia repugnante...— dijo Lucemon con una mueca de desagrado.

El plan había fallado y el poco tiempo ganado había llegado a su fin, las espadas comenzaron a girar rápidamente rebanándolos a los dos, Voltobautamon se sacudió como si fuera cualquier prenda de encima a sus captores quienes yacían inconscientes del daño recibido, mientras Lucemon caía incrédulo de espaldas tras haber recibido la ráfaga sin moverse un solo un centímetro, aún en malas condiciones Voltobautamon contaba con un gran poder de ataque.

—Estos dominios ya no te requieren Lucemon, ahora yo soy el jefe, te daré derecho a vivir si te unes a mí como uno de mis subordinados, si no, vale más que no te levantes—

Lucemon estaba perplejo de haber recibido semejante ataque, pero siendo el orgullo su pecado representativo y fuente de poder, no consideró en lo más mínimo la oferta del enemigo y se paró dignamente, estaba agonizando, sin embargo, no lo aparentaba dada su naturaleza.

—Te hiciste muy fuerte Piemon...— dijo aplaudiendo el ángel.

—Junior... Junior... Junior... ¿Por qué eres así? Ahora veo por qué te corrieron de tu casa— respondió mientras se aproximaba paso a paso.

—¿Estás seguro de que tienes lo necesario para derrotar nuestra supremacía demoniaca? Soy yo el que debo ofrecerte un lugar como subordinado y por tu propio bien, si valoras tu vida debes aceptar— dijo convencido Lucemon.

Voltobautamon echó a carcajearse desquiciadamente y dio un fuerte coletazo a Lucemon, esta vez lo recibió de lleno y aparentemente no le había hecho ningún daño, sabía que no estaba al nivel de su rival y pelear en forma solo habría sido una pérdida de tiempo, esto desconcertó a Voltobautamon por lo que paró de reír.

"No puedo decir que haya sido un verdadero placer haberte conocido Voltobautamon pero me impresionaste", tras decir esto la cabeza del ángel caído se desintegró y su cuerpo cayó de rodillas.

Demon Lord Where stories live. Discover now