Demon Lord

Bancho Punch

Una vez más Beelzebumon se encontraba al límite entre la vida y la muerte, la fuerza para combatir ya no era suficiente y el cuerpo apenas respondía a lo que intentaba hacer, ¿acaso era este el fin definitivamente?

—No puedo creer que lo último que vea es la cara de este enfermo... ¿Cómo pudo conseguir tanto poder?— pensaba al borde de quedar inconsciente —Al menos sé que SkullGreymon está bien... al no verlo haber notado ningún indicio de él, pareciera que había abandonado la mansión antes de que llegara el siguiente Vamdemon, que estaba siendo usado para este nuevo mal.

El bucanero maldito torció un poco el cuello mientras sonreía regocijándose con la agonía de su víctima—Mhm... Espero que los otros seis de tu calaña me entretengan un poco más. No digo que me la pasé mal contigo pero... ¡MMPH!— Voltobautamon se interrumpió a sí mismo para aplicar más fuerza en los sables y partir a Beelzebumon por la mitad.

—¡No puede ser!— gritó con desesperanza en sus pensamiento el demonio, apretaba los dientes haciendo los últimos esfuerzos por endurecer y que sus entrañas no fueran despedazadas.

El dolor que le ocasionaban los sables en su interior ya no importaba, casi podía ver sus propios datos esparciéndose justo como lo había hecho con Magnamon. Miró la luna y su fuerza por fin se estaba terminando, tanto que regresó nuevamente a su forma como Vamdemon, listo para morir.

Pero repentinamente, algo golpeó la cara de Voltobautamon, tan fuerte que mandó a volar su característica máscara. El ataque fue tan contundente que con la poca consciencia remanente, Vamdemon divisó un destello cálido entre amarillo y anaranjado, acompañado del eco de una voz familiar que acababa de gritar "¡Flash Bancho Punch!".

Voltobautamon retiró las espadas del vampiro que cayó moribundo al suelo y sin poder reaccionar, tras haber tenido toda su atención en cometer su primer asesinato, el adversario sorpresa le propiciaba un golpe tras otro sin darle oportunidad de defenderse.

Vamdemon miraba difícilmente desde el suelo el escenario, se trataba de un digimon del tipo bestia humanoide, con apariencia de león, con un espíritu tan abrasador como el sol que a pesar de portar una espada en su cadera, propiciaba puñetazos con extrema fuerza, desde los adentros de una gabardina usada como capa. Se trataba de Bancho Leomon.

—¿Este sujeto... será él... Grappu Leomon?— Aparte de este individuo poderoso, dentro del lugar se encontraba otra presencia familiar —El anciano... ¿qué hace aquí? Jijimon...—

El viejo recién salía del mismo portal con apariencia de ruptura de donde había emergido Bancho Leomon con su ataque sorpresivo, pero a diferencia del felino, este caminó con mucha tranquilidad hasta posarse a un lado del rostro de Vamdemon yacido en el suelo.

—Mhm... casi pierdes la vida jovenzuelo... parece que aún te falta desarrollarte. Llegamos justo a tiempo— dijo mientras se rascaba la barba y reía con simpatía.

—¡Suficiente!— Exclamó Voltobautamon haciendo que sus espadas mágicas aparecieran de nuevo formando un tornado que obligó al guerrero felino tomar un postura defensiva —No sé quién eres pero vas a pagar muy caro lo que acabas de hacer— replicó con gran recelo, había recibido su primera paliza, cosa que no había contemplado como algo posible a causa de su gran poder.

Jijimon se concentró en curar con su bastón al vampiro, le recuperación era lenta pero el plan era hacerlo recobrar su fuerza y así pelear los tres contra esta nueva abominación. El bucanero se dio cuenta inmediatamente de dicho plan y miró con rabia a Bancho Leomon quien le observaba por entre los brazos mientras cubría las espadas que poco daño le hacían, sin embargo, le imposibilitaban para atacar de nuevo ventajosamente.

—Voy a dejar esto pendiente, la cabeza del debilucho puede esperar un poco más— dijo con repudio Voltobautamon y desapareció invocando alrededor de él un torbellino de espadas lumínicas, Bancho Leomon finalmente bajó la guardia y seguido de esto se aproximó a sus amigos.

—Parece que me tomaste la palabra y viajaste, pero... ¿el mundo análogo no te parece demasiado?— preguntó el felino sonriendo con gusto de ver su viejo amigo y más porque acababa de salvarle la vida.

Vamdemon recordó aquél encuentro que tuvo con este amigable sujeto, quien lo había visitado en el pasado, cuando era el señor del actual lugar, viviendo pacíficamente junto a sus demás súbditos.

—Así fue la voluntad de Homeostasis, y que estemos aquí sigue siendo parte de la misma. Hay mucho trabajo por hacer— dijo Jijimon.

Vamdemon sintió alivio, sabía que se encontraba en buenas manos y cayó desvanecido por el agotamiento después de lo dicho antes por el anciano.