—Te llevaré con ellos —le dijo a Mia, la guio hasta la puerta de la cocina, y tras una breve caminata terminó frente a una puerta de madera que tenía en el centro un escudo con un ciervodorado en el centro —Aquí deben estar, es la sala del trono.

—Gracias nuevamente.

—No es nada, solo espero que realmente pueda cumplir con lo que dice la profecía, a nuestro reino le hace falta un cambio desde hace mucho tiempo.

—Espero estar a la altura de una tarea tan importante.

—Sé que sí lo logrará, recuerde es la hija de la mejor reina que ha tenido este reino estoy segura que heredó su personalidad y no solo su físico —Se dieron una última sonrisa antes de despedirse y tras dar un fuerte suspiro abrió la puerta y se adentró en la sala, no tocó pues ella ahora era una princesa, tenía que comportarse como tal y mostrar seguridad, ocultar las inseguridades que tenía sobre sui misma y centrarse en todo lo bueno que sabía que poseía, si ella no aprendía a confiar en sí misma, todos a su alrededor notarían sus inseguridades y nadie lo haría, al entrar notó como todos la miraban, algunos con rostros sorprendidos, ella como que ya se acostumbraba a eso, los miembros de la realeza elfa y sus amigos allí estaban reunidos.

Aidan lucía tan guapo como siempre, llevaba un traje que lo hacía lucir como un príncipe, Neahm tenía un vestido largo como los de las películas antiguas del mundo de los humanos, la reina Aaliyah lucía imponente con su cabello blanco y corona hecha de las astas de un ciervo y un vestido largo de mangas bordadas de color verde oscuro, su esposo el rey no se quedaba atrás llevaba una túnica del mismo color y su corona era como la de la reina, tenía el cabello blanco trenzado, por alguna razón todos los elfos dejaban crecer su melena y la trenzaban, parecía como si ambos reyes estuvieran sincronizados con sus movimientos pero también con el estilo, sin duda eran una hermosa pareja.

—Sus majestades —dijo Mia un poco temerosa y luego hizo una reverencia como su padre le enseñó —agradezco me hayan recibido en vuestro palacio.

—Es un placer tenerla finalmente aquí con nosotros, mi esposa era una gran amiga de su madre, espero en algún momento pueda contarle alguna de las historias que vivieron ambas.

—Para mí será un placer —el rey sonrió ante la chica tímida que podía apreciar en Mia.

—Mia —expresó Neahm —¿Estás bien?

—Sí, creo que finalmente soy yo realmente, sin ataduras —La princesa se dirigió hacia los reyes que se encontraban sentados en sus tronos, —Altezas, necesito llegar al Gremio del Espiral, Tain el acompañante de mi madre me espera allí, les pido vuestra ayuda para poder llegar, tengo entendido que por vuestra costa es una de las vías más rápidas para llegar.

—Tienes a tu disposición nuestros barcos, pero antes de marchar permítanos hacer esta noche un banquete en vuestro honor, no sería bien visto que no atendamos a nuestra princesa como se debe —contestó el rey

—Gracias —dijo la chica sonriente.

—Tus amigos me ponían al día sobre tu situación —añadió la reina.

La chica no sabía que decir, no tenía idea de a qué se refería, miró hacia sus amigos, pero aun así la duda estaba presente en su mirada, Neahm le dio un asentimiento y se sintió un poco más segura, ella era su mejor amiga y una mirada le bastaba para saber que todo iría bien, pero aun así algo en ella no quedaba tranquila.

—Mañana partirás al Gremio del Espiral, Tain me dio instrucciones claras, lo primero que tienes que hacer es conocer a Fairud —dijo la reina, nosotros ya te esperábamos.

—¿La madre de Neahm, cierto?

—Exactamente —contestó el rey —disfruta de nuestro reino por lo que queda de día, mañana nuestra hija Yali te acompañará ella será nuestra representante cuando reclames el trono, tienes que conseguir el del resto de las cortes, no será nada fácil sobre con Leif la líder de los vampiros, ellos son los mayores aliados de Dustin, por tu pare cuentas contodo nuestro apoyo, tu madre nunca nos ocultó tu existencia porque desde hace mucho tiempo le expresamos nuestras diferencias con las leyes del reino, para nuestra sorpresa ella pensaba igual pero no se creía con el poder de cambiar tradiciones arcaicas que fueron escritas hace miles de años en otras condiciones.

—Pero si usted llega a ser nuestra reina podrá hacer lo que desee luego de la guerra —agrego la reina.

—Entiendo todo lo que me explican, será un placer escuchar todas vuestras ideas, pero considero que ya llegara el momento de pensar en nuevas leyes justo ahora solo hay un objetivo y es enfrentar a mi hermano para exigir mi derecho al trono —Mia estaba un poco aturdida, era capaz de comprender el punto de los reyes pero ese miedo a no ser suficiente latía cada vez más fuerte, respiró profundo y alejó esos pensamientos.

Había comenzado con buen pie, ni siquiera se había esforzado por poseer el apoyo de los elfos y ya los tenía de su lado, su primera tarea estaba hecha pero estaba segura que no correría la misma suerte con el resto de los reinos, el propio rey se lo mencionó.

—Yo no sé qué como agradecerles por toda vuestra hospitalidad, nunca olvidaré esto.

—Solo cumple te deber y libéranos —dijo el rey.

—Lo haré, prometo que daré mi vida si es necesario por este reino, mi madre lo amó por alguna razón y estoy muy dispuesta a hacer lo mismo, vine aquí a defender su memoria y su legado y justo eso haré.

—Disfruta tu día, bienvenida a Ganondoforprincesa Mia—dejo el rey.

—Nos vemos esta noche en el banquete, puedes descansar con tus compañeros lo que queda de día.

Tanto Aidan como Neahm que se encontraban en silencio pero muy orgulloso por el cambio en el comportamiento de la heredera, salieron detrás de ella luego de hacer una reverencia.

La chica sonrió, sin duda disfrutaría su día de calma, algo le decía que le quedaban pocos, era evidente cuando se acercaba una guerra. Cada vez estaba más cerca un futuro incierto, el cual podría tener un muy buen final o el peor de todos, si algo sabía la heredera es que no todo su camino sería tan simple, estaba segura de que se encontraría con aldeas que defenderán hasta la muerte a su hermano. Su camino no sería de rosas, pero ella nunca había sido una fanática de las flores.

Bellator IIOù les histoires vivent. Découvrez maintenant