El origen de un mal necesario. Camino de un pequeño rebelde en busca de algo más por los rincones del mundo digital.
Este fanfic tiene su modo de rol, puedes encontrar al personaje principal en twitter @vamdelord y divertirte con él. Su escenario e...
Piemon no le había hecho ni un solo rasguño al señor demonio durante la batalla, pero su escape y las últimas palabras fueron motivo de preocupación para el gatillero.
No había momento para pensar, se encontraba en la guarida de su peor enemigo de la que tendría que salir posiblemente con muchas molestias, así que avivó todos sus sentidos y salió precavidamente del salón.
Una vez fuera del lugar Beelzebumon se encontraba en un largo pasillo donde alcanzó a ver otros digimon de menor categoría que él huyendo despavoridamente, cosa a la que no le dio importancia y siguió caminando con tranquilidad.
Había una serie de corredores y escaleras que dirigían a diferentes lugares, daba la impresión de ser un castillo pero en realidad era una torre muy alta y de numerosos pisos.
El demonio sreía cínicamente, le causaba gracia que a pesar de su instinto violento de acabar con todo el ejército de Piemon, aún existía algo de bondad en él al optar por no tomar la vida de los que escapaban o se inclinaban ante él.
—Señor Beelzebumon tome el lugar de Piemon, necesitamos un nuevo líder en los Nightmare Soldiers— suplicó un Nanimon con la cabeza apoyada en el suelo con decenas de soldados detrás de él.
—¡Bah!— Respondió apáticamente a la petición del ser calvo y barba poblada, avanzando por un lado de ellos dejándolos atrás —Es mejor que se vayan, tienen suerte de que no tengo suficiente ánimo para matarlos—
Poco antes de salir, el pistolero encontró algo parecido a un laboratorio, quizá el lugar en el que Piemon buscaba maneras de obtener nuevas fuentes de poder, entre utensilios y demás equipo de trabajo, distinguió un digitama violeta que captó su atención —¿Qué hace esta cosa aquí?— preguntó sujetándolo con ambas manos, lo agitó un poco y puso un oído sobre el cascarón, invadido por la curiosidad y guiado por una corazonada lo tomó en un brazo y se marchó con este.
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La torre era inmensa, sin darse cuenta había pasado casi todo un día recorriendo el lugar para salir a un desierto en el que sólo se divisaba arena, rodeado por constantes ráfagas de viento frío que acompañaba una azulada noche con una enorme luna llena —¡Behemoth!— exclamó, y su motocicleta emergió del suelo a través de un hoyo negro que apareció justo después del llamado —Queda trabajo por hacer— dijo para sí mismo mientras analizaba las pocas pistas que dejó su adversario antes de escapar.
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