Enter The Void

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—¿Y por qué Piemon querría verte?— preguntó extrañado rascándose la cabeza Blizzarmon.
—Somos viejo amigos... debe extrañarme mucho.—
—¡Qué tonto Piemon! Nunca creí que fuera tan sentimental— dijo el mastodonte se burlándose.
—Sí... es muy tonto. Qué me dices tú, ¿extrañas a alguien?
—¡El gran Blizzarmon no extraña a nadie! ¡Eso para débiles!—
—Vaya... debes tener razón, se nota que eres muy fuerte, y también... inteligente— respondió Vamdemon nostálgico al recordar a su tamer.
—Me agradas murciélago, sino fuera tan fuerte tal vez yo también te extrañaría.—

Ambos caminaron durante casi todo el día entre la nieve hasta que llegaron a una caverna en la que se refugiaba el gigante. El lugar era muy rústico, ni siquiera tenía puerta, en vez de esto era una piel colgada que servía como tal, a diferencia de la casa de Yukidarumon, sin embargo, se notaba que había usado la poca creatividad que tenía para hacerla acogedora y sorprendentemente lograba su acometido, entre muebles improvisados con piedras, pedazos de madera y demás fornitura improvisada.

Después de pasar la noche allí, Blizzarmon hizo una hoguera en la que cocino un estofado con ingredientes que tenía almacenados.

—El estómago lleno es necesario para empezar el día, seguro que mi estofado te gustará, nada se le puede comparar a su gran sabor.—
—Es bastante bueno, no creí que fueras así de hospitalario.— Dijo Vamdemon mientras comía deprisa su plato. Resultaba difícil de creer que el bruto tuviera dotes para la cocina. El preparado de carne y verduras era vigorizante.
—¡Soy un guerrero! Los guerreros somos educados, buenos anfitriones y tan buenos en la batalla como en la cocina— respondió orgulloso — Por cierto... en cualquier momento llegara mi emisario, mientras dormías lo envié a dar el aviso a Piemon de que ya estabas aquí— Y decir más, ambos terminaron de comer.

Al pasar algunas horas, un YukiAgumon entró sin llamar antes a la cueva del enorme digimon.
—¡Yuki Agumon! ¡¿Qué te he dicho sobre tocar la puerta antes de entrar?!— vociferó Blizzarmon muy molesto. El reptil de piel blanquecina miró con extrañeza la piel que había levantado para entrar, miró a Vamdemon como si quisiera que le leyera la mente, y después, irritado, volvió la vista a su jefe.
—Lo siento... la puerta, no... es...—
-¡¿Qué tiene mi puerta?! ¡Toca antes de entrar! ¡¿Qué tal si hubiese estado en un momento de intimidad?!—

Vamdemon y Yuki Agumon se miraron entre sí algo incómodos por lo que acababa de decir Blizzarmon y como si se entendieran sin decir nada, decidieron ignorar el comentario.

—Piemon abrirá un portal que aparecerá aquí dentro de su hogar, le di las coordenadas, por lo que debe aparecer aproximadamente ahí, dentro de las próximas horas— El reptil señaló una pared. En ese instante, después de señalar el lugar un agujero lo suficientemente grande se abrió de una ruptura que surgió.

—Fue un placer conocerte, Vamdemon, dile a Piemon que fue un gusto hacer negocios con él— Blizarrmon dio unas rudas palmadas en la espalda del digimon vampiro para despedirse de manera afectiva.

Después de recibir el gesto, Vamdemon miró retadoramente por encima del hombro a su nuevo amigo, mostró un colmillo y abandonó las pieles con las que se cubría la mayor parte del cuerpo. Con los ojos cerrados, respiro profundamente mientras se recogía el cabello, y después extendió los brazos con fuerza, como si se liberara de algo e inmediatamente tomó su nueva forma, como Demon Lord. Digievolucionar ya no era problema, tras recuperar su energía y después de todo lo que había pasado, sólo esperaba el momento indicado.

 Digievolucionar ya no era problema, tras recuperar su energía y después de todo lo que había pasado, sólo esperaba el momento indicado

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—Gracias por el estofado...— dijo Beelzebumon sonriendo mientras agitaba la cola. Desenfundó el par de escopetas recortadas y se adentró en el portal de inmediato, mientras Blizzarmon agitaba una de sus garras para despedirse.

—¡¡¡Dime que todavía te queda de ese estofado, muero de hambre!!!— exclamó desesperado Yuki Agumon, después de ver como Beelzebumon se perdía de vista.

Demon Lord Where stories live. Discover now