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TW: cigarrillos, enfermedades, diferencia de edades, hospitales y eventual muerte.

Primero tu salud mental bb. No te fuerces a leer algo que te pueda hacer daño. Y más importante; si no te gusta puedes cerrar el fic y listo.


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Salpicando en mis heridas y en frente de la orilla,

tu recuerdo encantado sin ser mi pesadilla.

La Pegatina
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—Ya, mi amor... ¿Helados?

—No —me golpeó en el pecho con su manita frágil—. Estás loco, Sei. Hace frío. Lo que necesito es un cigarro...

Ladeé la cabeza y lo besé en los labios helados.

—Nada de cigarros. Tienes frío... entonces —intenté resolver la cuestión—, uhm... ¿café?

—Con leche —refutó, totalmente mimado.

—Con leche —repetí, asintiendo una sola vez. Lo amaba tanto.




—Sei...

—Estoy aquí —respondí rápidamente y sacudí la cabeza para desesperezarme. Debía impedirme descansar; no era una opción perderme los pocos instantes que nos quedaban—. Te prometí que me quedaría.

—Sei- Seishu...

Forcé una sonrisa. Debía evitar a toda costa que notara mi debilidad. Verlo así, consumido por el cáncer, por un descuido nuestro... aunque él no quería que dijera que fue mi descuido también. Sabía que lo era.

Shinichiro me extendió su mano con una sonrisa invencible en su rostro a pesar de la enfermedad. Pero la alianza que un día creímos que nos uniría cayó de su dedo índice con facilidad. Era de esperarse, ya había notado que le quedaba suelto.

El anillo golpeó contra el piso produciendo un sonido sordo y seco.

Él abrió los ojos desmesuradamente pero, maldita sea, aún conservaba la sonrisa engañosa en el rostro.

—Lo pondré en una cadenita —se le ocurrió al instante.




—¡Hola, ya llegué!

Levanté la vista y el chico me miraba, risueño. Mi hermana mayor me encargaba con el vecino cada tarde cuando se iba a trabajar; y yo con mis 7 años encima, llegaba a la casa de su abuelito con la pesada mochila escolar sobre la espalda y eternas ganas de dormir, mientras el nieto mayor de los Sano me servía algo de comer, me ayudaba con las tareas y me enseñaba a sacar cuentas sin usar los dedos. Todas las tardes de 3 a 8, de lunes a viernes.

Emma, la menor de la familia, aparecía de pronto y entonces jugábamos a vestir a su colección de muñecas, hasta que Akane avisara por teléfono que ya salía de su trabajo rumbo al dojo Sano. Entonces yo seguía a Shinichiro hasta mi casa, y él, al poseer una copia de la llave, ingresaba con una naturalidad que me fascinaba, para sacudir el plumero sobre el par de muebles que decoraban la sala y así ayudar con la limpieza. Y yo lo seguía a donde fuera porque me tenía encandilado.

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⏰ Last updated: Aug 12, 2022 ⏰

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Maldición. Los hombres no lloran. [Shinichiro x Inupi]Where stories live. Discover now